“Un diamante en bruto que al ser cortado ofreció al mundo del Metal un sin fin de brillantes.”
Crítica escrita por Luishard
Amigos de Dioses del Metal, sé ahora mismo que es lo que estáis pensando muchos de vosotros: “que hay mejores discos de Iron Maiden que éste que catalogo como disco 10”. Y os doy en parte la razón, pero pensad que los brillantes pueden ser el laureado disco de platino y oro Piece of Mind, la más pura expresión del Heavy con Powerslave o el infravalorado Somewhere in Time entre otros, pero estos solo pudieron existir cuando el Metal encontró al The Number of the Beast, un diamante en bruto que los Iron Maiden sacaron de la mina del Heavy Metal en 1982, por lo que yo afirmo que “no hay Maiden sin el The Number”.
Ya llevaban tiempo luchando por abrirse un hueco en la reñida escena de los finales de los 70 y principios de los 80. Steve Harris llamó a degüello en 1975 y tras consolidarse la formación en 1980, con el vocalista Paul Di´Anno lanzan su primer trabajo de larga duración en Abril del mismo año, disco titulado Iron Maiden. En febrero del 81 sacan Killers, ya con Adrian Smith en una de las guitarras y en Mayo su primer directo, Maiden Japan, tres esmeraldas del Metal pero aún no había ningún diamante.
En el armazón Maiden había una viga débil, la afición a las drogas y al alcohol de Paul, así que tras lanzar al italiano, apareció como por arte de la Parca Bruce Dickinson, 23 años en aquel entonces, con su primera actuación en directo en Italia en Octubre del 81, menudo acierto. Sin duda, uno de los mejores vocalistas y frontman de la historia del Heavy Metal, por su voz, carisma y actitud e iba a impulsar a los londinenses a la leyenda.
Aquí se cumplió el dicho de que a la tercera va a la vencida. Su tercer trabajo de estudio sale a escena en Marzo del 82 bajo la discográfica EMI, en tan solo cinco semanas de grabación crean ocho temas, cuarenta sublimes minutos. Yo tengo ahora una versión posterior que incluye en el puesto ocho la canción Total Eclipse, pero no la comentaré para respetar el formato original.
Esa portada creada por Derek Riggs, al igual que las anteriores, es una obra de arte, si bien continuista en estilo. Nos presenta a un Eddie the Head que ha subido en la escala social del infierno, al manejar al mismo diablo cual marioneta y éste a su vez a un desafortunado pecador.
Producido por Martin Birch, el sonido “Maiden” está ahora mucho más pulido, hay múltiples duelos de guitarras entre Dave y Adrian, punteos sublimes, Clive Burr (d.e.p, fallecido en Marzo del 2013) aguanta el tipo y sigue a un bajo con Harris que es un líder, galopando ambos en manada y que decir de Bruce, que demuestra poseer los registros más amplios de todo el planeta del Metal. Si a lo anterior le añadimos unas melodías más definidas y mejores composiciones, entonces empezamos a comprender lo del símil con el diamante. Es en definitiva, un bombazo del que se han vendido unas 14 millones de copias, número uno en el Reino Unido, el tres en Austria y el cuatro en Francia y Platino en USA. Comentaros que en torno a la grabación hubo más que alguna misteriosa casualidad, quizás el título despertara a la Bestia.
Comienza Invaders y enseguida nos damos cuenta que aquí pasa algo, ¡está Bruce!, que acaricia esa épica letra sobre vikingos con un tono demoledor, ¡¡¡vaya prolongaciones de frases!!!, rápida y potente es una excelente carta de presentación, siempre me gustó para la primera. Children of the Damned salta en acordes de guitarra en acústico, para relajarnos de la anterior, muy melódica para……en el 2´20” prepararse la vorágine en un cambio de ritmo estilo “Doncella de Hierro”, con guitarras en un torneo medieval y un bajo que te acaricia en cada nota, magnífica. Con voz espacial se inicia The Prisoner, para saltar a poderosa batería, Bruce corta las frases como un Dios del Metal y nos golpea con un estribillo para la eternidad, libertad o muerte me viene a la cabeza. 22 Acacia Avenue llega con guitarra de las mías, muy potente en las detenciones del ritmo a base de riffs y batería, ¡¡¡que bueno!!, no hay nada que desmerezca ni siquiera en ese punteo tan sentido, todo un gran final para la cara A.
Yo, que lo estoy escuchando una vez más según escribo, me faltan palabras para plasmar lo que siento, puro Heavy Metal y todavía me queda la cara B, que comienza con un himno, The Number of the Beast y su inicio “Woe to you oh Herat and Sea” para ponerme los pelos de púas. Es un trallazo de directos y lo puedo confirmar en más de una vez, una “Gioconda” del Metal en ritmo, melodía, ¡¡ese gemir de las seis cuerdas!!, letra….. ya me he quedado sin frases.
Siempre tuve por Run to the Hills un cariño especial, que buen alegato sobre la persecución a las tribus indias, parece en el estribillo que voy en un Mustang navajo por la pradera a ritmo de cabalgada, como ellos ahora, escapando de nosotros. Emplearé un término un poco “ñoño”, que bonita y que garganta, de poder, solo poder. Gangland comienza más diluida en la melodía, pero es solo un espejismo, cortante y rápida, con fuerza en la letra, guitarras a “tope/tope”, anticipa un final apoteósico con Hallowed Be Thy Name. He sentido un escalofrío al escribir el título y eso que aún reina el silencio en mi Cueva. Se inicia a golpes de batería y acordes de guitarra con Bruce a ritmo de “sermón”, creciéndose cada vez más según avanza el tema, y es ahora cuando siguiendo a la garganta del Metal, en un torbellino de matices, salen a refulgir las guitarras Maiden, ¡¡¡vaya melodía!!!, te enrolla como una anaconda, te envuelve, te aprieta y apenas puedes respirar de cómo sientes el Heavy, un final inmortal. Como dice el Dios Rob, solo ¡¡¡Metaaaaaaalllll!!!. Un saludo metálico a todos.
Tracklist
- Invaders
- Children of the Damned
- The Prisoner
- 22 Acacia Avenue
- The Number of the Beast
- Run to the Hills
- Gangland
- Hallowed Be thy Name
Componentes
- Bruce Dickinson. Vocalista
- Dave Murray. Guitarra
- Adrian Smith. Guitarra
- Steve Harris. Bajo
- Clive Burr. Batería.