“Demostración en la que la tensión no termina de alcanzar el límite elástico”
Escrito por Henrik Edmund Lümberg
Séptimo álbum y sexto de estudio de la banda de la isla-continente. Catorce años después de su debut, “The Isle Of Disenchantment”, el cual logró posicionarse entre los más escuchados dentro del death metal técnico recibiendo positivas críticas y permitiendo a la banda girar de primeras con nombres de la élite como Behemoth, Amon Amarth por Europa y Lamb Of God por América. Gracias a “The Scepter Of The Ancients” en 2003 daban un golpe encima de la mesa para indicar su propio territorio en la guerra de conciertos, situándolos como uno de los principales grupos de segundo nivel listos para dar el paso triunfal y meterse en primera línea de batalla.
Pero ese momento no llegaría nunca… la propuesta de los australianos no está mal, pero tiene falta de originalidad, calidad de la producción y poder de evitar los inesquivables clichés del género que practican. La saturación en la música arrastra hoy día a todos los géneros por igual, unos más que otros, pero llegar al máximo público posible delimita el estar o no en dicha posición.
Desde 2006 hasta hoy día han seguido ofreciendo discos que no han llegado a repercutir tanto como su segundo, pero que no han bajado para nada su propio listón, son todos de un alto nivel compositivo pero que nunca terminaron de completarse. Debe ser que ya han admitido ser una de las de segunda categoría y mal desde luego no les va, mientras ellos estén contentos no tengo más qué decir.
Se dice que los grupos que sacan el álbum homónimo en medio de su discografía (quiero decir que no sea el primero, como en la mayoría de los casos), significa que la banda sufre un cambio de rumbo o de ideas. Hay ejemplos en los que, desde luego, se han hecho realidad. Se me vienen a la cabeza tan solo tres, siendo uno de cada tipo: el primero, Metallica y su “Black Album” (para muchos su homónimo, nunca dijeron como se llamaba), desde ese disco, los americanos fueron de mal en peor logrando editar bazofias hasta su último trabajo; Apocalyptica, los primeros eran soporíferos por no existir percusión en ellos, pero este disco cambió sus propias reglas llegando a darles la merecida fama que se merecen hoy día; y Dream Theater, que lo único que cambiaron fue el sonido porque siguen siendo iguales a los anteriores y seguirán así seguramente.
“Psycroptic” está compuesto por nueve temas, idea que la banda sigue en todos los lanzamientos de estudio. La duración no llega a los 38 minutos totales lo cual de primeras es un buen indicativo acerca del mismo, porque más se hace pesado.
“Echoes To Come” comienza de forma introductoria pero enseguida muestra sus armas más poderosas bombardeando a los oyentes con la propuesta que han llevado desde sus orígenes, es decir, death técnico con voz gutural agresiva tipo harsh, ritmos thrasers de guitarra y velocidad supersónica con los pies tras los círculos. Muy en la onda de bandas como Necrophagist, Decapitated o Cryptopsy. Le sigue “Ending” con un atractivo ritmo de guitarras, muy técnico desde luego, la batería toma un protagonismo especial en este corte, eclipsando la atención que se le presta a la voz para fijarnos en sus bombos y platos.
“A Soul Once Lost” es de ritmo cambiante y los defectos audibles que se detectan en la producción parecen no mejorar, por lo que la nota va a sufrir un descenso leve. La parte instrumental es muy típica de otros de sus discos como su anterior “The Inherited Repression”, vamos, nada nuevo. La que sí me parece novedosa es la que le sigue, “Cold”, que para nada me deja frío, sino con ganas de más. Canciones por esta se me apetece escuchar este estilo, para los que no conozcan al grupo, recuerda a Soilwork, Behemoth o Slayer pero más rápido y agresivo en las partes comunes.
“Setting The Skies Ablaze” parece como si se produjera una avalancha de gente queriendo salir por una única puerta, demasiada velocidad desmedida que no hace más que dificultar el entendimiento de su música, para eso escucho grindcore, porque esta producción no es apta para ello. Otro punto negativo. “Ideals That Won’t Surrender” vuelve a la serenidad mostrada al comienzo del disco, pero recordando a su pelotazo de 2003 en el ritmo de batería, de los complicados y demostrando su valía para el puesto, lo mejor del tema. “Sentence Of Immortality” transcurre con un diálogo entre guitarras y batería interactuando ambos e incrementando su protagonismo según avanza la canción, las voces pasan a un segundo plano. La parte melódica recuerda a fragmentos de Nile o Cannibal Corpse.
“The World Discarded” es el mejor tema del disco, velocidad de vértigo con control y medida, exactamente echa a medida para la producción que tienen. Parecía imposible que se dieran cuenta, pero parece que por fin lo han hecho, así sí! Los recuerdos a Lamb Of God son irresistibles pero sin nada que envidiarlos. Muy buen corte!
Terminamos con “Endless Wandering” y parece que también han aprendido a hacer la selección de canciones, en otros discos anteriores, como “Symbols Of Failure” y “Ob(Servant)” se notaba que estaban mal colocados. El tema es pegadizo gracias a las guitarras y voz, terminando con la batería en ritmo constante para reencontrarse de nuevo con el próximo lanzamiento.
La duración de los temas es muy similar, de entre tres y cinco minutos, un buen factor a tener en cuenta ya que no hace ser repetitivo ni pesado de escuchar. Por ello la nota media que resulta de mis variables es de 7,1/10.
Canciones
1. Echoes To Come
2. Ending
3. A Soul Once Lost
4. Cold
5. Setting The Skies Ablaze
6. Ideals That Won’t Surrender
7. Sentence Of Immortality
8. The World Discarded
9. Endless Wandering
Psycroptic
Cameron Grant – Bajo
David Haley – Batería
Joe Haley – Guitarras
Jason Peppiatt – Voz
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