“Una corona cada vez más pesada de cargar”

Crítica escrita por: Christian Darchez

Según tengo entendido (aunque tampoco me moleste en buscar, me hago cargo de eso) es que este segundo disco de LIL, esta suerte de ¨súper grupo¨ integrado por ex músicos de Dio, desde el año pasado que estaba casi terminado, pero la recuperación de Vivian Campbell tras haber sido diagnosticado con cáncer de colon dificulto esta tarea. Este año la banda presenta su segundo disco y hay que decir que el legado de aquel enano mágico que nos dejó en 2010 entre la payasada inescrupulosa de su viuda con el holograma (dejando a la mismísima Sharon Osbourne como una nena de pecho) y esto que hicieron sus ex subordinados está a cualquier cosa menos a salvo.

¨II¨, dejando obviedades de lado, si bien se trata de un disco diferente (eso hay que reconocerlo) a aquella magra imitación del disco de 1984 con el que bautizaron a la banda en el debut ¨Heavy Crown¨ (2016), lo cierto es que ¨Shock¨ el último disco de Tesla parece un disco de Napalm Death al lado de este engendro. De aquel mamotreto de heavy metal a la Dio de su debut no ha quedado casi rastros y en este caso fue reemplazado por una especie de Hard Rock con algún que otro momento blusero y alternativo (¡!), pero que suena demasiado inofensiva y poco consistente; de hecho ni siquiera llega a ser edulcorado y es una lástima porque hay así tendríamos un poco de gancho. Vivian Campbell no solo se recupera lentamente de su tratamiento medico sino que hace años viene en piloto automático en Def Leppard y encarando el disco para ese lado poniendo yeites hard rockeros y bluseros con su guitarra pero con tan pocas calorías uno como oyente la verdad es que esta liquidado. La cosa de por sí ya arranca mal con Blackout the sun algo parecido al blues rock donde se nota los primeros problemas del disco: la falta de potencia y enfoque musical y eso sumado a la correcta pero demasiado ¨aristocratica¨ performance del cantante Andrew Freeman que cuando debe subir los decibeles grita más de lo que levanta. Landslide y su marcha mas hard rockera y algunos machaques pesados (digamos) anima un poco más la cosa, al igual que Year of the gun y su pulso acelerado pero que pierde la gracia no solo por culpa de sus pausas que no suenan atractivas sino que las guitarras parecen quebrarse. Give up the ghost es un blues de sabor hard a lo Whitesnake…o al menos esa fue la intención porque su andar anodino solo se ve compensada con un muy buen solo de Campbell. La cosa se pone mucho peor con The unknown unas pieza melódica de sabor noventoso con algún que otro guitarrazo que ni Bon Jovi o Scorpions se hubieran atrevido a grabar en esa época, y con eso les digo mucho. Esta dualidad y falta de enfoque o desarrollo hace que hasta los momentos más movido y pesado del disco como la veloz Electrified o ese desastre llamado False flag y su onda a lo Stone Temple Pilots se hundan en la intrascendencia. Una anemia y falta de consistencia que lamentablemente dura hasta el cierre con The light para finalizar un disco con muy pocas luces.

¿Suena bien el disco? Si y no, el tema es que uno nunca termina de saber qué fue lo que hicieron hacer, porque si su idea era abarcar varios estilos debo decir que la pifiaron feo. No acertaron en ninguno de ellos. Los que hayan disfrutado de aquel debut del 2016 tal vez pueden llegar a soportarlo más que yo. Claro está.

Last In Line:

Andrew Freeman: voz

Vivian Campbell: guitarra

Phil Soussan: bajo

Vinnie Appice: batería

Track list:

1. Intro

2. Black Out The Sun

3. Landslide

4. Gods And Tyrants

5. Year Of The Gun

6. Give Up The Ghost

7. The Unknown

8. Sword From The Stone

9. Electrified

10. Love And War

11. False Flag

12. The Light

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