«Este disco es toda una declaración de principios, sonaba brutal en su momento, cuando el Thrash comenzaba… Metallica fueron los que enseñaron el camino, los pioneros.»
Crítica escrita por Rob Jalford
Para mi los Metallica buenos van del “Kill em all” de 1983 al disco negro de 1991, del resto de material mejor no hablar mucho, si acaso algún tema de “Death Magnetic” que me resulta algo digno, pero vamos, “Loads”, “Reloads” y “St Anger” para mi son innecesarios y bueno “Lulú” es un chiste malo. Resulta curiosa la evolución de la banda y el mal que les hizo el estrellato, pasar de pobres a ricos, pasar de ser desconocidos, jóvenes y rebeldes a maduros acomodados, daría para un buen debate este tema, pero vamos al disco, bueno, al DISCAZO.
Este Ride the lightning es toda una declaración de principios, sonaba brutal en su momento, cuando el thrash comenzaba y tan solo Slayer, Overkill o Venom metían tanta caña, grupos como Exodus, Testament o Kreator despuntarían a mediados de los ochenta, por tanto los americanos fueron los que enseñaron el camino, los pioneros.
La peña flipaba con la potencia, las guitarras y la furia de Hetfield y cía, en esta segunda entrega, con menor influencia punki en su sonido, mas trabajado y pulido, pero con la misma hambre y ganas de arrasar que en su primer martillazo al cerebro. La parroquia heavy acostumbrada a grupos como Black Sabbath, Judas, Maiden o Accept vio como el sonido de estos se elevaba a la máxima potencia, logrando cotas por aquel entonces impensables, con esta nueva ola que sembraba destrucción llamada thrash metal.
Ocho potentes pistas dan forma al disco de la silla eléctrica, en dos de ellas la colaboración impagable de Mustaine antes de abandonar el barco, el tema título y la instrumental que cierra la obra, “The Call of Ktulu”. El disco no tiene fisuras, todavía suena bien poderoso, a 33 años de su publicación.
El ataque devastador se inicia con Fight fire with fire un tema icónico en la discografía de la banda, como empieza el tema con esa paz y tranquilidad en las acústicas para desembocar en la barrera sónica con esas guitarras abrasivas y el ritmo alto en la batería de Lars, James canta enfurecido, el estribillo nos deja aplastados como hormiga pisada por elefante. El punteo es muy bueno también, mostrando la clase de Kirk el cual deja patente una constante en Metallica, poder pero sin dejar de lado la melodía. Básica en sus conciertos, brutal.
Ride the Lightning está muy trabajado, con cambios de ritmo y de nuevo guitarrazos gordos e inspirados, mostrando mayor complejidad que en su antecesor, que iba mas a la yugular, como mas desbocado, velocidad sin control, aquí hay mas reposo, mas meditación y madurez. La parte central es digna de mención, con una rítmica de James aplastante, acompañando muy bien el solo que de nuevo brilla con luz propia. El tema pasa de los seis minutos pero dada su variedad y calidad, no se hace largo ni pesado.
Las campanas sonando nos anuncian la llegada del tercer tema, For whom the bell tolls, excelente canción con unas guitarras inmensas, con unos de los riffs mas celebrados de su carrera. Es un medio tiempo que va progresando hasta el cautivador estribillo. En la parte final volvemos a escuchar esas campanas.
La power balada Fade to black ocupa el cuarto lugar, poco se puede decir a estas alturas de esta enorme lenta de los Metallica, en estado de gracia compositiva se encontraban sin duda (gran riff en 3.53 y un punteo extenso y currado para cerrar la canción, con acelerón final incluído), la semilla de «The Unforgiven” la tenemos aquí, unos años antes. Tal vez el hacer baladas tan buenas es lo que le abrió el mercado a Metallica, lo que los hizo tan populares, eso y el que no dejaran la melodía de lado, pienso que han sido sus armas para alcanzar el éxito. James muestra su versatilidad cantando, con una gran interpretación.
De nuevo atacan con la devastadora Trapped under ice, un thrash salvaje, ideal para hacer headbanging y air guitar, junto a la primera son las mas infartantes del lote. Bestial ataque sin piedad con el que nos arremeten aquí los americanos. Mustaine compondría en sus Megadeth piezas similares para “Peace Sells” o “R.I.P” con similares resultados. Devastadora, imparable.
La mas tranquila y comercial es Escape que mantiene muy bien la atención del oyente, mucha melodía en su pegadizo estribillo. Me gusta bastante el final con esas sirenas y la repetición de la frase principal.
Y por fin llegamos a mi canción favorita del grupo, Creeping Death es todo un tsunami de poder, una demostración de porque fueron los números uno estos tíos. Increíble el riff principal, machacón y heavy, como golpea Lars su kit, marcando bien el tempo, machacando sus platillos. James canta perfecto, la melodía vocal es superior. Un tema sin fisuras que no me canso de escuchar una y otra vez…el estribillo te atrapa “so let it be written, so let it be done, to kill the first born pharaoh son …I’m creeping death”, los coros de la parte central, esos ¡¡DIE!! ¡¡DIE!! te fulminan. El punteo a la altura, de nuevo bien rematado por la rítmica. El final con gran melodía y ese aire egipcio a lo “Powerslave” demuestra lo que todos sabemos, que fueron muy muy grandes.Genial.
Cierran tan tremenda obra con la instrumental The Call of Ktulu que aunque podrían haberla acortado un par de minutos, en conjunto queda cojonuda. Me gusta algo más “Orion”, pero vaya, por poco. Siempre se les dio bien este tipo de piezas a los Tallica y no es nada fácil atrapar al oyente sin cantar, debe ser variada la pieza y con cambios de ritmo para que no sea monótona.
Resumiendo, un disco sin fisuras que sirvió de inspiración a generaciones venideras y que mostró una banda compacta, con grandes ideas y un poderío fuera de dudas. Básico y aplastante, thrash del auténtico, eso y mucho mas es Ride the lightning, DISCO 10!!!.
TRACKLIST:
1.Fight Fire with Fire
2. Ride the Lightning
3. For Whom the Bell Tolls
4. Fade to Black
5. Trapped Under Ice
6. Escape
7. Creeping Death
8. The Call of Ktulu
MIEMBROS:
James Hetfield: Voz y Guitarra rítmica
Lars Ulrich: Batería
Cliff Burton: Bajo
Kirk Hammet: Guitarra solista