“Una velada perfecta de cálido Blues Rock escandinavo con un sonido impecable”
Texto y fotos por Skerikia Koli
El pasado sábado 27 de Febrero Blues Pills y Pristine cautivaron al público murciano en la sala garajebeatclub durante una velada perfecta, donde si algo destacó más que la calidad de las actuaciones, fue sin duda la del sonido.
Han pasado casi dos años desde que Blues Pills pisaran ese mismo escenario por primera vez. Podríamos decir que aquello sí que fue un concierto especialmente “íntimo”, pues aquella noche de abril a penas asistimos quince personas; y “exclusivo” si atendemos al hecho de que, un día después, el conjunto emitió un comunicado en el que anunciaban que su cantante no podría asumir la presente gira debido a una enfermedad de garganta, por lo que se veían forzados a cancelarla con casi treinta fechas por delante en toda Europa, quedando Murcia como la última fecha.
No sé en qué medida medraron estos hechos en la conciencia de los fans, o si simplemente managers y promotoras han manejado con más pericia la promoción de esta gira, pero el sábado el garaje estaba a reventar, y no solo de gente procedente del valle del Segura.
Aunque si bien el llenazo se debía a la visita de Elin Larson y sus compis, el público también recibió de buena gana a Pristine, una banda de Blues Rock de estilo similar, pero distinto concepto. Esta gente viene de Tromso, Noruega, un lugar por encima del círculo polar ártico. Tienen seis meses de luz, y seis de oscuridad. Si algo hace que los inviernos allí sean soportables para los humanos son las corrientes de aire cálido que vienen directamente del golfo de México, y oída la música de esta gente, no sé en qué medida esas corrientes también transportan el mismo polvo desértico que inspiró a los estadounidenses que perfeccionaron el estilo, porque desde luego estos noruegos le aportan a su música el mismo espíritu. No en vano participaron en 2011 en el International Blues Challenge en Memphis, Tennessee (pronúnciese con acento sureño por favor).
El carisma de la voz de Heidi Solheim y los acordes del guitarrista Elverum Jakobsen (el hipster soso del sombrero xD) no hace más que mejorar esa sensación con música en unas ocasiones rabiosa y en otras melancólica, pero siempre perfectamente nítida. Un aplauso al encargado de la mesa de mezclas, pues la ecualización fue impecable a lo largo de toda la noche.
El grupo subió al escenario en torno a las nueve de la noche para caldear el ambiente gracias a un setlist de media hora basado principalmente en su último álbum “Reboot”, más los temas “Carry Your Own Weight” para abrir, “She won” y “Tell me” (una de las que más funcionó entre el público, presumiblemente por el videoclip) procedentes de su trabajo de 2013 “No Regret”. Se supo jugar con el clímax alternando momentos álgidos como los de “California”, con otros más calmados como pueden ser los acordes de “Don’t save my soul”. Con “Bootie call” la banda nos demostró que también puede volverse loca, y con “Derek”, la vocalista se pasó toda la canción acompañando a la percusión golpeando un cencerro, literalmente. Hizo lo propio con una pandereta durante su última canción, “All I Want Is You”, con la que concluyeron su repertorio en lo que para muchos supuso un descubrimiento difícil de olvidar.
Tras el pertinente descanso y su consiguiente mini de cerveza, salieron a escena los esperados cabezas de cartel. A medida que el público les daba la bienvenida, Blues Pills empuñaron sus instrumentos y comenzaron a descargar su talento en una intro que resumió perfectamente su estilo, yendo desde la calma hasta la tormenta, una pauta identificable también en el tema que sucedió al inicio, pues el frenesí pareció cortarse de súbito con el primer acorde y la cálida melodía de “Black smoke”, que aceleró en la misma proporción que su predecesora.
El que no aceleró nada fue el joven guitarrista francés Dorian Sorriaux, cuya robótica inexpresividad solo pudo ser compensada con su destreza en las cuerdas. Dada su tierna edad (ingresó en la banda a los 16 años!) quizás tengamos que darle algún tiempo para que ensaye una sonrisa. Eso sí, nada que ver con la bellísima Elin, que en ningún momento paró de moverse de un lado para otro, animando a público y banda con su alegría y su pandereta. Si bien sabe transmitirnos las emociones que le susurra al micrófono durante los temas más lentos y sentidos, también es capaz de poner la sala patas arriba con los rabiosos alaridos que decoran las canciones más animadas. Insisto, nítidos susurros y nítidos alaridos, en el caso de la vocalista de Blues Pills con certeros ecos que enriquecían la experiencia. De nuevo mis felicitaciones al técnico de sonido.
Con berridos siguieron deleitándonos, esta vez con “Bliss”, un guiño a su primer EP, del que no mucho después regrabarían todas sus canciones para incluirlas en su primer disco de estudio (en el caso de “Bliss” incluso la rebautizarían como “Jupiter”). Sin moverse de ese primer EP, continuaron con “Astralplane” a modo de contrapunto melancólico, y regresar seguidamente a su último lanzamiento para cerrar ese arco de tristeza con “No hope left for me”. Por suerte volvió a salir el sol gracias al animado cover de “Gypsy” de Chubby Checker, para mi gusto, todo lo que debe ser una versión: un homenaje que respeta el estilo original, pero aportándole frescura y un toque propio. Más tarde tomaron prestada “Dig in” del EP de “Devil Man”, una de las pocas canciones que no incluyeron en su debut con Nuclear Blast; seguida de otra versión hábilmente escogida y originalmente ejecutada: “Elements and things” de Tony Joe White, también readaptada a su característico blues rock.
La verdad, este verano pasado vi a Blues Pills tres veces en tres países diferentes y se ciñeron a la comodidad de tocar la misma lista de canciones en los tres sitios, la cual excluía muchos “caramelos” de los que agradecí poder disfrutar la otra noche. Precisamente al igual que empezaba el setlist europeo del verano de 2015 y el disco que los ha hecho famosos, continuó el concierto, que alcanzó otro de sus clímax con “High class woman” y “Ain’t no change”.
Lamentablemente, a unos minutos del final del show, la traca final dio comienzo de la mano de “Little sun”, sucedida por “Yet to find”, una canción que estará incluida en el próximo disco para la que desalojaron el escenario dejando a Dorian y Elin solos con una guitarra y un micrófono, en un intento de evaluar la respuesta del público ante este tema acústico; aunque al terminar a quien dejaron sola fue a la cantante, quien volcó todo el potencial de su vozarrón en esas tres palabras que nos moríamos por escuchar: “Ooooohhh devil man…”. Como no, la versión del single funcionó mucho mejor que la del disco, que no empieza con los berridos xD. Elin terminó de meterse a Murcia en el bolsillo agitando al público durante una despedida que nadie deseaba que llegase.
Solo espero que no olviden esta pequeña ciudad, que ya les ha dado cobijo dos veces. En esto tengo que agradecer especialmente a Madness Live! la oportunidad de poder disfrutar de esta música en directo aquí, en la que por muchos años ha sido una ciudad eclipsada por las posibilidades económicas de Madrid y Barcelona a la hora de rentabilizar eventos de este tipo, y que ahora, gracias a su buen hacer y buenas relaciones, la promotora está incluyendo poco a poco a nuestra querida Murcia en el mapa de las giras europeas y, en última instancia, en el mapa de la cultura musical. Bravo.