“El Atalaya Rock mantiene viva la escena musical nacional”
Crónica y fotos by lachicamapache
El Atalaya Rock ya lleva más de diez años reuniendo a amantes de la música de todas partes de la península en la pequeña localidad de Pozal de Gallinas, y la decimosegunda no iba a ser menos. Este año, la organización del festival nos ha atraído a su seno con un cartelazo que incluya a grupos de gran calibre. En este caso, han sido Leyenda, SnakeyeS, In Mute y Rage, quienes lo encabezaban. Aunque también hubo cabida para los grupos tributo, como en cada edición, completando esta gran selección de bandas con Stingers Scorps, dedicada a la mítica banda Scorpions.
A pesar de que las puertas del recinto no se abrían hasta pasadas las ocho, el ambiente festivalero ya se hacía latente desde mucho antes de las seis de la tarde, en las que hordas de metaleros habían ocupado las calles y el bar de este pequeño pueblo. Se respiraban ganas de concierto. Y, aunque el acceso al polideportivo se demoró un poquito más de lo indicado, este se realizó ordenadamente y sin incidentes.
Leyenda fueron los primeros en enfrentarse al público y este se les esperaba ansioso buscando su sitio con fervor entre las primeras filas. Asistentes de todas las edades corearon algunos de los temas más míticos de la banda como Besos de Serpiente, que hizo enloquecer a los presentes, y hasta se atrevieron a presentarnos una de las canciones que formarán parte de su próxima producción, otra nueva joya de los madrileños.
Una de las grandes sorpresas de la noche (para mis oídos) fueron SnakeyeS, que hicieron temblar los cimientos de la sala con su enérgico sonido. Su actuación nos hechizó a todos desde Demon in Your Mind, y nos hizo recorrer tema a tema los distintos niveles del infierno, en los que nos encontramos con Blood of the Damned, The Ultimate Sin y hasta hubo tiempo para entregarse del todo con Down With The Devil. Creo que no quedó cuello que la banda no lograse romper con sus composiciones. No hubo detalle que no me atrajera de SnakeyeS, desde el timbrazo de voz que se gasta Cosmin originario de Rumania, hasta la bárbara actitud sobre el escenario que se gasta Jose Pineda (y que dejó a más de uno boquiabierto). Llegando al final de su tiempo en escena, la banda acabó de encandilar a los presentes con un par de covers aprovechando el tirón que tienen temazos como Painkiller y The Trooper.
La marea de metaleros que se habían presentado en Pozal de Gallinas ya estaba borracha de Metal y pedía más. Mucho más. Y no podían ser otros que In Mute los encargados de saciar su sed de buena música.
QUÉ BARBARIDAD. No sé qué les dan de comer en Valencia, pero In Mute son unos auténticos monstruos. Su espectáculo fue un auténtico recorrido por la evolución musical de la banda, en la que hubo cabida para temas tanto en inglés como en castellano, y no faltaron One in a Million, The Cage y Al Límite, algunos de los temas más esperados. Asimismo, ellos también quisieron sorprendernos y regalaron a los asistentes no una, sino dos de las canciones que completarán su próxima bomba musical.
No es necesario añadir que Steffi es toda una diosa del Metal, combina con gran arte y elegancia sus tres rasgos característicos sobre el escenario: sensualidad, carácter y agresividad. Si a estos tres ingredientes le añadimos sus ganas por hacer partícipe al público, así como de interactuar y acercarse a él, no tenemos otra cosa que una frontman con mayúsculas.
Pero no os penséis que todo queda aquí, el resto de los integrantes de In Mute también se dejan la piel en el escenario, ofreciendo una técnica envidiable, sin dejar de lado su entregada actitud que resulta, cuanto menos, contagiosa.
Sin duda, los valencianos nos dejaron a todos boquiabiertos y más que listos para recibir con una enorme ovación a Rage, los grandes invitados de la noche, que supieron mantener el listón, aunque sin superarlo.
Aun cuando el trío va sustituyendo algunos de los músicos con el paso del tiempo, los temas siguen defendiéndose sin problemas en el escenario. Además, Peavy supo encontrar diversos momentos para bromear con el público entre tema y tema y hasta llegó a atreverse con un par de frases en nuestra lengua, que no hicieron más que arrancar las risas de los asistentes. Otra grata sorpresa fue, sin duda, la presencia de Marcos Rodríguez a las seis cuerdas, que de vez en cuando hacía de intérprete entre unos y otros siempre sin dejar de interpretar impecablemente sus aportaciones en las movidas composiciones del conjunto germano.
Aunque durante el show de Rage sonaron canciones tan míticas como Black in Mind o Back in Time, pero se echaron en falta otras tantas como Straight to Hell y Set the World in Fire.
Me gustaría añadir que, aunque los ánimos no decayeron, no fue un acierto que se programara la actuación de Rage tan tarde y justo después de la de In Mute, precisamente porque tras una actuación tan dura y agresiva como la que ofrecen el conjunto levantino, las composiciones de los germanos quedaron un poco desabridas, algo que se podría haber solventado con un ligero cambio en los horarios.
Por otro lado, la organización del Atalaya Rock merece todas mis felicitaciones, una logística excelente condicionó que se diera lugar a una noche mágica para absolutamente todos. Aun así, me gustaría proponer, si se me permite, que en las próximas ediciones se habiliten más servicios de transporte desde ciudades cercanas al evento, el Festival ganaría un gran número de adeptos que carecen de facilidades para llegar.
En definitiva, esta decimosegunda edición del festival se coronó como una de las más grandes. El Atalaya Rock realiza una labor muy importante en esta zona de la península, y es acercar a los músicos con sus seguidores, tanto como hacer que a estos últimos les pique el gusanillo para seguir llenando las salas; es decir, el Atalaya Rock mantiene viva la escena musical nacional. ¡Que no os quepa duda de que volveré!
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By Lachicamapache