“Lo de siempre… y que no nos lo cambien”

By José Meh

Alemania – Thrash Metal

Pocas sorpresas deparará, a golpe de 2019, un nuevo trabajo de los alemanes Destruction. Ocurre con muchas bandas clásicas, en su momento pusieron los cimientos a un género y, más que quedarse anclados en él, simplemente han querido continuar por la misma senda, pegándose un batacazo cuando han intentado desviarse, y volviendo siempre a aquello que saben hacer mejor que nadie. Está bien, uno siempre aplaude la evolución, el intentar cosas nuevas, pero hay bandas que tienen ese sonido propio de un género creado por ellos, véase Motörhead, Saxon, Venom, Destruction… que no quieres que cambien nunca. Bandas que, enseguida que empieza a sonar un tema suyo, sabes que son ellos, con ese sello que no todo el mundo logra imprimir en sus álbumes y confiando en que la inspiración sea suficiente para que, con lo mismo que llevan haciendo tantos años, sigan haciéndonos disfrutar de una lección de Heavy o, en este caso, Thrash Metal puro de la vieja escuela. Eso sí, en este trabajo tenemos una novedad con la entrada de Damir Eskić a la guitarra, sumando su trabajo al de Mike y permitiéndole hacer más virguerías compositivas al contar, por primera vez en muchísimos años, con dos guitarras funcionando a la vez al igual que ha hecho Sodom recientemente con su cambio de formación.

Y así llegamos al decimocuarto larga duración de los miticazos Destruction, el noveno desde el regreso de Schmier (si no contamos los dos Thrash Anthems, donde regrabaron sus greatest hits con un par de temas nuevos) y en él encontramos lo mismo que hasta ahora: Thrash con los cojones sobre la mesa, con sus buenas dosis de técnica y con todo aquello que aparecería en un manual básico del género. A partir de ahí, como ya he dejado caer, el éxito de un nuevo trabajo de los alemanes reside en el grado de inspiración en el que se encuentren, porque el sonido añejo del Thrash alemán y la actitud y el carisma innatos de la banda van a estar. Así tuvimos un extraordinario The Antichrist (2001), un cojonudo Under Attack hace tres años, o un ramploncete Spiritual Genocide hace siete, entre otros trabajos con más o menos relumbrón. Entonces… ¿Dónde colocaríamos este Born To Perish? Pues a un nivel similar a Under Attack, un conjunto de temas sin ningún tipo de sorpresa pero que hacen que tus altavoces ardan de placer escupiendo riffs machacones, temas potentes y lo dicho, actitud ‘old school’ para parar un tren. En el tema a tema encontramos trallazos inspiradísimos y certeros como la homónima Born To Perish, cuyo frenético arranque te puede enviar directamente a urgencias si te pilla despistado, o Betrayal, oscura, malhumorada y con un Schmier que da mal rollito. Luego tienes otros cortes ramploncetes, que simplemente suman minutaje pero que a su manera entretienen, pues al final son Destruction quienes los están ejecutando, como Rotten, con el estribillo recordando peligrosamente al mítico tema de Overkill, o Filthy Wealth, dos temas que has escuchado tres millones de veces antes de darle al play a este disco y que aportan lo justo.

Inspired By Death, el rollo de siempre con ese aire maligno bien lo grado, Tyrants Of The Newerworld, donde la sección rítmica con el propio Schmier al bajo y un sobresaliente Randy Black (ex-Annihilator, Primal Fear o WASP entre otros) a la batería se luce sobremanera en uno de los mejores cortes de la cara oscura del disco, Butchered For Life, un tema largo con momentos a medio tiempo, poco atractivo pero que suma un puntito diferente al invento, o We Breed Evil, con el estribillo más logrado del disco (o al menos uno de los pocos donde no se limitan a gritar el título del tema) sobresalen dentro del nivel homogéneo del disco, que está constantemente en el 6’5 dando un salto al notable en los temas mencionados antes de que Ratcatcher le dé el cierre sin pena ni gloria. Si quieres un poco más, antes de volver a zurrarte el Infernal Overkill o el Eternal Devastation, puedes echar un ojo al ‘bonus track’, para el que han guardado un cover del Hellbound de Tygers Of Pan Tang ciertamente entretenido y bien logrado, que aporta cierto contraste con el resto del álbum.

Un disco más de Destruction, que ya de por sí es buena noticia. La mítica banda sigue fiel a su sonido, a la marca que crearon desde su debut en el 84 y que solo se tambaleó durante los noventa, aquella década en la que el Thrash anduvo por el desierto hasta que los propios Destruction lo rescataron con su flamante regreso. Aquí tenemos tres cuartos de hora de lo que la banda alemana sabe dar, ese rollo que muchos intentan imitar pero pocos lo hacen con la gracia y la actitud de las huestes de Schmier y Mike, quienes han encontrado dos miembros muy sólidos tanto con Randy Black, que hace un papelón a la batería en su debut en el estudio con la banda, como con el guitarrista suizo Damir Eskić, que le da mucha libertad a Mike y combina perfectamente con él a lo largo del disco. Al final, Born To Perish es Destruction 100% y… qué cojones, que no me los cambien nunca.

Formación:

Schmier – Bajo, voz
Mike – Guitarra
Randy Black – Batería
Damir Eskić – Guitarra

Track list:

1. Born to Perish (05:20)
2. Inspired by Death (04:16)
3. Betrayal (04:05)
4. Rotten (04:49)
5. Filthy Wealth (04:01)
6. Butchered for Life (06:43)
7. Tyrants of the Netherworld (03:41)
8. We Breed Evil (05:16)
9. Fatal Flight 17(04:27)
10. Ratcatcher (04:02)

* Bonus track *

11. Hellbound (Tygers of Pan Tang cover) (03:38)

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