«No hay mierda que importe una mierda» –Jimmy Gold-
Crítica escrita por Crom
Sinopsis breve
Protagonizada por el mismo trío dispar de héroes que Stephen King nos presentó en Mr. Mercedes (Edgar Award 2015 a la Mejor Novela) llega ahora la continuación: Quien pierde paga, una obra maestra de la intriga sobre un lector cuya obsesión por un escritor va demasiado lejos. Unos leer para aprender, otros para olvidar.Y devoran el libro o el libro los devora a ellos.
He aquí el plan de un lector maníaco.
Stephen King, el Maestro del Terror, ha demostrado que sabe escribir ficción alejada del género que lo ha consagrado y convertido en una celebridad. Me vienen a la memoria novelas de fantasía como «Los Ojos del Dragón», de ciencia ficción como mi favorita «La Larga Marcha», escrita bajo el seudónimo de Richard Bachman, o la inclasificable saga del pistolero: «La Torre Oscura». Su bibliografía está poblada de Thrillers o novelas de suspense, sin más; he leído más de 60 novelas y apenas 15 de ellas las calificaría de «Terror». Algunos de sus éxitos solo contienen elementos sobrenaturales, que es un recurso muy usado por este prolífico escritor, pero cuyas tramas se desarrollan sin sobresaltos o la tensión necesaria para pertenecer a dicho género.
Con Mr Mercedes, King aborda la novela negra, o el género policiaco, como prefieras, no soy yo quien busca etiquetas, es como nos venden esta trilogía protagonizada por Bill Hodges, un inspector de policía retirado y atormentado (en la primera entrega) que un asesino en serie hace volver a la acción. Aquella primera entrega fue interesante (puedes leer la reseña aquí), aunque hace años que echo de menos algunos de los puntos fuertes del escritor que me cautivaron, como la profundidad de sus personajes, su habilidad para mostrarnos la maldad y sus motivaciones en primera persona, y unos héroes con muchos defectos que no buscan ese papel, se ven empujados a convertirse en protagonistas a su pesar. Y lo que más echo de menos es la mala leche del autor, capaz de hacer sufrir un calvario al protagonista, eliminar de un plumazo a un personaje destacado, que el malo se salga con la suya o que el bueno obtenga una amarga victoria.
Pero vayamos a la novela que nos ocupa, Quien pierde paga (Trilogía Bill Hodges 2). Os dejo una pequeña sinopsis encima de estas líneas y otra, más detallada, al final de mi reseña, para que conozcas el argumento de la novela y yo solo darte mis impresiones. Esta segunda entrega adolece de fuerza narrativa, personajes algo planos y un villano de medio pelo que podría ser el malo de una de esas pelis de escaso presupuesto que dan en la tele un domingo por la tarde.
En la descripción de abajo leeréis que comparan la obsesión del personaje con la protagonista de Misery, que Kathy Bates interpretó en su adaptación al cine de forma magistral. Ambos personajes comparten una obsesión desmedida por un escritor cuyas novelas dan sentido a sus vidas, y la profunda decepción que sufren porque vinculan al autor con el personaje de su devoción, y no están dispuestos a aceptar que éste deje de escribir sobre ellos. Pero mientras en Misery el escritor tiene la mala fortuna de caer en manos de su fan, que es enfermera, y descubre con horror cuán persuasiva puede ser para que vuelva a escribir las historias sobre su personaje favorito, en la novela que nos ocupa el Villano es poco menos que un pobre diablo que ni siquiera contempla la posibilidad de sonsacar al escritor y toma una drástica decisión que le resta presencia activa en gran parte de la historia.
Morris Bellamy está obsesionado por Jimmy Gold, que es el personaje fruto de la imaginación del autor, John Rothstein. Una de las frases de Jimmy es una reflexión tan profunda como «No hay mierda que importe una mierda», Morris la usa a menudo como justificación de los avatares de su vida que le llevan de una mala decisión a la siguiente. Para no extenderme mucho, solo diré que se lleva un botín de casa del escritor y el tesoro más valioso para él son un buen número de cuadernos que podrían contener una o más novelas inéditas del personaje que le ha llevado a alejarse del mundo real. Lo esconde en un cofre cerca de casa sin poder disfrutar de su lectura, ya que su negra suerte le conduce a dar con sus huesos en la cárcel muchos años por otro grave delito. Ese destino caprichoso, que tanto le gusta explorar a Stephen King, hará que el joven Pete Saubers, muchos años después, descubra ese tesoro, caerá cautivado por su lectura, y comprenda su gran valor. La salida de la cárcel de Morris, al que solo el deseo de reencontrarse con esos cuadernos le ha hecho seguir adelante, hará de éste una víctima en grave peligro.
Es aquí cuando entra en juego el curioso tándem de investigadores Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson. Pero su papel en la historia, aunque decisivo, es fugaz; su incursión en la trama es algo artificial, a pesar de las telarañas que unen a los distintos personajes con sucesos acaecidos en la anterior novela… Todo esto lleva a un precipitado final de sabor agridulce, y consigue que termines la lectura con la sensación de haber asistido a una narración sin sustancia que no deja apenas posos, como el café de jarra que ves servir en tantas películas yanquis, de garrafón.
Me ha dejado algo frío esta novela, errático desarrollo del argumento, poca acción, escasa profundidad de los personajes… lo más interesante son las pinceladas de una trama que se desarrolla en segundo plano y relaciona al villano de la primera novela con el antiguo inspector, que lo visita en el hospital en el que ingresó en coma y del que despertó en estado catatónico… o quizás no, ¿está ausente y es poco menos que un vegetal o lo finge? Esa es la duda que se resolverá, esperemos, en la tercera entrega, y de veras que es lo más inquietante de esta, por otro lado, bastante mediocre novela.
Sinopsis extendida
«Despierta, genio». Así comienza la fascinante nueva novela de Stephen King sobre un lector fanático. El genio es John Rothstein, un autor de culto, creador del personaje de Jimmy Gold. Morris Bellamy está fuera de sí, no solo porque Rothstein haya dejado de escribir, sino también porque considera que el inconformista Jimmy Gold se ha vendido para dedicarse a la publicidad. Morris decide matar a Rothstein y vacía su caja fuerte para llevarse no solo todo el dinero sino además el verdadero tesoro: los cuadernos de notas de otra novela protagonizada por Jimmy Gold. Morris lo esconde todo y al día siguiente acaba en la cárcel por otro crimen terrorífico. Décadas más tarde un chico llamado Pete Saubers encuentra el tesoro y ahora son él y su familia a quienes han de salvar Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson del vengativo y trastornado Morris cuando salga de la cárcel tras treinta y cinco años encerrado. Desde Misery Stephen King no había vuelto a retratar a un lector cuya obsesión por un escritor irá demasiado lejos. Quien pierde paga es un thriller absorbente, de ritmo vertiginoso, pero también es un libro sobre cómo la literatura puede moldear una vida para bien, para mal, para siempre.