Mortuorium – Life after Death (Single 2015)

“Entrechocar de espadas, sangre y destrucción, ¡¡¡Viking War Metaaaaal!!!”

Crítica escrita por Luishard

Amigos de Dioses del Metal, hoy el sedal de mi caña Facebook ha llegado muy lejos, nada menos que a la cálida Venezuela, concretamente a la ciudad de Barquisimeto, capital del estado de Lara, en la zona occidental y conocida por ser uno de los más importantes núcleos culturales de ese país, cuna de numerosos músicos y artistas de talla internacional.

De inquietante nombre, Mortuorium es un cuarteto que se lanza a la batalla a mediados de 2002 de la mano de Denethor, iniciándose en las trincheras oscuras del Black Metal. Tras varios cambios de formación y muchas actuaciones en directo, en 2012 fusionan otros géneros buscando más melodía y musicalidad, aprovechando que entra en el grupo el batería Hesed. Éste insufla nuevos aires a las composiciones, dejando a un lado “el Negro” para acercárse al Death pero derivando hacia tonos más épicos, voz gruesa y cavernaria, pesadas atmósferas y mucha garra, en definitiva se afianzan con el paso del tiempo en el Viking War Metal.

Por los nombres de los componentes, por la sanguinolenta puesta en escena y por la demo escuchada, si no conociera ya sus orígenes, bien podrían ser descendientes directos de aquellos que realizaron el primer ataque vikingo a Europa, el saqueo en el 793 del monasterio de Lindisfarne, al norte de Gran Bretaña. He visto numerosas fotos de ellos en acción y espero que no resbalen con tanto color rojo sobre el escenario, tengo que reconocer que se meten bien en el papel de guerreros vikingos, musicalmente hablando, ¡¡estoy deseando ver ese videoclip que sé que están trabajando!!.

Comentemos ese tema, la demo Life After Death, cuyo nombre evoca al Valhalla, donde iban aquellos combatientes muertos valerosamente en la batalla, una placentera vida después de la muerte. Comienza con sonidos que asemejan a entrechocar de espadas, un riffeo demoledor y gruesa batería, luego el corte se desliza entre acordes más agudos, un punteo virtuoso y cambios de ritmos varios a lo largo de esos 3´36 minutos, donde todavía encuentro margen para la melodía, algo básica pero atractiva. El punto flojo que veo es achacable a la producción, pues una voz cavernaria tan extrema debe imponerse más a lo instrumental para hacerse oír, un poco más al menos.

Me agrada esta Banda, sobre todo porque son auténticos y se creen lo que hacen. Hay recorrido para seguir explorando en el género y pulir detalles, démosles tiempo, porque ganas hay de sobra, y los tendremos por Europa asolando escenarios. Un saludo metálico a todos.

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