Gran lección de profesionalidad de un gran grupo, SweetKiss Momma, ante una audiencia de 15 personas, que demuestra que algo pasa con España y el rock.
Un par de amigos y yo nos presentamos en La Boite de Madrid para ver el concierto de los americanos SweetKiss Momma. Entramos en la sala, sin problemas para conseguir entradas y nos encontramos a los protagonistas de la noche sentados en unos sillones y 7 u 8 personas más en la sala. Le pregunto al camarero que si cree que va a venir más gente y me responde que, dada la hora, no cree que mucha más. Es la triste realidad del rock en este país. Era la primera vez, si no me equivoco, que nos visitaban SweetKiss Momma. Yo no me los quería perder, ya que les he incluido entre los 15 mejores discos de 2014. Pero la repercusión, por lo menos, ha debido ser nula. Sí, ya sé, era martes, hacía frío, bla, bla, bla… Un grupazo de estas características no merecía sólo a 15 personas en la sala.
Aún así, el grupo, en un arrebato de profesionalidad, lejos de hacer un show únicamente digno para cubrir el expediente, se deja la piel en el escenario, porque como, posteriormente, me diría el cantante Jeff Hammel, son cosas que pasan y que otras veces han tocado para más de 5.000 personas.
El show comienza con una base de canciones del primer disco, que, aunque no conocía suenan a gloria. Entre ellas «Son of the mountain«, «Sugar in the Raw» y «Ready to go«, que es la que abre su Revival rock.
A continuación atacan su nuevo trabajo, el brillante y delicioso «A reckoning is coming«, suena la potente canción que da título al disco. El tema suena brillante, con un Jeff Hamel pasándoselo bien, a pesar del poco público y el resto del grupo a un nivel realmente bueno, con mención especial para el guitarrista Aaron Arnold, que demostró tener un buen feeling guitarrero. «Get some love» y «For the last time» tienen ese toque sureño que sólo un grupo de ese país puede darle. Sin duda, dos de los mejores temas del nuevo disco. En este momento el grupo ya se ha ganado a la exigua concurrencia, y cuando se desboca «Get some love» la sonrisa es el gesto generalizado de todos los allí asistentes. El grupo se da cuenta de que la gente está apreciando realmente su música y se entrega aún más si cabe.
Entre medias de canción y canción tienen tiempo de introducir un pedazo de tema de la Marshall Tucker Band, «Can´t you see«, que reconoce uno de mis acompañantes y que, sinceramente, yo no conocía.
Sigue la mezcla de temas de su primer trabajo con los del último. Suenan «Slow fade» y un pequeño clásico como «Breathe rebel«, con el grupo definitivamente entregado y acaban con el blues «Dirty uncle deezer«, en el que Jeff se luce con la armónica y se produce la interacción con el público alternando las voces con la del cantante Jeff. Se retiran del escenario.
Todos los que estábamos allí empezamos a corear al grupo y, sin hacerse rogar demasiado, salen de nuevo. La gente bromea con el bajista Jeremy Hamel sobre los temas que van a ofrecer de bis y, finalmente, caen el tema lento «Same old stories» y otro tema más.
Seguimos pidiendo más, pero Jeff mira a los responsables de la sala y estos le hacen una seña como de «no va más». Posteriormente, veo el papel donde tienen apuntados los temas que van a toca y veo que se ha quedado en el tintero una de las canciones que más me gustan de su nueva obra, «Fix my hair«, todo un clásico desde ya.
Posteriormente, el grupo sale a la sala, se hace fotos con todo el que quiere, firma autógrafos e intercambiamos algunas palabras con el cantante Jeff Hamel. Le hice entrega de una tarjeta de la Web, por supuesto y le dije que le hice una entrevista. Jeff reconoce la entrevista y el medio para el que se la hice, SLN, y se muestra entusiasta, más aún, cuando le digo que he elegido a «A reckoning is coming» como uno de los discos del 2014. Me dice que donde lo puedo ver y le remito a nuestra web.