Primitivo y monolítico Heavy Metal directo de la sabana africana
Crítica escrita por Luishard
Amigos de Dioses del Metal, con el paso del tiempo me había acostumbrado a recibir discos de lugares tan pintorescos como Singapur, India o Kazajistán, pero hasta ahora ninguno del continente africano. Skinflint, un trío bicolor, procedentes de la capital de Botswana, Gaborone, llevan unidos desde el año 2006. Siendo honesto no había oído hablar nunca de ellos, aspecto que no es óbice para que no me haya tomado con interés la escucha de este Nyemba, estando previsto su lanzamiento el 16 de Enero de 2015 bajo el sello de Pure Steel Records.
Su primer trabajo fue Massive Destruction en 2009, y tienen un par de álbumes reeditados en 2013, Iklwa(2010) y Dikoppo (2012), logrando captar la atención del mundo del Metal en los últimos años, más allá de ser catalogado como un grupo exótico, porque han realizado exitosas giras, tanto en el continente de origen como en Europa, actuando por ejemplo junto a Carcass en el Reino Unido. Me cuentan por el mundo virtual que sus directos son más interesantes, por las ganas y actitud sobre el escenario, que los trabajos de estudio.
La portada en colorista y muy animada, en plan Avatar, bosque, cuervos, encapuchados y unión con la naturaleza a través de las raíces, curiosa simbología.
Como pioneros, llama la atención la capacidad que han tenido de unir y entremezclar el Heavy Metal de la vieja escuela anglosajona, con elementos folklóricos africanos en esos ocho temas y poco más de 33 minutos. El grupo que más me han recordado, sobre todo en múltiples acordes de guitarra y alguna que otra melodía, es a los Iron Maiden en la etapa de Paul Di´Anno, como así se demuestra en la pista The Pits Of Wydah.
En cuanto a las letras, éstas nos hablan de creencias ancestrales tribales y mitología africana, lo cual no es de extrañar, con estribillos que no destacan por enganchar. La producción la siento muy básica, con pocos arreglos, todo suena muy cercano y real, lo cual no es malo dado que las pistas son sencillas, sin grandes pretensiones, siendo Muti la excepción a este detalle.
En conjunto, el ambiente es oscuro y pesado, algún que otro toque épico, con ritmos más bien lentos, profundos y melodías básicas, como en Okove o Abiku. Incluso se atreven a resucitar alma envueltas en blues, con punteos que parecen llegar del mismo Mississippi, como el que engalana The Wizard And His Hound. También tenemos inicios de típica baladita en Sinkinda o The Witches Dance, pero que vuelven, según se desliza el corte, a la apuesta inicial.
Los riffs son generosos en distorsión, al igual que los punteos, cortos y sentidos, destaca un bajo protagonista, incluso llega a encabezar el inicio de varios temas, por ejemplo el primero, Veya. En cuanto a la batería, Sandra no se complica, directo y sencillo es su lema, no hay porqué astillar baquetas. La voz de Guiseppe favorece ese clima cansino y pegajoso, con una voz cavernaria, ronca, profunda, acorde con la propuesta desplegada.
Esta banda tiene potencial, a poco que se atrevan con hacer algo más complejo o innovador, siempre digo eso de que “la fortuna favorece a los audaces” y creo que tienen margen para que se lo apliquen, incluso que sean temerarios pero respetando el estilo propio. Está bien para darle una oída y ver como se las gastan en el cuerno de África, pero no es un disco notable, aún cuando tampoco es malo, tiene un “encanto” distinto, por lo que bien podría puntuarse con 6,25 puntos sobre diez. Un saludo metálico a todos.
Tracklist
1. Veya
2. The Pits Of Wydah
3. Okove
4. Abiku
5. The Wizard And His Hound
6. Sinkinda
7. Muti
8. The Witches Dance
Componentes
Guiseppe “Juice”. Voz, guitarra
Kebonye “Raskebo”. Bajo
Sandra “Hurricane Sandy” Sbrana. Batería