“Saratoga son sinónimo de pasión y entrega”

Texto y fotos por lachicamapache

Apenas un mes después de que el Escenario Santander acogiera a Leo Jiménez en sus instalaciones, volvió a abrir sus puertas para que fueran Saratoga quienes, en esta ocasión, enloquecieran a la masa cántabra de metalheads.

Aun cuando las puertas se abrían a las 21h, unas dos horas antes ya había un grupo de seguidores de la banda esperando, ansiosos, que se les permitiera el acceso al edificio para poder aprovechar sus pases VIP, con los que tuvieron la posibilidad de asistir a la prueba de sonido, así como disfrutar de la interpretación de Etérea en exclusiva.

Llegada la hora señalada en las entradas, el resto de seguidores de Saratoga se dispusieron a entrar al recinto y ocupar religiosamente las primeras filas, ansiosos porque empezara el espectáculo. De este modo, me siento orgullosa de poder remarcar que la cantidad de asistentes al evento fue mucho mayor de la que personalmente esperaba, pues, quienes me sigáis, sabréis que hace un mes escribí enfurecida por la poca presencia que hubo en la misma sala a pesar de las veces que se había solicitado la actuación de un vocalista, y es que, sin la presencia del público la escena muere poco a poco.

Pero bueno, hemos venido aquí a hablar de Saratoga, así que vamos a profundizar en materia. En pocas palabras, se salieron, fueron puro sinónimo de pasión y entrega desde el primer tema hasta que abandonaron el Escenario Santander. El espectáculo empezó del mismo modo que lo hace el último álbum del conjunto, haciendo vibrar a todos los presentes con la fuerza desgarradora de Perseguido, tema durante el cual todos sufrimos el traspiés con la letra que tuvo Tete Novoa al cantar una estrofa a destiempo. Sin embargo, el público santanderino no se lo tuvo en cuenta pues, el vocalista, realizó una interpretación impecable durante la hora y media restante del show, que consistió en un recorrido por el trayecto de la banda haciendo especial hincapié en su último disco, Morir en el bien, vivir en el mal. De este modo, pudimos disfrutar de algunos de sus grandes clásicos como Maldito Corazón, Heavy Metal o A Morir, que la audiencia coreó fervientemente.

Y es que miraras a dónde miraras en el escenario estaba pasando algo. Tete presentaba los temas con pequeños discursos en los que escondía profundos mensajes que buscaban hacernos reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos. Habló sobre perdón, venganza, violencia de género… Y nosotros escuchamos, escuchamos atentos y vitoreamos cuando la ocasión lo exigía.

Por otro lado, estaba Jero a las seis cuerdas y su impoluta y salvaje técnica que nos electrizó a todos de la cabeza a los pies tocando un imposible solo. Qué arte, qué templanza y qué agresividad, el guitarrista es pura esencia Saratoga. 

Otro grande es Dani, a las baquetas, que se las ingenió para interactuar con el público y hacerse ver, rompiendo la maldición que condena a los baterías a pasar desapercibidos. Por supuesto, él también vivió su momento de gloria en el que hizo retumbar las paredes del local a su furioso compás luciéndose con un rompedor solo.

Y, cómo no, he dejado a Kiko del Hierro para el final puesto que fue, para mí, la estrella de la noche. ¡Menuda bestia! Sus dedos volaban seguros por el mástil del bajo mientras pegaba patadas al aire o movía su melena al ritmo que él mismo marcaba. Quizás diréis que estoy poco viajada, pero pocos músicos me han dejado tan impresionada como Kiko, que esa noche nos regaló parte de su magia.

Saratoga le puso el broche a la velada con la interpretación de un medley de sus creaciones más románticas y sentidas. Para ello, Jero sacó al escenario una guitarra acústica y entonó los primeros acordes de En Tu Cuerpo, que pronto se fundió con Lejos de ti para concluir con Si Amaneciera, que el público coreó apasionadamente mientras el guitarra pasaba, sin dificultades, de la guitarra acústica a la eléctrica y a la inversa.

En definitiva, la banda volvió a demostrar que siguen en pie y más fuertes que nunca. Defendieron su nuevo álbum haciendo vibrar a la masa cántabra de metalheads sin dificultades, evidenciando porqué son uno de los nombres más grandes de nuestra escena, una auténtica delicia.

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