“Expiación poco creativa”
Reseña de Christian Dárchez
“Sentimos que es el mejor álbum hasta ahora, pero en este caso de verdad es cierto…los elementos orquestales desaparecieron, lo que da mas espacio para que cada miembro del grupo brille en su campo. Va directo al grano y es mas metalero de lo que hemos sido en mucho tiempo…Es un sonido nuevo, pero sigue siendo Leprous. ¡Estamos impacientes por que lo escuchen!” Reza la gacetilla de prensa del nuevo álbum de los noruegos Leprous pecando mas de fanfarria que de seguridad. Si me reí a carcajadas leyendo la gacetilla de prensa de “Tarantula Heart” de los americanos Melvins editado este año donde aseguraban de que se trataba de un disco “Menos convencional”, despues de degustar este disco sinceramente no sé como reaccionar, pero tildarlos de “Vende humos» sería la proclama mas acertada. Igual no es la primera vez que lo hacen: en el anterior “Aphelion” (2021) la banda aseguró que se trató de un disco mucho menos cerebral a la hora de elaborar las canciones cuando claramente la idea era de revertir los comentarios negativos hacia el pop experimental de “Pitfalls” (2019) con canciones un poco mas intrincadas y rítmicas si cabe la apreciación. El pasado 30 de agosto vía InsideOut music se editó el nuevo trabajo de los noruegos Leprous, el cual dividió a la prensa: algunos lo consideran un gran paso adelante y de reinvención para el grupo y otros el producto de una banda hundida por el ego y mas precisamente de Solberg; lo que confirma lo que dije en aquella reseña de “Aphelion”: a Leprous los amas o los odias. ¿Que postura tomo yo en este caso? Aun no me decido pero lo que vuelvo a sostener es que sigo sin entender el revuelo que se arma entorno a este grupo.
“Melodies Of Atornement”, octavo disco de los noruegos Leprous, se trata de un disco mas directo y que va al grano (ahí no mintieron) con respecto a sus anteriores 2 discos donde la experimentación y la elaboración dijeron “presente”. Acá se optó por un enfoque mas global y moderno donde el foco está puesto en llevar al oyente a otro escenario de sensibilidad mediante el factor conmovedor…pero al menos a mi me cuesta conectar con esa “paleta de colores que se despliega en sutiles esbozos…” como aseguran por ahí, algo bastante gracioso porque parece que estuvieran describiendo el fotograma de una película y no una canción, puesto que acá la parte musical sufre de una abulia y monotonía alarmante. Lo que me lleva a la segunda gran mentira: de eso de que “da mas espacio para que cada miembro del grupo brille en su campo”, puesto que hoy Leprous tiene exactamente el mismo problema de Queensryche de los 90’ post “Hear in the now frontier” (1997): el sonido de Leprous se volvió terriblemente dependiente de la voz de Einar Solberg puesto que todo contrapunto emotivo gira entorno a el y el aspecto musical queda a la deriva. Pasaba lo mismo con discos insípidos y desabridos como “Q2K” (1999) “Tribe” (2003) y “American soldier” (2009) donde el principal atractivo estaba puesto en la tremenda performance de Geoff Tate y pasa acá con Einar Solberg. De otra forma canciones como el inicio anodino de la trip hopera Silently Walking Alone con estructura obvia de explosión guitarrera en su estribillo y Einar cantando bien arriba, el punteo guitarrero casi bailable de Atonement y la calma exagerada de My Specter cuyo tridente gira entorno al mismo acorde de guitarra con otro cantante no creo que vayan a funcionar. I Hear the Sirens es casi una revisión del Pink Floyd de “The final cut” (1983) donde Waters te tenía escuchando cantar sobre bases apesadumbradas varios minutos hasta que se le ocurría levantar ese tono nasal tan propio de el. Y en eso de que “es mas metalero de lo que hemos sido en mucho tiempo” hay que decir que tampoco mintieron, pero el problema pasa por el lado de que los momentos mas pesados de temas como Like a Sunken Ship, el guitarreo a lo “Album of the year” (1997) de Faith No more en Limbo y el pseudo hip hop y pop de Faceless se hunden la intrascendencia dado ese tozudo apego a dejar que Einar reme las partes calmas con voces suaves, efectos de teclados de todo tipo sobre machaques, riffs y bases repetitivas y que ni siquiera estimular el oído. Self-Satisfied Lullaby parece un tema perdido del muy Depeche Mode “The Assassination Of Julius Caesar” (2016) de Ulver pero que en la voz falseteada de Solberg suena exagerada y el final con esa relectura del Pink Floyd mas lineal de “Dark side of the moon” (1973) en la reposada Unfree My Soul donde hay que esperar mas de 3 minutos con Einar falseteando su voz para que llegue ese break que saque al tema de la monotonía pero no parece alcanzar
¿Suena bien el disco? Si, está muy bien producido donde cada instrumento y arreglo está mas que sustentado, pero el bajo está totalmente pintado al óleo; por lo que me es muy difícil creer en eso de que en este disco se le dio margen a los instrumentos para que puedan destacarse. Eso sin hablar de la portada, de las peores que se hayan visto en lo que va del año. Para ir cerrando, no creo que esta modalidad le vaya a funcionar a Leprous porque tranquilamente se podía reemplazar la parte musical del disco e insertar melodías propias del trap y da lo mismo ya que todo gira entorno a lo que hace Einar en la voz. Ojalá Leprous para la próxima caiga en la cuenta de que a fin de cuentas son una banda hecha y derecha…
Leprous
Einar Solberg: voz y teclados
Tor Oddmund Suhrke: guitarra
Robin Ognedal: guitarra
Simen Børven: bajo
Baard Kolstad: batería
Canciones
Silently Walking Alone
Atonement
My Specter
I Hear the Sirens
Like a Sunken Ship
Limbo
Faceless
Starlight
Self-Satisfied Lullaby
Unfree My Soul