“La Doncella baila con el Progresivo”
Crítica escrita por Luishard
Amigos de Dioses del Metal, dos años después del gran trabajo que fue Somewhere in time, los bailes de la Doncella de Hierro hace tiempo que dejaron en la estacada al Punk y al Heavy de pura sangre y deslumbran en abril de 1988 con un disco enteramente conceptual y de aromas progresivos Seventh Son Of a Seventh Son y van siete.
Particularmente y bajo mi humilde opinión de metalero no estoy de acuerdo con Steve, que decía “pensé que era el mejor álbum que habíamos hecho desde Piece Of Mind”, me encantaba porque era más progresivo…”, no me acaba de convencer estos devaneos en el sonido típico de los Iron Maiden, aunque tengo que reconocer que Martin Birch sigue ganándose el sueldo, los múltiples arreglos de sintetizador se mezclan acertadamente, las guitarras acústicas no quedan mal y las letras, aunque complejas, tienen su atractivo en el intento de descifrarlas.
A pesar del sutil “cambio”, en los EEUU se vendieron 500.000 copias, permaneciendo en el Top 20 muchas semanas, 100.000 en el R.U. y otras tantas en Alemania, lo cual no estaba nada mal, dando lugar a la mayor y mejor para muchos, gira de los Maiden a nivel mundial, formando parte como cabeza de cartel de la edición del Monsters of Rock de Donington, la de 1988, junto a Kiss, Guns and roses, Helloween, David Lee Roth y Megadeth, abrumador. Mención especial a esos singles que llegaron al Top 10 en varios países, Can I play with madness, The evil that men do, The clairvoyant y Infinite dreams.
Hasta en la portada se observa un cambio de tendencia, aunque siga siendo el incombustible Derek Riggs. Ya no aparece un primerísimo plano de Eddie, por otra parte algo cambiado, difuminándose el personaje en el entorno helado.
Hay varias cosas interesantes en torno a este trabajo. Lo primero el nombre e historia, sobre un vidente y el séptimo hijo de un séptimo hijo que tendría capacidades psíquicas especiales, de tal forma que cada canción nos cuenta una parte de la vida de éste personaje y como no podía ser de otra forma, eso se le ocurrió al inquieto Harris después de leer el libro, “El séptimo hijo” de Orson Scott. Luego, Bruce Dickinson participó activamente en la composición de las canciones. Y como mi pequeño “desastre”, el guitarrista Adrian Smith, abandonó la formación durante la pre-producción del No Prayer for the Dying (1990), no volviendo hasta 1999 al no estar de acuerdo con la dirección que estaba tomando la banda.
Bajo la discográfica EMI, fue grabado en los Musicland Studios en Munich (Alemania), son ocho canciones y 44 minutos de Metal. Y es que nada más escuchar la llegada de Moonchild, con el que inician esa historia del nacimiento del ser especial, te das cuenta que algo ha cambiado, Dickinson casi susurra, las acústicas y teclados, tras calentar bien los motores, dan paso al Heavy Metal veloz y melódico y el estribillo es una torrentera de voz. Infinite dreams se inicia como una balada, lenta y agradable, pero….cambia el tempo, Bruce se crece y los cambios de ritmos, melodías y punteos la trasmutan a un temazo de altura.
Can I play with madness? es previsible y facilona, digamos que muy comercial para los estándares metaleros, pero ese cambio de ritmo en el estribillo, con las guitarras de fondo, es pura hidromiel. The evil that men do es un diamante, ¡que seis cuerdas de inicio!, como se desboca y la envuelve la elegancia, ¡una cabalgada de corcel pura sangre!, momentazo Iron Maiden. Se nota que solo Harris intervino en la faraónica y extensa Seventh son of a seventh son, aunque tengo que reconocer que aquí se sale, fantasía, arte, pegada, acero, energía, ¡diana!, aunque….tantos segundos navegando en la aridez de los arreglos, por muy buenos que sean, sobran.
La misteriosa The prophecy, muy plural en los ritmos y de acústico final, nos lleva a The clairvoyant, donde Steve Harris vuelve a hacer de las suyas con la inspiración, destacando ese riff tan pegadizo que sostiene la melodía junto a los arreglos de teclas. Only the good die young marca el final de este disco por muchos infravalorado y de la historia, abriendo con una sabrosa cabalgada de guitarras y mucha melodía en el estribillo, un volcán de armonía. ¿Declive?, ¡no!, solo evolución. Un saludo metálico a todos.
Track List
1-Moonchild
2-Infinite dreams
3-Can I play with madness?
4-The evil that men do
5-Seventh son of a seventh son
6-The prophecy
7-The clairvoyant
8-Only the good die young
Formación
- Bruce Dickinson. Vocalista
- Dave Murray. Guitarra
- Adrian Smith. Guitarra
- Steve Harris. Bajo
- Nicko Mc Brain. Batería.
Oficial
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