“El infinito toca a su fin, de manera más o menos correcta”

Crítica escrita por: Tony Barrios

Como algunos cuentos, el The End suele estar precedido por historias hermosas, y finales felices. Pero no todas las historias suelen acabar de la misma manera, ya que los ingleses llevan ya varios años dejando ver la falta de ideas y de frescura que posee la banda en estos años. Y es que desde aquel fatídico Bananas Deep Purple ha entrado en una progresiva decadencia musical, que deriva en el elegante comunicado para despedirse, en algunos lugares como cabeza de cartel de festivales prodigiosos, y con un tour que recorre ya por varios puntos del planeta. Y es que la huella de vacío que dejó uno de sus cabezas inspiradoras Jon Lord ha tenido mella en la banda, y disco tras disco desde que abandonara el barco han sido sufridos por la crítica, como decadentes y aburridos. Palabras que suscribo, ya que si a la mente prodigiosa de Lord, adjuntamos la marcha ya en los ’90 de Blackmoore y la poca o nula colaboración de Morse y Airey, dejan el timón de la elaboración de los discos a un Gillan, que junto a la labor de Roger Glover, deja en entredicho a cada miembro de la banda y al conjunto de la misma.

La caída en picado de ventas, tanto físicas, como por Internet de los cuatro últimos trabajos de la banda, han sido también, parte detonante de abandonar el proyecto y aparcarlo para mejores años, con la hablada y soñada reconciliación de Blackmore con Gillan, y la inserción en la misma de Glenn Hughes, pero no seamos soñadores, pues Blackmore está viviendo su enésima juventud con el reflotamiento de Rainbow, después de las buenas críticas de sus dos directos y componiendo material para un trabajo en estudio. Hughes está en plena grabación del cuarto volumen de Black Country Communion y creo que Gillan necesita un gran descanso, pues su voz no está para grandes (ni cortos) alardes. Glover está en plena transición generacional como productor de varios proyectos y vería con muy buenos ojos aparcar esta nave. Por su parte Morse no para con su proyecto personal y a Don Airey no le faltan proyectos. Y qué decir del cansado Paice, se le nota sin las fuerzas que disponía en varias giras atrás, pero la pérdida de su gran amigo Lord le ha dejado sin muchas ganas.

Y con todo esto, han sacado un disco mediocre, sin punch ni grado de voluntariedad de aguantarlo de un tirón, pues aburre bastante. Sonidos mediocres y la fuerza de la cual disponía en épocas anteriores, y no tan lejanas, aquí brillan por su ausencia. Y es que este grupo debería dar más de lo que fue capaz de ofrecernos durante años, y no despedirse de su público, de nosotros, con un trabajo que no posee un tema agradable ni pegadizo. Pero es mucho mejor que Bananas, de eso estoy seguro.

Un tema como “The Surprising” me recuerda mucho a aquellos sonidos pasicodélicos que enganchaban en los primeros trabajos, donde temas como “Enmaretta” podrían hacerte vibrar por completo. Ese sonido del Hammond impecable y las bases de un tema muy purpleliano, se va esfumando con la guitarra de Morse, que hace más un tema de Kansas, que algo de la banda que tenemos entre manos. Y así se pierde la magia de un buen tema, llegando a aburrir en su final.

El single es el tema que abre el disco. “Time For Bedlam”, que se salva de la quema, por proponer un tema entretenido, con distorsiones vocales y algo más fresco que el resto del trabajo, pero un tema que jamás llegará a ser un clásico, ni que lo versionee ningún gran grupo.

Además tenemos la sorpresa final de un tema de  The Doors. Me refiero a Roadhouse Blues”. Y no siempre las sorpresas son agradables, pues en este caso el tema queda totalmente distorsionado, y lo único que merece la pena es el juego de la armónica de Gillan. Es que ni para esto ya poseen ideas los dinosaurios del Rock. Una lástima, pues la voz deja mucho que desear, desatando las pocas ganas de escucharla dos veces más. Y es que cualquiera que versione a un grupo, debería hacerlo con un mínimo de decoro, y no de esta forma tan paupérrima.

Y así transcurrimos por el disco. Durante los 45 minutos de duración sólo me produce tristeza que una gran banda como es Deep Purple se despida de todos, con el enfado de uno de sus miembros, y de esta forma tan triste, que deja un mal sabor de boca, idéntico al de despertarse de una pesadilla.

Sólo les deseo a los fans de la banda, que como un gran seguidor de la misma, he sido lo más objetivo posible y he dejado mi fanatismo colgado, y he tratado al disco como un nuevo proyecto, pero es que para mis oídos es insípido e incoloro, y con estas bases, poco podemos hacer. Pero recordad que Deep Purple o es solo cuatro discos malos, sino 16 excelentes obras de arte en estudio, que son las que han hecho de esta banda a una de las más consagradas del planeta, siendo su legado infinito.

    Track List:

  1. Time for Bedlam
  2. Hip Boots
  3. All I Got is You
  4. One Night in Vegas
  5. Get Me Outta Here
  6. The Surprising
  7. Johnny’s Band
  8. On top of the World
  9. Birds of Prey
  10. Roadhouse Blues

      Line Up:

       Ian Paice – Batería
       Roger Glover – Bajo
        Ian Gillan – Cantante
         Steve Morse – Guitarra
           Don Airey – Teclados, órgano

         

         

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