Escrito por Luishard

Cinco Eternidades han trascurrido desde nuestro encuentro después del Leyendas con la Metalparca y muchas cosas que contar desde entonces. La Web Dioses del Metal se ha expansionado como si la hubiera afectado la explosión primigenia del Big Bang, el reconocimiento de bandas y simpatizantes nos ha hecho creer aún más en lo que hacemos, en lo que aportamos cada uno de nosotros a esta música. Pero sobre todo, la lucha a muerte con los cuatro Jinetes del Aburrimiento, el Pop, el Dance, el Rap y el Reguetón, se ha recrudecido. Estamos combatiendo lo indecible para que nuestros grupos triunfen, para que se anime la venta de discos, que aumente la afluencia en los conciertos y festivales, en definitiva, resucitar a un enfermo que hace tiempo se vio a sí mismo perdido, pero que aún conserva un rayo de esperanza en su mirada.

Cinco Eternidades, a lo largo de las cuales hemos recuperado parte del terreno perdido, a base de una  cruenta lucha de trincheras, de guerrillas sin prisioneros, gala tras gala golpeando en donde más les duele, haciendo hervir a las redes sociales y convocando a las masas a base de concursos y ofreciendo en la Web cosas inéditas hasta entonces. Pero este momento tenía que llegar, el aquí y ahora, el encuentro definitivo, el todo o nada con los dados suspendidos en el aire, apostamos los Dioses al triple seis, 666, el número de la Bestia, un tema icono de los Iron Maiden.

Cuartel General de Dioses del Metal. Confines del Hades

El cielo se oscurece y la tierra se estremece, con el eco lejano del rugido de los coros de batalla que se desarrollaba en la superficie. Allí estábamos todos, reunidos en torno a un listado de conciertos y festivales. Mapas desplegados sobre una mesa indicaban los esfuerzos enemigos por penetrar nuestras líneas instrumentales y los consiguientes contrataques propios, taponando los huecos. La consigna dada fue “Siempre Metal” y bajo este sencillo lema, se agruparon los guerreros Heavy, Thrash, Power, y los resucitados Rock y Progresivo junto al resto, para detener a las hordas del Aburrimiento. Sintiéndonos lo suficientemente fuertes, había llegado el momento de eliminar a los Cuatro Jinetes de la faz de la Tierra.

 

El primero entre iguales. Dios Crom.  Atended. Se oye comentar a los metaleros del lugar que será ahora o nunca, cueste lo que cueste, mañana al amanecer no habrá sobre los escenarios nada más que riffs asesinos, punteos afilados, bajos revienta esternones, parches de ariete y voces galácticas, en definitiva, Rock y Metal. La Metalparca nos ha diseñado un plan de batalla, sacado de los anales de la historia, que dio el triunfo al cartaginés Aníbal sobre las superiores fuerzas romanas allá por el 216 a.C, en la llanura de Cannas (Italia).

Ante anuncio tan trascendente, se hizo de súbito el silencio, como si nos acariciara el mejor solo de guitarra de todos los tiempos. Miradas esquivas y gestos de incredulidad recorrieron la sala, quizás hubiera algo por lo que brindar y dejar de ser, de una vez por todas, esclavos de la noche.

Dios Luishard. Humm!!, lo conozco, un genio ese Aníbal. La clave del éxito está en la coordinación de los distintos movimientos de avance, que aguante el centro y que venzamos en las alas. Audaz Crom, pero nos la jugamos al seis triple.

Dios Rockberto. Estupendo, nuestros acordes de Piedra y Rollo están a tope de ilusión después de las últimas escaramuzas, somos poderosos como el trueno, necesitamos acción.

Dios Rob Jalford. A duras penas puedo contener a los mejores punteos y voces, los temas legendarios me piden iniciar un asalto cuanto antes, si aguanto más acabaré fuera de la ley.

Diosa Valkirina. Es hora de que otros cuenten los asistentes a conciertos semivacíos, mi banda más querida, Bloque, me pide acción.

Dios Crom. Los dados están en el aire, solo hay que moverlos cuando caigan, para conseguir esa mítica cifra y creo que sé cómo. La Metalparca nos dará los detalles.

La Metalparca. Bien, pasé toda la noche inmersa en un sueño nuclear, siempre me gustaron estos momentos de tensión. Os cuento la disposición en el escenario y sus movimientos. Tal como ellos se nos enfrentan cada día, así nos colocaremos. Dios Moralabad, tú cogerás con lo Progresivo la primera línea del centro, a un par de altavoces detrás,  irán los pesados Rockeros con Rockberto al frente. Te enfrentarás al Jinete más poderoso, el Pop. Avanzarás al choque solo, en forma de media luna creciente, que sientan la armonía de los teclados.

Atento a las consignas, el Dios Morabalad jugueteaba con unas cuerdas de cáñamo intentando darle sentido a la conjunción espacio/tiempo y su interacción con los agujeros de gusano, preguntándose qué habrá al otro lado del silencio.

Continuo, en cuanto se inicien los primeros acordes, te combarás lentamente a media luna decreciente, absorbiendo el impacto inicial, los Rockeros te apoyarán por tu retaguardia,  impidiendo que se rompa la línea por el centro. Además, detrás de ellos, en reserva tienes a lo que queda del Death, Black y Speed mandado por el Dios Christian Dárchez, que ha traído Bandas underground argentinas. Con eso bastará para detenerlos en seco y al final del movimiento estarán inmovilizados en un semisaco, pugnando por salir como ratas blancas.

 

Todos nos quedamos pasmados, allí estaba, con la túnica al hombro, en su copa un coñac, un cigarro en la mano, no paraba de hablar, sin duda aquel era nuestro custodio.Los Dioses Moralabad  y Rockberto se frotaron las manos, esbozando una sonrisa que olía a victoria. Por su gesto, seguro que el Dios Christian Dárchez estaba pensando en cómo hacer de esa amalgama una fuerza creíble, ¿aplicaría la Sinceridad como siempre le había funcionado?.

Dios Moralabad. Tengo a las melodías indefinidas y a las teclas totalmente preparadas, cumplirán. Además, mi campeón, Megadeth, está en plena en forma.

Dios Christian Dárchez. Yo lo tengo claro, guardo las espaldas de los Rockeros y ni un paso atrás, siquiera con los promotores tipo vampiros.

La Metalparca. Vale, ahora viene lo difícil. A la derecha quiero a mis Heavys. Dios Luishard con la élite de extranjeros y a la Diosa Valkirina con los nacionales. Avanzaréis a la vez que Moralabad, protegiéndolo y buscando la destrucción de ese flanco enemigo con la Pasión y el Sentimiento. Tendréis al Rap y Reguetón enfrente. No deis cuartel, sin piedad, bastante hemos sufrido ya. A mi izquierda, la ligereza del Power al mando del Dios Newhunter y la élite del Metal con el Dios Rob Jalford, en igual movimiento que en la derecha, destruiréis al Dance. Cuidado que pueden comeros el coco y no dejaros pensar con sus repetitivas melodías y ritmos, tan grande es su poder que todo lo consigue.

Diosa Valkirina. Guante de seda y puño de hierro, no habrá sentimientos con el Rap, ¿me quedo ese, Luishard?.

Dios Luishard. Todo tuyo, tengo una cuenta pendiente con el Reguetón. Solo tengo una frase en mi mente, “nunca podrán cambiar mi marcha”.

Dios Newhunter. Voy a ir como una moto, rodando fuera de control. Garantizo una masacre al grito de “corre, corre, corre mamón”, con mis jinetes negros cabalgando quemando el aire al pasar.

La Metalparca. Bien, una vez que las dos alas hayan triunfado, volveréis sobre el centro del Pop, asaltándolo por detrás, así la trampa se habrá cerrado. Triunfad o escucharemos esa inframúsica el resto de nuestra eterna existencia y será el principio del fin.

Dios Rob Jalford. ¡¡Qué se jodan, no pienso cambiar!!, he hecho memoria y mi élite está lista, serán una pesadilla sembrando miedo, muerte y terror. ¿Te quedas a los Thrash, Crom, cuál será tu posición?

 

La Metalparca. Estarán en el centro conmigo, junto a Crom, en la retaguardia, pero al mando de la Diosa Nuri. Su fortaleza y la contundencia de esos ritmos la hacen ser una excelente reserva, por si falláis alguno de vosotros.

Diosa Nuri. Espero que haya un hueco instrumental para mis Trashers, necesito cuanto antes un concierto combativo, viviré para ello.

Dios Crom. Bueno, pues después de la reunión no os escapéis, ya sabéis, priva,  rockandroll y dosis de Heavy Metal, pero mañana os quiero despejados, nada de ojos oliendo a vicio y alcohol. ¿Y qué hacemos con nuestro más reciente fichaje, MikeYoung?

La Metalparca. Tú, MikeYoung, te quedarás en el Templo del Metal, esto es lo único que no puede desaparecer. Protegerás nuestros tesoros, aunque te visite la Muerte.  Eterna cantidad de álbumes que representan lo que somos, para lo que vivimos. Si perdemos hoy, ponlos a salvo e inicia otra Web en algún universo amigo, yo te buscaré.

Atónito por lo escuchado hasta ahora, el Dios MikeYoung asintió gravemente, quizás pensando, “esto es un pacto con el Diablo”. Después, un silencio sepulcral lo invadió todo, sabiendo que rollo llevábamos en la sangre y lo que había que luchar, el tiempo se detuvo, esperando a que los dados llegaran al tapete, con una apuesta única al triple seis. Un saludo metálico a todos!

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