“Rock duro en tiempos de pandemia”
Texto y fotos by Crom
Hace tiempo que no escribía una crónica de concierto, puede parecer obvio, desde que este maldito virus aterrizó en España, hace ahora 6 meses, apenas ha habido música en directo. Pero me refiero a que antes de esta “nueva anormalidad”, yo me dedicaba más a hacer fotos, compaginar esa tarea con tomar notas durante la actuación (tengo mala memoria, cosas de la edad) con el paso de los años se hizo cada día más difícil, porque no vivía nada la música en directo, que es lo que he hecho a lo largo de más de 30 años, hasta fundar esta humilde web, y crearme nuevas obligaciones al intentar transmitir lo especial que es tener una banda dando lo mejor de sí sobre un escenario, y tratar de concienciar a un público cada vez menos comprometido con la escena lo valiosa que es su presencia… Honestamente, esto último creo que no lo he conseguido. La música Rock sigue siendo igual de vibrante, las bandas transmiten tanto o mejor, hay grandes lanzamientos cada poco, pero el público ha cambiado, piensan que la maquinaria puede funcionar faltando piezas valiosas en su engranaje, y el público sin duda es de las más esenciales.
Hace tiempo que le seguía la pista a la Sala Garaje Beat Club, preguntándome cuándo volvería a abrir sus puertas, deseando volver a disfrutar de un buen concierto en la mejor sala de Murcia. Gracias al incansable rockero y amigo Carmelo, me enteré de que la reapertura tendría lugar el 8 de septiembre, justo 6 meses después del concierto de Tarja el 8 de marzo, cuando Isaac Vivero, gerente entre otras muchas cosas de la sala, se vio obligado a cerrar sus puertas. Este sería el primero de una serie de conciertos gracias a un convenio firmado con la Consejería de Cultura, la iniciativa Frecuencia RM, que los retransmitiría en directo por streaming, y el apoyo de Estrella de Levante. Una lucha incansable de Isaac y otros pocos, muy pocos, que dio sus frutos. Todo esto lo puedes leer en la entrevista que le hizo nuestro redactor Butch a Isaac aquí:
El concierto se haría cumpliendo todos los protocolos sanitarios y con público… muy reducido, apenas 90 personas sentadas, y comprando filas de asientos. Por supuesto, yo compré la fila 1, además de Carmelo contaba con mi amigo Antonio de Santomera, la fila era de 9 y a tan solo 5€ el asiento, nos daba igual no conseguir todas las plazas con amigos. Hace meses perdí a mi “primo” Miguel por este maldito Covid 19, con apenas 60 años, y una vida volcada en la música Rock. Los viejos rockeros nunca mueren… pero en la vida real, pierdes a muchos por el camino, y yo quería dedicarle el primer concierto a su memoria, y llevar una camiseta con su foto, para que de alguna manera estuviera allí, en primera fila, como en tantas ocasiones. Pero el destino siempre es caprichoso y a veces las cosas empiezan a torcerse sin remedio. Hablo con Isaac (por mail, bienvenidos a la era digital) y me confirma mis peores temores: el concierto se hará sin público, que consideran la sala como “ocio nocturno” y no puede abrir. Mazazo, para la ansiada reapertura de la sala, para la banda, y para muchos de los amigos de ambas. Ese día iba a ser un reencuentro de amigos y Rock, y todo se va al traste. Isaac me dice que puedo ir acreditado como prensa, así que sigo adelante con los planes, de otra manera claro. Hablo con Doble Esfera para grabar una entrevista en video días antes del concierto, y hablar entre otras cosas del pedazo disco que lanzaron meses antes, “Futuro” (puedes leer mi reseña aquí: https://diosesdelmetal.org/doble-esfera-futuro-2020/). Pero parece que eso era demasiado bueno para mi, un día antes de la entrevista muere mi madre, el 24 de agosto, descansa en paz mamá. El show debe continuar, eso decía Fredy Mercury en una de mis canciones favoritas de Queen, así que ese 8 de septiembre yo debía ir al concierto de Doble Esfera en la Sala Garaje Beat Club de Murcia, y así lo hice.
Sabía que esta no iba a ser una crónica de conciertos convencional, pero no sabía que me iba a alejar tanto de lo puramente musical, y lo siento, pero tenía que contarlo a mi manera, porque creo que estamos viviendo tiempos difíciles y días extraños. Me alegró mucho ver que al llegar a la sala y hablar con Isaac Vivero, cuando Doble Esfera iba a probar sonido, en lugar de ver a un tipo pesimista y derrotado, encontré a un hombre con una misión, no a un soñador, sino un luchador convencido de que las cosas van a cambiar, tienen que cambiar, que la música en vivo es cultura y las salas son su púlpito, y cree que antes o después los políticos de turno lo entenderán. Yo he ido perdiendo la fe en la gente y sus promesas, soy como un perro viejo callejero que ha recibido tantas pedradas que ya no espera nada bueno de los demás. Pero amo la música, el Heavy Metal, tan profundamente como el primer día que empecé a escucharla, hace ya 37 años. Ha sido mi amiga y confidente… mi terapeuta, todos estos años; ha estado en los buenos y malos momentos, en la alegría y las penas, y siempre he tenido una canción para cada momento. El nombre de mi hija, Julia, fue en gran parte por la versión del “Palabras para Julia” de Los Suaves; su nacimiento fue el “Welcome to the Family” de Avenged Sevenfold; el fallecimiento de mi primo siempre será “Los viejos rockeros nunca mueren de Miguel Ríos; y cuando mi madre nos dejó, fue “Polar Bear” de Alcatrazz la canción que vino a darme consuelo. Pero amar esta música tanto también duele, como el padre que nunca deja de sufrir por sus hijos. Me duele cuando veo que un amigo que ha dado tanto por el Rock lleva medio año sin poder abrir su sala, y aún no ve la luz al final del camino; duele ver que Marcos Rubio tiene que suspender un festival tan querido como el Leyendas del Rock, tantos meses de trabajo, dinero, al traste; duele ver a una banda amiga como Doble Esfera hacer el gran esfuerzo de lanzar un nuevo disco, algo que ya de por sí es una inversión monetaria que no vas a recuperar, y luego tienes que suspender todos los planes de futuro. Pero fuera del daño que esta pandemia ha generado en todos los estratos de nuestra sociedad, me duele y mucho la desafección de las nuevas generaciones de metaleros, el rock se muere sin nuestro apoyo, y parecen que no lo entienden, Dioses de Metal nació con la idea de ayudar a remover conciencias hace ya 8 años, y aunque estoy muy orgulloso de hasta dónde hemos llegado, creo que no hemos conseguido nuestro objetivo.
Si has llegado hasta aquí, mi querido lector constante, que diría mi admirado Stephen King, tienes mi agradecimiento más sincero. Voy a seguir con el relato de lo vivido ese 8 de septiembre, pero ya sabes que es distinto a cualquier crónica, y además de todo lo explicado es porque no te tengo que contar el concierto en sí, porque está grabado, más de hora y media de buen Heavy Rock que puedes ver justo aquí debajo. Así que yo te voy a contar lo que no puedes ver en ese concierto.
Llegué a las sala garaje Beat Club poco después de las 7 de la tarde, el concierto estaba previsto a las 8 y a esa hora me dijo Isaac que comenzaban la prueba de sonido y yo quería estar desde el inicio. La situación era un poco rara, yo no soy un relaciones públicas, y hacía tanto que no iba a la sala, que no veía a los miembros de la banda, que me sentí un poco incómodo. Además, allí solo estaban los miembros de la banda, técnicos de sonido e iluminación, cámaras e Isaac, coordinando todo. Él estuvo muy amable conmigo, cosa que le agradezco de corazón porque rompió el hielo; nos pusimos al día y me transmitió su buena vibra, como os contaba antes, los proyectos en este futuro tan incierto, pero con una visión optimista. Luego me invitó a una cerveza, el bar estaba cerrado claro, así que le agradecí enormemente el gesto, esa bebida terminó de romper el hielo, jaja. Había dos cámaras fijas frente al escenario, a unos 10 metros, que darían una toma general del concierto, yo debía bordear el escenario al hacer las fotos y estar agachado, para no interferir, no es difícil con mi escasa estatura, por fin me servía de ayuda como fotógrafo… Además de no entorpecer la labor del otro cámara que se movía por debajo del escenario, hablé con el chaval y la verdad es que trabajamos bien ambos, le agradezco sus indicaciones; también había una cámara fija enfocando al batería.
Luego charlé con algunos miembros de la banda, con el que más trato tengo es con Antonio Elzaurdia, porque fuera de los escenarios siempre apoya el Rock y lo he visto en muchos conciertos, es miembro fundador, guitarrista, compositor, productor… de Doble Esfera. Hablamos brevemente y después del concierto se disculpó por no prestarme toda su atención, pero estaba pendiente de cada detalle y la actuación era inminente, es lo más normal; me encanta como guitarrista, muy versátil, siempre prueba cosas nuevas con sus seis cuerdas, y vive las canciones con mucha entrega, es un placer verlo tocar en vivo. Después del concierto tuve la oportunidad de charlar de forma más distendida con todos los miembros de la banda, así que me vais a permitir que los presente aunando el antes y el después. Eladio Ruipérez es la voz y el otro miembro fundador de la banda, tímido en las distancias cortas, lo que te puede chocar de alguien que es el frontman de la formación, pero lo cierto es que sobre el escenario lo ves suelto y desinhibido; es un gran tipo, es lo que ves, una persona de verdad. «Willy» Medina es el batería de la banda, un tipo jovial, buena gente; me quejaba después del concierto de lo difícil que me había resultado poder capturar una buena foto suya, sí ya suele ser difícil, siempre atrás del todo, con todos esos micros, platillos… no poder ponerme de pie en el centro del escenario frente a él, lo complicaba aún más; pero él ya está acostumbrado a ello, todos los baterías lo están. Pablo Villena es la “nueva” incorporación de la banda, y lo entrecomillo porque es un viejo conocido de Doble Esfera, ya estuvo con Antonio y Eladio en una formación anterior, La Brigada, y nunca han perdido el contacto; se encarga de la electrónica, teclados, voces, guitarra… no lo conozco tanto como al resto, pero es de esas personas con las que te gustaría tomar una cerveza y que te cuente vivencias, porque tiene unas cuantas, proyectos musicales, viajes… un bagaje amplio y una charla que daría para mucho, gran tipo. ¿Qué os puedo decir de Jhonny Lorca, el chico de la eterna sonrisa? pues que es la esencia genuina de una estrella del Rock, pero estos tiempos que vivimos, este país, no premia los talentos musicales. Pero el chico es como una brisa fresca, revitalizante, puede tener problemas como todos, ganarse la vida como puede, pero hablas con él y es todo proyectos y vivencias, escala, hace yoga, pinta… y por supuesto toca la guitarra, y muy bien por cierto, en su banda Hitten, en solitario, con un disco reciente “Noches en blanco”, y otro en mente; que aceptara tocar el bajo en la banda es una muestra más de humildad y buena predisposición, aunque en el escenario le vas a poder ver también tocando la guitarra, ¿acaso lo dudabas?. El post concierto dio para mucha charla, como podéis ver, jaja, acompañada de una buena cerveza, y ya llevaba tres…
El concierto en sí, y eso es algo que tampoco podréis saber si no seguisteis en directo por streaming, no estuvo exento de problemas. 15 minutos, más o menos, después de comenzar, Isaac vino al escenario haciendo gestos de parar el concierto, y es que al parecer la retransmisión del concierto por internet no era fluida y se producían cortes, así que hubo que parar. Yo aproveché el momento, mal escogido con los nervios de no saber si los problemas técnicos se iban a solucionar y el concierto se reanudaría, lo sé, pero subí al escenario para hacerme una foto con la banda, llevando la camiseta en honor de mi primo Miguel, cosa que agradezco a la banda. Por suerte el concierto pudo realizarse, comenzando desde el principio con la intro, por si yo necesitaba más argumentos en pro de lo raro que era un poco todo. La banda, ya lo podéis ver en el video, estuvo muy profesional, volvía a la misma sala donde presentaron “Futuro” meses antes, por todo lo alto, con su público, y ahora tocaban ante una sala vacía. Johnny Lorca me dijo que para él fue como rodar un video, Eladio que fue bastante raro no tener un público al que dirigirse, pero el cámara móvil lo instaba de cuando en cuando a interactuar y dirigirse al público que lo seguía en la distancia, y eso ayudaba, se me ocurrió aplaudir al final de una canción, no pude evitarlo, y fue un gesto que agradeció, Antonio creo que toca la guitarra igual haya público o no, ajaj, él se mete mucho en el papel y lo vive, se abstrae del entorno y se focaliza en sus 6 cuerdas. Willy aporrea sus parches como si no hubiera un mañana; Johnny es un animal de escenario, interactúa con el público, una cámara de vídeo o fotográfica, no tiene problemas; y Pablo se le veía muy concentrado en todos los papeles que le tocaba cumplir, teclados, bajo, guitarra, coros, voz solista… y hasta con esos tambores tribales que usaron en una de las canciones.
Porque si algo tiene un concierto de Doble Esfera es dinamismo y variedad; casi todos los músicos cambian sus roles en un momento dado. Como decía antes, Pablo deja los teclados para cantar, incluso como solista en la dura “429-2”; Johnny se hace cargo de la guitarra solista en un par de temas, creo, y Pablo coge el bajo, éste y Antonio con los timbales en uno de los temas… Faltó Ana Gil, que durante mucho tiempo fue la quinta esfera y solía cantar “Doble o nada» en directo, tema del disco debut de la banda, “Mi Universo”, y Eladio le dedicó unas palabras justo antes de interpretarla. Ya digo que no me extiendo más sobre el concierto porque lo podéis ver, yo he contado otras cosas, espero no haberte aburrido y, por favor, cuando salgamos de este pozo y regrese la normalidad, pero la de verdad, #ApoyaTuSala, disfruta de la música en vivo, quizás esta pandemia que estamos sufriendo ayude a abrir tus ojos, y ojalá mis palabras te sirvan para que tomes conciencia de que el Rock te necesita.
Más fotos en nuestro álbum de Facebook:
Doble Esfera en la sala Garaje Beat Club de Murcia, 08-09
Publiée par Dioses del Metal sur Lundi 14 septembre 2020