Inauguramos las entregas especiales dedicando todo el espacio a una de las series que ya es considerada una de las historias de samuráis más relevantes del mundo manganime. Conocida en Asia y algunos puntos de Europa como Rurouni Kenshin o en Hispanoamérica y España como Samurái X.

Escrito por Christian Darchez

“El pasado no perdona” (Primera Parte)

Una de las grandes obras maestras del manga y anime, sin temor a equivocarme; y estoy seguro que muchos y muchas por ahí no les va a temblar el pulso en darme la razón. Una obra que ya tiene su lugar de privilegio en el mundo del Shonen (manga y anime enfocado a las series de lucha) al lado de otras muy conocidas como “Saint Seiya”, “Yu Yu Hakusho”, “Hokuto no Ken” “Jojo’s Bizarre Adventure” y “Dragon Ball”, seguido de cerca por algunos más actuales como “Naruto”, “Bleach”, “One Piece” y “One Punch Man”, por citar ejemplos.

Así de grosa es la obra del mangaka Nobuhiro Watsuki (que estos últimos tiempos estuvo envuelto en una sonada y triste polémica que más adelante contaré) en 1994 creaba a “Rurouni Kenshin” (algo así como “Kenshin el vagabundo”) un samurái de la restauración Meiji que, armado con una katana de filo invertido, se negaba a volver a matar. Esa sería la breve y principal sinopsis de la obra de Watsuki. Porque Watsuki no solo creaba tramas profundas a la vez de estilizadas peleas, sino que también tomaba aspectos históricos y personajes del Japón feudal que realmente existieron, pero para entender mejor las cosas hay que ir para atrás y contar uno de los periodos más violentos y decisivos de la historia de Japón: la era Meiji.

La era Meiji: tiempo de cambios

El primer periodo significativo de la obra de Watsuki es el periodo Edo (1603-1868), época donde los samuráis tuvieron su apogeo y Japón era regida por un régimen militar que mantuvo a la nación nipona aislada del resto del mundo, conocido como “Shogunato”, donde el mismo emperador era mas bien una figura divina más que autoridad. Hasta que se produjo un incidente particular que fue el detonante para la revolución: en 1853 una flota de barcos americanos fuertemente armados, al mando del comodoro Perry, venían con la misión de demandar derechos especiales para comerciar con Japón, por lo que al Shogun no le quedó otra que acceder a la negociación.

Aquello shockeó enormemente a los japoneses que ya empezaban a notar la debilidad de su gobierno frente a otras naciones avanzadas. Por lo que muchos clanes de samuráis se revelaron contra el Shogun haciéndose llamar “Ishin Shishi” (patriotas del cambio o la revolución), comprando armamento y cediendo parte de sus privilegios en pos del cambio. Quienes no estaban dispuestos a tal cambio eran los aún partidarios del Shogun (especialmente la clase alta) conocido como los Bakufu. Así se dio el segundo periodo de la trama: el Bakumatsu, mejor conocido como la guerra civil en el que el Ishin (los samuráis que apoyaban la reforma y buscaban devolverle el poder al emperador) y el Bakufu (los simpatizantes del decadente sistema feudal del Shogun) reunieron a los mejores de sus combatientes para pelear y asesinarse mutuamente en las calles.

Finalmente, tras muchas escaramuzas y en especial la guerra Boshin que duró casi un año, el Shogun, Yoshinobu Tokugawa, ya muy debilitado y con sus fuerzas militares casi derrotadas por completo, se rindió en 1868 y le cedió el poder al emperador Meiji; comenzando otro periodo de la obra: la restauración Meiji.

Las primeras medidas del emperador fueron promulgar leyes de igualdad como prohibir que se llevaran espadas y la posibilidad de tener apellido (2 cosas antes exclusivas de los samuráis). Ya sentada las bases comenzaría el periodo en el que Kenshin se mueve dentro del manga y anime: La era Meiji, la entrada de Japón a la era moderna.

Por esta era, ya Japón abierto a occidente, comenzó a implementar políticas económicas con otros países. como tratados comerciales e importar médicos, arquitectos, abogados y hasta instructores militares. Esto provocó un shock cultural del que nadie salió inmune: las tradiciones Zen y el estoico Bushido (el código de los samuráis) chocaron de lleno con la occidentalización que había llegado a un Japón muy atrasado en muchos aspectos, y que, en otras palabras, jamás había visto un tren.

También llegó a traer malestar entre quienes habían apoyado al emperador y sugerían que el cambio era muy rápido. Por toda la nación nipona se sucedieron rebeliones, siendo la más importante la de Satsuma en 1877 al mando del Samurái Saigo Takamori. Finalmente, la victoria fue del ejército imperial y la posterior ejecución de Saigo Takamori a manos de Okubo Toshimichi significó el fin de los samuráis como clase social, dando fin también a una era de heroísmo, violencia y por sobre todo honor.

El manga y anime

Ya terminada la clase de historia pasemos al manga creado en abril de 1994 por Nobuhiro Watsuki, quien presentó esta historia por primera vez en la revista Shonen Jump y sorprendió a todos con una obra muy profunda, que salía de lo convencional: la historia basada en hechos históricos reales y que algunos de sus personajes también existieron confluían en tramas también elaboradas en un subgénero donde era muy común que todo se desarrollara desde la fantasía.

El manga llegó a sumar 255 capítulos a lo largo de 5 años de serialización al que luego se recopilaron en un total de 28 tomos. La versión anime hizo su debut allá por enero de 1996 en la TV japonesa siendo un tremendo éxito, llegando a competir inclusive cabeza a cabeza con “Dragon Ball GT”.

El anime, pese a algunos cambios (adaptación, capítulos de relleno mientras Watsuki continuaba dibujando) fue bastante fiel al manga adaptando los primeros 18 volúmenes y en la misma teníamos a Kenshin, un samurái vagabundo que hace 10 años había combatido en el Bakumatsu apoyando la reforma y empuñaba una katana de filo invertido con la promesa de no volver a matar. Kenshin a simple vista parece un sujeto afable que no dañaría a nadie, pero es un hábil asesino haciendo gala de sus más variadas técnicas Batu, conocidas como el Hitten Mitsurugi. Durante su camino iría conociendo a quienes después serían sus grandes amigos como Kaoru Kamiya, Sanosuke Sagara, Yahiko Myojin y Megumi Takani; también aparecerían algunos villanos que reclamarían su pasado como “Hitokiri Battosai”.

La que sin dudas fue la saga más poderosa del anime fue la llamada “Saga de Kyoto” donde el despiadado Makoto Shishio y su ejército, planean derrocar al gobierno Meiji para instaurar su régimen de terror, por ello, Kenshin junto con sus amigos deben impedirlo. Al menos los de Sony (la productora japonesa) en este primer tramo hicieron las cosas bien (ya voy a aclarar porqué), aunque cuando llegó a Latinoamerica recién en 2001, llegó bajo el nombre de “Samurai X” y con un doblaje a cargo del estudio colombiano Centauro Comunicaciones bastante polémico: lleno de errores de traducción y modismos con los que los japoneses no hablan, a veces generaban un toque bizarro. Al menos acá en Argentina se emitió en varios canales, para suerte de los que no tenían TV por cable para verla en Cartoon Network (yo al menos la miraba ahí). Nosotros, igual estábamos contentos, pero no entendíamos por qué al menos en el anime tenia un final tan abrupto. Mas tarde supimos la triste verdad y hubo un solo responsable: Sony.

Sony la pifia feo

Luego del tremendo éxito de la primera y segunda temporada y al prepararse para adaptar la siguiente se encontraron con un problema: Sony ya había consumido gran parte del material que Watsuki había dejado. Una calamidad que nunca previeron: el anime de por sí es una devoradora atroz de páginas. Y así se tomó una decisión que pronto lamentarían los ejecutivos de Sony: escribir varias sagas de relleno no basadas en el manga (algo muy común en los animes de largos arcos argumentales) con tal de darle tiempo a Watsuki de llenar las viñetas a media máquina.

Y así, el programa deambuló por las sagas inventadas por casi medio año (¡!), para que se entienda bien lo que dije antes, las sagas de relleno son muy comunes en el anime y sirven para darle tiempo a un autor de ofrecer su material para después animar lo original. Existen casos donde los rellenos son buenos como la “Saga de Asgard” en “Saint Seiya”, que aun así estaba muy en sintonía con la continuidad y la obra; el problema con las sagas inventadas de “Samurái X” no solo fueron malas sino también muy aburridas, alejándose enormemente de la esencia de la serie.

No parecía el mismo anime que nos había dejado a todos culo para arriba con la famosa saga de Shishio una temporada antes. Obviamente, esto provocó la ira de muchos fans del manga y anime que querían ver en TV lo que Watsuki estaba haciendo en el manga original y no los inventos de los guionistas de Sony, por lo que los ratings cayeron estrepitosamente.

Ya para septiembre de 1998 y con 32 capítulos de la temporada (¡!) que prácticamente nadie miraba, Fuji TV terminó levantando el programa. Triste final para Kenshin y sus amigos en la TV. Pero luego vendría la revancha para el Hitten Mitsurugi, aunque esa es otra historia…

MUY PRONTO, LA SEGUNDA PARTE!

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