«¿Qué hay amigo al otro lado del silencio? Al otro lado del silencio está tu voz.»
Esos chicos que lo dan todo sobre el escenario necesitan vuestro aliento. 

Perdonad mi mala educación, creé esta sección, «Al otro lado del silencio», para ponerla a vuestro servicio, tod@s los que tengáis algo que contar tenéis aquí vuestro espacio, pero la estrené hace unos días con una interesante reflexión de Vicente Feijóo (Zarpa) sin presentarla como es debido, ahora le pongo remedio. No sé si uso de forma debida una expresión que usa nuestro amigo argentino Chris, pero me voy a arriesgar: a veces el tiempo es una perra, que no nos permite hacer las cosas como queremos.

Presentada la sección os digo que podéis enviar vuestros escritos a info@diosesdelmetal.org, intentad aportar algunas imágenes, siempre hacen más digestivo el texto. 

Hechas ya las presentaciones, y como este espacio está a disposición de todos, yo mismo voy a usarlo, porque hay algo que me inquieta, una de muchas, de la que ya he hablado con muchos pero que hoy, viendo el tiempo récord en el que se han agotado las entradas para los conciertos de AC/DC en mayo, ha vuelto a asaltar mi mente y quiero compartir con vosotr@s: las salas vacías.

Así es, mientras bandas como AC/DC llenan estadios, mientras algunos festivales gozan de una buena salud, hay muchas bandas, nuevas y veteranas, que no consiguen atraer ni 50 fieles un sábado por la noche.

Por supuesto hay excepciones, algunas bandas siguen llenando, pero este mal endémico afecta sobre todo a bandas de Metal tradicional, Heavy y Power Metal sobre todo. Hablo de Murcia, que es lo que conozco, pero me consta que este virus se extiende por toda la piel de toro. ¿Ya no interesa el Heavy Metal? ¿Es por la crisis? ¿Culpamos a las nuevas generaciones?

No es un secreto que las ventas de música en general han caído en picado, es difícil convencer a alguien de que gaste 15/18€ en el último trabajo de su banda favorita cuando puede obtenerlo gratis con un click. El formato físico se está convirtiendo en un objeto de colección para los melómanos y nostálgicos, la prueba es que son muchas las bandas que están haciendo ediciones limitadas en vinilo. ¿Culpables? Muchos! La industria ha vampirizado el sector hasta no dejar una gota de sangre, no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y, como siempre, las que salen perdiendo son las bandas, los creadores. Se impone un cambio de modelo de negocio, ya son muchos los músicos que se autoproducen sus trabajos y los ponen a la venta, proliferan nuevos «buitres» que se mueven con fluidez en las nuevas tecnologías y ofrecen su apoyo para promocionar y difundir su música… Por un precio claro, en este mundillo (casi) todo tiene un precio.

Pero esto es tema para otro debate, lo que quiero hoy es compartir con vosotros mi temor por no poder seguir disfrutando de música en vivo, porque si no apoyamos la escena esto se muere, entre todos la matamos y ella sola se murió.

No voy a hacer de abuelo cebolleta, contando lo difícil que era hace 20/30 años disfrutar de conciertos de Heavy Metal en nuestra ciudad, es cierto que había menos grupos, la proliferación de bandas actual no ayuda, divide y vencerás, esta Torre de Babel metalera que hemos creado, con esa multitud de ramas que forman parte del Árbol del Metal, y de cada una de esas ramas multitud de bandas, nuevas y viejas, luchando por su espacio e intentando conseguir su parcela de público, resulta una empresa harto complicada.
Vale, aquí tenemos uno de los posibles problemas: excesiva oferta.

Crisis económica, ese podría ser otro, ¿verdad? Claro! Esa podría ser la explicación, pero, ¿sabes? las entradas para ver a AC/DC se vendían (creo) a 84€ y se han vendido en pocas horas de ponerse a la venta… Ya, ya lo sé, son grandes e irrepetibles, son pocas las oportunidades de verlos en nuestro país, lo sé, lo admito. Pero hablamos de crisis económica ¿no? Para alguien que no sea de Madrid o Barcelona, alguien que tenga que desplazarse de lejos, gastar en el viaje, pasar la noche en la ciudad… ¿Hablamos de 250€? Eso contando dormir en un hostal y viajar, por ejemplo, en tren, nada de AVE, y dormir en un hostal o pensión, nada de hoteles, pero hay que comer, tomar alguna cerveza… ¿Podemos decir que el que se puede permitir gastar ese dinero en un solo concierto no está pasando por dificultades económicas? ¿Que esa misma persona no debería poner objeciones a gastar 15/18€ en ver a bandas como Obús o Warcry, 8/10€ en otras como Zarpa, Zenobia, Santelmo, Guadaña y tantas otras. Pero para esos que no estén dispuestos a gastar ese dinero les digo que hay una amplia oferta de conciertos gratis, pequeñas/grandes bandas puedes verlas sin pagar entrada en muchos garitos… ¿Qué pasa, que las copas son caras? Siempre hay una excusa si buscas bien.

Ahora vamos contigo, metalero de pro, por tus venas corre el Metal, tienes más música que nadie… En tu ordenador, no crees que tengas que comprar música, si esas bandas sacan discos es porque pueden, además, siempre hay quien los compra, ¿o no? Esta noche hay conciertos de Metal en tu ciudad, pero no son de tu estilo, están ya muy vistos o no te apetece salir, te has bajado una peli que acaban de estrenar en el cine, pero tú ya la tienes para verla cómodamente en tu salón. A lo mejor lo que te apetece es salir a tomar unas copas, eso sí, te pones tu camiseta de Metallica porque eres muy heavy, ya habrá otros conciertos, ya traerán algún grupo que merezca la pena. De todas formas, siempre hay gente que acude a ver esas bandas ¿no? No es como si fuera mi responsabilidad, siempre habrá bandas que toquen, lo hacen porque les gusta… ¿Te reconoces? Si es así no te sientas atacado, hay muchos como tú, sois mayoría y no pretendo criminalizaros, esto no es solo culpa vuestra pero, ¿me haces un favor? Te voy a pedir que me acompañes, estamos en una época propicia para cuentos… ¿Por qué no jugamos a que soy el fantasma de las Navidades presentes?

Puedo ser yo o puede ser otra persona, en tu condición inmaterial te acercas a él en su casa, es ese mismo sábado por la noche en el que oíste que venia esa banda madrileña, joder! ¿Cómo se llamaba? No importa, es una de esas que no inventan nada y llevan 15 años tocando, vienen a presentar su 4º o 5º disco, no recuerdas cuántos tienen pero sabes que te bajaste su discografía, oíste alguno de sus discos y no estaban mal, pero como dices, no inventan nada.

Ahí está el tipo, ¡vaya! No es ningún chaval el jodío, jeje, tampoco tiene pinta de heavy, ni tiene el pelo largo, de hecho le escasea. Te acercas más a él, ahora no sólo lo ves, sientes lo que él siente, debe ser parte del juego y tú no eres un cobarde, así que te dejas llevar. Se trata de un padre de familia, está cansado porque trabajó esa noche y no se ha recuperado, tiene mujer y una niña pequeña, la niña de 3 años ve a su papá poniéndose los vaqueros y una camiseta negra, acompaña el conjunto con una raída chupa de cuero que ha vivido tiempos mejores.

-¿Papá se va concierto?- Dice la niña que ha aprendido a interpretar esas señales.
-Sí cariño, pero vuelvo pronto.- responde. 
Sientes su lucha interior, el sentimiento de culpa por dejarla sola, son pocos los fines de semana libres y siente que se está perdiendo cosas… Pero viene una buena banda de Heavy Metal, has escuchado su último trabajo y es bastante bueno, ha hecho 500km para tocar en tu ciudad y tú tienes libre esa noche, ¿cómo vas a faltar? Te cuelgas la cámara, te despides de tu mujer, que sabe lo importante que es para ti la música y (casi) te entiende, y te diriges a la sala.

Llegas media hora tarde porque ya sabes que la puntualidad no va con nosotros, aciertas, la sala está vacía, el escenario a media luz y con los instrumentos dispuestos. Recorres con la mirada el interior, siempre es un momento incomodo, la certeza de que vas a encontrar a la camarera y el encargado de la iluminación y las mezclas, pero no, distingues algunas caras conocidas, ahí están Nuria, Ana y Alberto, menos mal. También ves al grupo tomando unas cervezas en la barra, en un rincón hay dos parejas iluminadas por el brillo de las pantallas de sus móviles, enviando febrilmente mensajes a quien sabe quién. Se dirige a la banda y se presenta, les dijo por Facebook que iría pero no se conocen personalmente. Hechas las presentaciones y entrando en calor los músicos preguntan si es normal que a esas horas aún no haya gente, echas mano del manido argumento de que la gente en Murcia sale tarde, que hay partido… La banda se prepara para tocar y tú te quedas con él, sientes empatía, esa persona con tanta fe, aferrado a su causa, ¿qué lo motiva a seguir?

Lo ves charlar con esas chicas, una de ellas le ofrece un mini, la otra le informa del setlist que va a tocar la banda, siempre sabe esas cosas, como sabe que va a venir muy poca gente más…

La banda aparece sobre el escenario, una máquina perfectamente engrasada que destila el mejor Metal. Es un concierto entre amigos pero ellos fingen no darse cuenta, son profesionales y vienen dispuestos a darlo todo. No puedo evitar que esas notas me transporten, no estoy acostumbrado a ver una banda tan cerca, puedo ver los dedos del guitarrista correr por el mástil, los conciertos a los que suelo ir apenas distingo a los músicos. El tipo está entregado a la labor de hacer fotos desde todos los ángulos, no es difícil, no hay casi nadie en las primeras filas. La banda pide al escaso público que se acerque, veo al tipo guardar la cámara, siento su dolor, su vergüenza, levanta las manos y participa en los coros. La banda lo hace realmente bien, me pregunto por qué no he venido antes, por qué no se lo digo a mis amigos, la verdad es que lo estoy pasando bien.

Finaliza el concierto, la banda agradece el apoyo de los asistentes, estrechan manos, se hacen fotos con los pocos fans y toman algo en la barra.

Busco al tipo al que he seguido toda la noche, conecto con él, está confuso, algo desanimado, una pregunta en su mente: -¿Sirve esto para algo?- pero en seguida entierra la duda, se dice que las cosas van a cambiar, que va a publicar una crónica en la que todos se arrepientan de no haber asistido al concierto, se convence de que alguien se hará eco de ese grito en el silencio.

Yo te he escuchado amigo, ahora lo entiendo, espero que no sea tarde…

Deja una respuesta