Orth – Nocturno inferno (2017)

¨Maldad revisitada¨

Por Christian Darchez

Aunque Örth empezó como proyecto unipersonal del guitarrista y cantante V-Rex (aunque luego se le unirían Ares en bajo y Grim a la batería) allá por 1992, sumándose a la incipiente escena noruega del Black Metal; no fue hasta 1996 que editarían este Nocturno inferno, debut del trío justo cuando ya había empezado la segunda camada de la escena extrema europea y se la empezó a tomar más en serio. Eso se debió a que la prensa especializada, presa de la idiotez generalizada, ya había dedicado paginas enteras a sus publicaciones sobre la llamada ¨Black Metal mafia¨ y sus oscuras andanzas y se dieron cuenta que la música es lo que tiene que importar.

Si bien la recepción del disco en la prensa fue moderada y hasta pasada por alto; la banda tuvo muchos inconvenientes para distribuirlo y hasta los fans del grupo ayudaron en eso para darlos a conocer; como en los viejos tiempos donde Internet era tan solo una palabra de ciencia ficción. Lamentablemente todo termino cuando Grim se quitó la vida en 1999 y truncó toda posibilidad de un segundo álbum y V-Rex continuo sus derroteros musicales con ARVAS.

Este año el sello Satanic Art Media reedita el álbum con una notable mejora sonora hacia un caudal un poco más limpio que su lanzamiento original y lo que ofrece es un Black Metal muy emparentado con gente como Satyricon y Gorgoroth. Tenemos canciones frenéticas, potentes y sumamente elaboradas como “The Silence Of The Guide”, “The Worshipper”, “MoonStorm” donde no escatiman en brindan riffs afilados, blast beats a mil por hora y voces violentas que van desde el growl tradicional hasta los guturales de ultratumba, Piezas más épicas como “Bonded” y “Path Of Sorrow” que invitan más a tomar una espada y dar batalla que a quemar iglesias (perdón por el cliché) y piezas atmosféricas como los interludios de las 3 partes de “Hymn Des Mortes”.

La reedición de Nocturno inferno tal vez no llame demasiado la atención y más para un estilo tan golpeado y bastardeado como el Black Metal; pero si le viene como anillo al dedo para aquellos nostálgicos que extrañaban ese frenesí decibelico sin tantos retoques orquestales que saturaron al estilo.