¨Un dolor interminable¨
Crítica escrita por Christian Darchez
Tardé dos años para cerrar mi duelo personal al saber el fin de una de las más grandes bandas de Rock de la historia y no solo eso, de una de las pocas bandas en la que puedo decir que soy fan acérrimo; ese tiempo me llevo por fin acercarme a la ultima obra de los ingleses Pink Floyd. Desde sus comienzos de Rock psicodélico (de los que fueron totalmente pioneros) con ¨The piper at the gates of dawn¨ (1967) y ¨A saucerful of secrets¨ (1968) junto al eternamente y enigmático diamante loco Syd Barrett. La partida de este último ya perdido entre sus desvaríos dejo finalmente al bajista Roger Watters como el monolito compositivo de ahora y más acompañado por ese inventivo de la guitarra que siempre fue David Gilmour, claro que solventados por el teclista Richard Wright (Q.E.P.D) y el baterista Nick Mason.
Y así comenzó la etapa más oscurantistas de rock sinfónico y progresivo con auténticos discazos como ¨Ummagumma¨ (1969), ¨Atom heart mother¨ (1970), ¨Osbcure by clouds¨ (1972), hasta que llegaría por fin el éxito y reconocimiento con el enorme ¨The dark side of the moon¨ (1973) y el también excelso ¨Wish you were here¨ (1975). Cuando ya estaba llegando el fin del reinado de Rock sinfónico y progresivo (más con la llegada del Punk) se despacharon con una de las obras universales no solo del Rock y que exceden la comprensión humana conceptual: ¨The wall¨ (1979), con el gran publico rendido ante esta obra y que no tardaría en llegar al cine 3 años más tarde de la mano de Allan Parker.
Lamentablemente ese cenit compositivo, además de éxito comercial y de popularidad, fue el comienzo del fin para Pink Floyd y tras la salida del flojísimo ¨The final cut¨ (1983), Roger Watters abandona la banda y no solo eso, se enzarzó en una batalla legal con sus ex compañeros con juicios desagradables para que dejaran el nombre de Pink Floyd en paz. Pero David Gilmour ganó la partida y aunque el legado se manchó bastante con ¨A momentary lapse of reason¨ (1987), que fue prácticamente un disco solista de Gilmour (el mismo caso que se dio en Roger Watters con ¨The final cut¨), la cosa remontó un poco mas con ¨The division bell¨ (1994), un disco más de grupo que el anterior pero que sin dudas se extrañaba la presencia de Watters y su genialidad compositiva y finalmente el disco en vivo ¨Pulse¨ (1995) fue el epitafio para el fluido rosa.
Por suerte muchos mortales tuvimos la oportunidad de volver a ver los grandes 4 de Londres reunidos en el Live 8 del 2005. Ver a David Gilmour, Roger Watters, Richard Wright y Nick Mason abrazados y saludando al publico es algo que atesoraré por siempre. Veinte años después de aquel último disco de estudio, David Gilmour decide lanzar lo que se anunció como el disco final y despedida de la banda: ¨The Needles river¨. ¿En que consiste el disco?, bueno, básicamente se trata de descartes de teclados ambientales que el fallecido Richard Wright grabó en las sesiones de ¨The division bell¨ y que posteriormente se le agregaron instrumentaciones y algunas pocas voces. El resultado es tan excelso como nostálgico (aunque no para todo el mundo, vale la aclaración) y es difícil (al menos para mí) no caer rendido ante los casi 12 minutos que conforman las 3 partes de Side 1 cuyas secciones me recordaron muchísimo a ¨Shine of you crazy diamond¨, ¨Atom heart mother¨ o en “Meddle¨ (1971).
Es decir, se trata de un disco dominado por los teclados ambientales donde los demás instrumentos acompañan (y las guitarras contemplativas de Gilmour sirven más de contrapunto) y tan solo en Side 4, part 3: surfacing se escuchan algunas voces pero en forma de coros y en Side 4, part 4: Lauder than words el formato canción se hace más corpóreo. Es extremadamente difícil analizar la obra tema por tema ya que en Pink Floyd todo forma parte de un todo, y resulta paradójico que en el último disco de la banda hayan vuelto a recuperar ese conceptualismo que se perdió tras la partida de Watters.
Sinceramente acercarme a él fue una experiencia gratificante, y dolorosa a la vez; no precisamente por el resultado artístico que contradice el subtítulo de la reseña, sino por lo que el disco representa: un viaje cósmico del cual no quise volver y un dignísimo final a una de las bandas de Rock más importante y más grande de todos los tiempos. ¨The endless river¨ y tal como dijo Richard Wright alguna vez, es un hermoso e hipnótico canto de cisne.
GRACIAS Y HASTA SIEMPRE PINK FLOYD!!!!!.
Formación
David Gilmour: voz, guitarra, teclados adicionales y bajo
Richard Wright: teclados
Nick Mason: bateria
Track List
Side 1
1 Things left unsaid
2 It’s what we do
3 Ebb and flow
Side 2
4 Sum
5 Skins
6 Unsung
7 Anisina
Side 3
8 The lost art of conversation
9 On noodle street
10 Night light
11 Allons (1)
12 Autumn ‘68
13 Allons (2)
14 Talkin’ Hawkin’
Side 4
15 Calling
16 Eyes of pearls
17 Surfacing
18 Louder than Words
Escrito por christian darchez