Sábado 15 de junio de 2024. Tercera Jornada del Z Live, Zamora.

Crónica escrita por Sikanda.

Fotografías cedidas por Fran Cea, Pedro Rueda y Javier Bragado

Tercera jornada y última del festival Z Live en Zamora y la arrancamos en la preciosa plaza de Viriato viendo el acústico de Zenobia. Y es que además de todos los conciertos del recinto de IFEZA durante los tres días de duración del Z se ha podido disfrutar de diversas actuaciones musicales desenchufadas en diferentes puntos de la ciudad. Así, pudimos escuchar la bonita voz de Jorge Berceo acompañado por su guitarrista y el teclado, en un remedo de su reciente disco en acústico: “Melodías encantadas”. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, cerraron su show con el tema “Lo llevo en la sangre” tras una hora de repertorio. Después aparecieron Bochornorama, que no son otros que el cantante y el guitarrista de Gigatrón pero con otro formato más loco aún de lo habitual.

El sábado empezó con las actuaciones de los zamoranos Atomic Megalodon y su psychobilly, con contrabajo incluido, Ars Amandi, que son siempre un seguro sobre el escenario y Opera Magna a los que no pudimos ver. Al igual nos ocurrió con los andorranos Persefone y su propuesta de death progresivo.

A continuación, llegó el turno de Decapitated, la banda polaca de groove y brutal death metal que durante una hora estuvo dando cera con temas como “Never”, “Iconoclast”, “Earth Scar” o “Cancer culture” y “Just a Cigarrette” de su último disco.

Después, y con bastante gente ante el Cooper Stage saltó la numerosa banda de Leo Jiménez. Los Leos como decía él mismo. Creo que había muchas ganas de ver al madrileño y saber cómo había evolucionado su voz tras su intervención, porque, además, se está acompañando de Patricia Tapia y de Zeta, excantante de Mago de Oz, para darle apoyo. Y la verdad… no sé si ya le hace tanta falta o si es porque él se siente más seguro, porque salió con toda la garra y la fuerza que siempre le han caracterizado. Creo que nada más salir al escenario ya nos tenía a todos en el bolsillo con su actitud. En cuanto al repertorio, arrancaron con “Desde Niño”, a la que le siguió: “Con Razón o sin razón”. En todas las canciones los tres vocalistas compartían protagonismo y se les veía muy cómodos juntos. Por cierto, que entre las filas de los “Leos” pudimos ver de nuevo a Cristian, cantante y guitarra de Dawn of Extinction realizando un formidable trabajo.

Por si eran pocos sobre las tablas, que parecía que tenían una fábrica de micrófonos detrás… saltó también MR. Korpa, de bandas como Minos o Rabia Pérez para el tema “Soy Libertad” apareció Mr. Korpa, haciendo los guturales quien volvió minutos más tarde para el corte “Mesías”. “Volar”, “Cielo e infierno” tampoco faltaron. Y para sorpresa de todos llegaron dos canciones de su época de Saratoga que pusieron todo el  Z patas arriba: “Vientos de guerra” que sigue sonando magnífica en su voz y “Perro traidor”, tema por el que siento debilidad. No se olvidó de Stravaganzza y cerró su actuación con la versión de “Hijo de la luna” de Mecano, que cantó hasta el apuntador.

Tocaba desplazarse unos metros, hasta el Siver Stage para ver a Paradise Lost. Una de esas formaciones que odias o amas. Centrándose en su álbum más aclamado “Draconian times” ofrecieron un concierto de una hora de duración en los que apenas se movieron de la crucecita que tenían marcada en el suelo mientras tocaban temas como: “One Second”, “Hallowed Land”, “The Last Time»”, “Small town Boy” o “Say Just Words”. Vi unas canciones y aproveché para cenar…que luego se hacía complicado.

 

Para muchos era el plato fuerte del día y por fin llegó el momento de ver a Ripper Owens y a K.K Downing con sus KK’s Priest. Pasaban unos minutos de las 9 de la noche y todavía había bastante luz cuando salieron al Cooper y durante una hora nos dieron un repaso a todos lo que estábamos allí. Fuerza, energía, estilo… y un repertorio que se centró en los grandes himnos de Judas Priest y relegaron a un segundo plano los de la propia banda. Una escenografía cuidada, con proyecciones en vídeo en una gran pantalla, humo, fuego… pero sobre todo la potente voz de Tim Owens, con una clase y un arte… y eso que estaba mascando chicle… ¿A dónde habría llegado sin ello? Arrancaron con un tema propio: “Hellfire Thunderbolt” y después, Ripper se vino arriba para cantar magistralmente la canción que lleva su apodo. Creo que ese fue el momento en el que nos dimos cuenta de que estábamos viendo algo grande, pues los agudos, la actitud, la entrega del público… una conjunción perfecta de elementos.

Llegaron los temas de su disco con “Strike Of The Viper” y “One More Shot At Glory” para entrar de pleno en los Judas Priest más clásicos con “Nightcrawler”. De la propia etapa con Ripper Owens al frente de la banda inglesa sonó como un trallazo brutal “Burn in hell” con llamaradas al más puro estilo Kreator del viernes. Después vivimos un momentazo con “Beyond the realms of death”, con su afilado solo, cargado de sentimiento, limpio… Y eso que KK Downing no se encarga de ellos, sino que lo hace el otro guitarra: A.J. Mills. Mira que Halford es el amo del cotarro, un verdadero dios del metal…pero te llegas a plantear el regreso de Owens… “Hell patrol” y “The Green manalishi” con sus archiconocidos riffs dieron paso a un “Breaking the law” que puso a todo el Z Live a mover cabezas a tope. Por desgracia, quedaban pocos minutos para el final del concierto, para los que dejaron el temazo que es “Victim of changes” en el que Ripper demostró, una vez más, lo buenísimo cantante que es, con unos agudos imposibles y “Raise your fist” que nos dejó ¡a tope!

Creo que todos nos quedamos con ganas de más de KK’s Priest, y que para muchos ha sido la mejor actuación del festival, de esas que te ponen los pelos de punta cuando las recuerdas. Solo por esta actuación ya mereció la pena esta novena edición del Z Live.

Pero quedaba otra banda que, sin duda, también está en el top tres… Avantasia, con Tobias Sammet a la cabeza. Además, no sabíamos a qué colegas se iba a traer de gira, pues se había ido anunciando que algunos de sus habituales no iban a poder hacer el tour… Éste fue un concierto controvertido según preguntes y según gustos. Para muchos, fue largo y aburrido. Para otros una obra maestra… yo me quedo un poco en medio… entre la genialidad y el a ratos se hace largo.

Creo que el show que ofrecieron en Zamora, con un escenario preciosísimo, como un castillo, con grandes columnas, faroles, enrejados y unos fondos entre lo gótico y las reminiscencias de Tim Burton para cada tema, cuidadísimos, espectaculares…no se puede disfrutar igual en una sala, si es que son capaces de instalar todo eso. Además, con un sonido perfecto de principio a fin. Luego, el conjunto de cantantes, músicos… que llevan: no sé si hay alguien con tanta capacidad de convocatoria como Tobías.

Destaco en la banda musical a Dirk Schlächter al bajo, un tío al que, de un tiempo a esta parte, te encuentras en todos los lados, lo cual es un gusto ahora que Gamma Ray está un poco en segundo plano. Y qué decir de Sascha Paeth (aparte de que podía reunir a Heave’s Gate) … es la otra mitad de Tobías en las composiciones y en todas sus locuras y además es un grandísimo guitarrista.

Arrancaron su repertorio con “Spectre” que nos fue haciendo entrar en harina. La siguiente en sonar fue “Reach out for the light” que quedó bien, pero se echaba mucho de menos a Kiske aunque Adrienne Cowan de Seven Spires hizo un gran papel, no solo en este momento, sino durante toda la noche. Bob Catley, de Magnum, con pintas de jubilado en Benidorm, nos dejó pasmados con su voz en “The Story Ain’t Over”. El recuerdo a su disco Moonglow llegó con dos temas en los que en disco participa Geoff Tate: “Alchemy” y “Invicible” y aquí llegó una gran sorpresa en su sustitución pues el elegido fue Ralf Scheepers, con su gran voz y su gran presencia. También fue inesperada la inclusión de Tommy Karevik de Kamelot para la canción “Dying for an Angel”, que es un verdadero hitazo.

La gente se entregó del todo al show en canciones como “Avantasia” con Bob Catley dándole la réplica a Tobías y el público agitando los brazos de un lado a otro; o “Farewell”, una de las composiciones más bellas y sentidas del alemán junto a Chiara Tricarico. Tras un pequeño parón, llevaron un piano de cola al centro del escenario sobre el que había hasta una línea de fuego para que Tobías tocara “Lucifer”. Poco antes nos había contado de que una vez le habían cobrado 10€ por una cerveza en Madrid…si va ahora…

Para el final, con todoooos los cantantes participantes sobre las tablas, que parecía aquello los inhumanos del metal, “Sign of the Cross” y “The Seven Angels” mezcladas en plan medley que fue un colofón perfecto para una grandiosa actuación.

Mucha gente comenzó a desfilar después de Avantasia pero aún quedó bastante público para la actuación de The Halo Effect. Son una banda formada en su mayor parte por ex miembros de In Flames al que se ha sumado el que fuera vocalista de Dark Tranquillity: Michael Stanne. Así que su estilo rezuma death metal, eso sí, melódico, lo que los acerca a gente como yo, a los nos cuestan bastante los guturales. Sin ser mi rollo, me pareció que tenían muchísimas tablas, y que ofrecieron una hora de concierto muy contundente, manejándose bien y dando cera bajo su logo que sumía todo bajo una luz verde y con el doble de James Hettfiled como bajista.

Y ya nos íbamos a ir, pero entre despedidas y demás… arrancaron Gigatrón, con su gira XXV aniversario. Y mira, que no soy fan… pero terminar un festival, grandioso en muchos aspectos, con las risas que te arrancan estos frikazos del metal… pues es un puntazo. Y que, a veces, los heavys lo tenemos muy creído, y está bien reírse de uno mismo. Otra regresión 25 años atrás para los que siguen a la banda desde entonces. El momento “Tú no eres mi Satán, tú eres otro” con recuerdo incluido para el Satan Is Real  de Kreator.. apoteósico. Una hora de buen humor y música para cerrar un  Z Live fantástico.

Quiero dar las gracias desde aquí a los fotógrafos que han cedido sus fotografías amablemente a los medios que sólo llevábamos redactor. Y a la organización por hacérnoslas llegar.

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