“La exquisitez de un maestro hecha realidad”

Escrito por: Tony Barrios

Si después de cada trabajo el neoyorquino de 40 primaveras me sorprende más. Aquí llega al culmen de la exquisitez. Si creía que había escuchado todo de sus manos, con aquel acústico en Viena de 2013, pensaba que poca maniobra de ración podía tener. Pero me equivoqué. Y reconozco que había leído en algún artículo de webs americanas, que este directo había sido espectacular. Pero no sabía cuan había sido la espectacularidad de su música en este formato. La verdad que no se ya el número de escuchas que llevo de esta joya musical, pero he de reconocer que cuanto más lo escucho, más notas le saco, más gusto le tengo y más sustancia aprecio, pues son de esos trabajos, que cuanto más los escuchas, más matices encuentras y más te van llevando a su terreno. Un terreno placentero, suave, dulce y melancólico donde los haya.

Para este concierto fue cogiendo perlas musicales de varios puntos del planeta, y sólo le acompañan su batería de estudio. Mr. Anton Fig, que junto al egipcio Hossam Ranzy, conocido por participar con estrellas de la talla de Robert Plant o Jimmy Page. También está la gran sensación china del violonchelo, Tina Guo. Acompañando a las cuerdas, con mandolina, guitarra, saxofón y coros, el maestro Eric Bazilian. Si no fuera poco, al piano una estrella de la talla de Reese Wynans, que estuvo en los mejores años de Steve Ray Vaughan, John Mayall o Buddy Guy, por nombrar algunos. Y un acústico de esta magnitud sin un buen coro no sería posible, así que se sacó de la manga a tres espectaculares voces, que son los australianos Mahalia Barnes, Juanita Tippins y Gary Pinto, que brillan en esta grabación de manera soberbia.

Además el decorado no podía quedarse atrás de la talla que albergaba dicho elenco de artistas, y fue elegido el impresionante Carnegie Hall de Nueva York, donde el compositor expuso un total de 15 temas en dos conciertos a finales del presente enero. El resultado no podía ser malo. Ni siquiera regular, ni bueno. Es excelente. Y eso fijo que han pensado todos los espectadores a esas dos noches neoyorquinas con el maestro Bonamassa.

Y la pregunta es, ¿cómo os explico este directo mágico? Muy sencillo. Cerrad los ojos y dejaros llevar por una paz inmensa, con un puñado de temas expresados de manera magistral, por músicos de primer nivel, donde la fusión de culturas hace que esos temas vayan creciendo en intensidad a lo que ya conocíamos. Un tema de Bonamassa ya es bueno sin mezclar nada. Así en crudo, sin edulcorar ni cambiar, pero cuando agregas a chefs de diversas culturas y formas de interpretar la música, para poner su gramo de sabiduría sobre esos temas, para elevarlos a la enésima potencia, esa es la sensación de escuchar este disco. Una brutalidad de diversidad cultural y formas de sentir la música de diversos sitios y colores. Y es que el color no está en la piel, señores, está en el alma con la que se expresan esos temas, pues podemos escuchar blues del propio Mississippi, a temas más orientales, con bases del lejano oriente, o simplemente Rock en acústico, jazz del viejo Chicago o melancolía folk europea. Y todo eso con el gusto de las cosas bien echas. De saber que el alma te lleva por los sonidos que disfrutas. Y es que escuchar la magia de temas como “Driving Towards The Daylight”, Mountain Time”, “The Rose”, «Livin`Easy”  o “Dust Bowl” interpretados de esa manera, es algo novedoso y muy adictivo, pues piden más escuchas después de cada una. Probadlo, es algo impresionante.

Pero la nota de éxtasis musical, es la versión del proyecto Black Country Communion del tema “Song Of Yesterday” que en su más de nueve minutos, son capaces de llevarte al mismo cielo varias veces, sin dejarte respirar, con la magia de toda la banda, al unísono, al mismo ritmo, sin dejar de golpear el corazón con esa mezcolanza de estilos, que lo hacen  más atractivo aún. Y es que ese fue el primer tema que escuché hace más de un mes, en el anuncio del lanzamiento del disco. Y os aseguro que fue escucharlo y quedarme en shock.

Y es que Joe Bonamassa está a años luz de la mayoría de los músicos, con su visión adelantada del al música, con la fusión de los estilos más variopintos, pero con un resultado excelente, que siempre deja un grado alto de satisfacción a sus seguidores, deseando saber como sorprenderá en el próximo trabajo. Ese siguiente es uno de los más deseados por mi, pues es la reunión de su proyecto con Black Country Communion, con los maestros Glenn Hughes, Jason Bonham y Derek Sherinian todo un acontecimiento que está cercano a suceder.

Terminando esta reseña, os diré que los 94 minutos de este trabajo se me hacen cortísimos, pues estaría escuchando a estos genios durante muchísimos más minutos sin cansarme un ápice, siempre junto a una buena botella de Bourbon, para que la velada sea perfecta. Y es que este trabajo, sino es el mejor directo del año, cerca andará de serlo, pues no posee un segundo de modestia. Un trabajo a todo lujo, que merece su reconocimiento. Ese que le brindo desde estas letras y que nadie con alma en el corazón debería de dejar pasar ni un segundo más. Avisados estáis.

Disfrutad de la novena maravilla musical de este maestro, pues es una de esas experiencias que cualquier músico estaría deseoso de participar, sin lugar a dudas, y recordarla para la eternidad. Joe Bonamassa vuelve a dar una cátedra de hacer, crear y fusionar música de primer nivel.

Tracklist:

Disco 1:

  1. This Train
  2. Drive
  3. The Valley Runs Low
  4. Dust Bowl
  5. Driving Towards The Daylight
  6. Black Lung Heartache
  7. Blue and Evil
  8. Livin’ Easy
  9. Get Back My Tomorrow

Disco 2:

  1. Mountain Time
  2. How Can A Poor Man Stand Such Times And Live
  3. Song Of Yesterday
  4. Woke Up Dreaming
  5. Hummingbird
  6. The Rose

Line Up:

Joe Bonamassa – Voz y guitarra

Anton Fig – Batería

Hossam Ranzy – Percusión

Tina Guo – Violonchelo

Eric Bazilian – Mandolina, Guitarra, Saxo, Coros.

Reese Wynans – Piano

Mahalia Barnes, Juanita Tippins & Gary Pinto – Coros.

 

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