“WE WERE HERE!”

Crónica y fotos: lachicamapache

Con el objetivo de realizar un grandísimo espectáculo su última fecha de la gira en Finlandia por su 20º aniversario, Nightwish preparó una jornada completísima llena de sorpresas, grandes espectáculos pirotécnicos y muy buena música.

La banda organizó este último concierto en el Himos Park de Jämsä, en el centro de Finlandia, una localización preciosa en la que el escenario quedó rodeado por frondosos bosques y bañado por un lago y que acogió a más de 9.000 asistentes

Las sorpresas empezaron dos horas antes incluso de que se abrieran las puertas al público, pues las primeras 100 personas que estuvieron esperando desde primera hora para acceder al recinto obtuvieron un pase VIP con el que pudieron compartir unas horas con sus ídolos, un detalle muy significativo para sus fans más entregados.

Llegando ya a las tres de la tarde se pudo acceder a Himos Park con normalidad. No se creó ningún tipo de cola o aglomeración, ni siquiera hubo empujones. Señores, esto es Finlandia.

Por otro lado, la zona había sido adaptada para que a los asistentes no les faltara de nada, hubo desde camiones de comida rápida hasta un buffet libre en el restaurante del resort, y se dividió la arena de manera que los espectadores pudiesen escoger entre la zona para mayores de 18 años y la de menores, evitando que los más pequeños fueran testigos de algún que otro lamentable espectáculo regado con alcohol. Asimismo, ambas zonas disponían de una tarima metálica para que las personas con movilidad reducida pudiesen disfrutar del evento sin dificultades ni aglomeraciones.

Los conciertos empezaron con un show de apenas 45 minutos por parte de Silentium, que se enfrentaron a un público completamente frío y disperso que todavía estaba ubicándose en el recinto. Sin embargo, los finlandeses defendieron perfectamente sus temas y la vocalista, Annika Jalkainen, supo mantener la atención de los espectadores sin muchas dificultades. La banda aprovechó la ocasión para presentar su nuevo tema, Bitter Lessons que levantó notablemente el ánimo del público respecto a los anteriores.

Quince minutos más tarde ya estaba todo listo para acoger a Delain en el escenario. En cuanto Charlotte Wessels hizo aparición interpretando su último single, Suckerpunch, el público enloqueció. El setlist consistió en una acertadísima combinación entre temas nuevos y otros más conocidos por sus seguidores; por ejemplo, otra de las nuevas canciones que presentó la banda durante la velada fue su nuevo The Glory And The Scum

Por otro lado, es mandatorio mencionar el tremendísimo espectáculo que son Otto Schimmelpenninck (bajista) y Timo Somers (guitarra) en directo. Realizaron una impoluta interpretación de todos los temas acompañada de un incesante número de cabriolas, dejándose la piel sobre el escenario. No había más que ver la expresión del guitarrista, así como el incesante headbanging por parte de Otto para ver cómo se las gastan estos holandeses.

Como anécdota del concierto, Marco Hietala (Nightwish) se unió a la vocalista para cantar a dueto The Gathering, una grata sorpresa para todos los asistentes que se volcaron todavía más, si cabe, en corear la canción.

Eran poco más de las 18:30 con un sol de justicia en el cielo, cuando Sonata Arctica se dispuso a empezar su Acoustic Summer Show. Si bien este es uno de los conciertos que, personalmente, más ganas tenía de presenciar, también fue el que más me decepcionó. Quizás es porque yo concibo un show en acústico como algo íntimo y emotivo y, por lo visto, Tony Kakko no coincide conmigo. Durante una selección de temas tremendísimo, entre los que se incluyeron The Wolfs Die Young, My Land o Full Moon, pude ver un Tony más preocupado por hacer reír al público que de interpretar adecuadamente.

 Pasamos por azotes en el culo entre canción y canción, algún gorgorito más que exagerado que llegó a rozar los guturales y saltitos fuera
 de tono por todo el escenario. Sinceramente, estas actitudes descolocan muchísimo a un público que después de tracks como Letter To Dana estaba emocionado. Sinceramente, si Kakko quería darlo todo sobre el escenario, podría haber realizado un show estándar y no ofrecer a esta confusa amalgama.

 Media hora después (y algunos minutos más de retraso), las violentas y poderosas notas de Khaos Overture inundaron el recinto para acoger a Arch Enemy, que, desde mi punto de vista, dieron el mayor espectáculo de la noche. Pudimos ver a una tremenda Alissa entregadísima con su show y su público, a la que se le escapaban las sonrisas de vez en cuando al ver unos espectadores tan comprometidos con su música. Hubo headbanging para aburrir, saltos imposibles y mucho metal.

War Eternal fue, sin duda, una de las canciones que más esperaban oír los asistentes, cuyos cuellos reaccionaron inmediatamente al escuchar las primeras notas de la misma. Aunque, en general, la acogida fue brutal, lo mismo daba qué interpretaran: You Will Know My Name, Ravenous o Avalanche… Los fineses estaban completamente hechizados por Alissa y sus acompañantes. Daba igual a quién miraras, a Michael Amott (guitarra), Jeff Loomis (guitarra), Sharlee D’Angelo (bajo) o Daniel Erlandsson (batería)… LO DIERON TODO. Sinceramente, aunque duró apenas una hora, fue uno de los mejores espectáculos que he presenciado. De este modo, Arch Enemy se coronaron como reyes indiscutibles de la velada.

Sin embargo, tengo que añadir, pues es mi obligación, que hubo ciertos problemas técnicos que impidieron que se escuchara a Alissa durante un par de canciones, un gran fallo por parte de los técnicos de sonido.

Y finalmente, al tocar las diez de la noche, llegó el momento que todos estábamos esperando: NIGHTWISH, que nos regalaron dos horas y media de espectáculo. 

Los problemas técnicos no se quedaron en una anécdota que acompañaría el paso de Arch Enemy por Himos Park, sino que también se cebó con Nightwish, a quienes se les detuvo la canción introductoria un par de veces, que concluyó con una tremenda explosión pirotécnica que sobresalto a todos y dio paso a Shudder Before The Beautiful con el conjunto musical ya en sus puestos, algo más alejados del público debido al espectáculo pirotécnico que acompaña las canciones.

El concierto consistió en un paseo por los 20 años que lleva Nightwish dando guerra en la industria musical, en el que todos los miembros tuvieron ocasión de lucirse, y cuyo lema fue ‘WE WERE HERE! (Nosotros estuvimos) extraído del estribillo de Alpenglow. Entre otras canciones, Floor Jansen se lució con Storytime, My Walden o Nemo, conocidos hasta por los menos inmersos en la discografía de la banda y que han marcado a sus seguidores.

Durante el show, Marco Hietala encontró un momento para acercarse al público e interpretar, en un contexto más íntimo, While Your Lips Are Red, logrando emocionar a todos los presentes.

Como he mencionado anteriormente, hubo sorpresas para todos, pues durante Stargazers, Hietala decidió unirse al público y observar el espectáculo mientras Sami Vänskä, primer bajista de Nightwish, tomaba las riendas sobre el escenario. Desde luego, que un músico pueda unirse a una multitud de 9.000 asistentes sin que se lo lleven por delante solo es posible en países en los que se muestra tanto respeto (y tienen bien asumido el concepto de espacio personal) como Finlandia.  

Llegando a Last Ride Of The Day, fue Kai Hahto quien cedió sus baquetas a Jukka Nevalainen, que no participaba en los directos de la banda desde 2014 por motivos de salud.


El concierto terminó con The Greatest Show On Earth y un interminable espectáculo pirotécnico digno de las fallas de Valencia en el que el público no dejó de corear “WE WERE HERE” a pleno pulmón. En definitiva, una noche memorable.

 

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