«Las chicas son guerreras»
Crónica Nuria Muñoz, Fotos Crom
Se dice que la unión hace la fuerza, algo que sucede especialmente cuando juntamos en el mismo cartel a tres bandas que tienen ya un rodaje de muchos kilómetros por toda España, además de poseer una voz femenina como referente que las honra y que las distingue de las demás.
Bajo el nombre conjunto de “Damas de Metal”, Guadaña, Natribu y Oker se han embarcado en una gira que arrancó el pasado 7 de noviembre y que las llevará por diferentes salas de este país hasta principios de 2016. En esta ocasión, la parada obligada en Murcia tuvo lugar en la sala Garaje Beat Club, donde muchos se animaron a disfrutar de la noche del domingo con una buena dosis de Heavy Metal con mayúsculas.
Con una puntualidad que siempre es de agradecer, Natribu fue la encargada de inaugurar la velada.
Desde Fuerteventura y coincidiendo con la presentación de su último trabajo, Frágil, estos avezados músicos salieron a escena para demostrar que sus actuaciones en la Península son una gran oportunidad de proyección que piensan aprovechar. Abrieron con “Eres el lobo” de su penúltimo trabajo, Tiempo de cambios. Las caras de sorpresa y entusiasmo del público ante el descubrimiento de la fuerza del directo de estos canarios fueron acompañadas de una evidente toma de posiciones por parte del respetable en las primeras filas para arropar a la banda.
Su vocalista, Chapi Solla, es fuerza en estado puro y sabe transmitir con su voz el mensaje a veces desgarrador de canciones como “Canción de cuna” o “Gritando en silencio“, una de las composiciones más aplaudidas por los asistentes. El grupo centraría su repertorio en temas más recientes, tales como “La carta”, “Juegos del hambre” o “Destripando mi destino”.
Conviene destacar cómo se sincronizan todos sus miembros durante su interpretación con el objetivo de reflejar su pasión por el Heavy Metal, ofreciendo calidad y buen hacer. A tenor de los comentarios y los gestos de aprobación recibidos, estamos seguros de que los músicos estaban realmente emocionados al comprobar la buena acogida que les dispensó el público de Murcia, totalmente entregado al final de su actuación. A buen seguro, no tardarán en visitar de nuevo la piel de toro para ofrecer un espectáculo en el que ojalá dispongan de más minutos para demostrar la calidad que atesoran.
A continuación llegó el turno de Guadaña, grupo ya conocido en tierras murcianas por anteriores visitas. De hecho, repetían actuación en la sala Garaje en menos de un año. Es obvio que la banda ha evolucionado muy acertadamente a raíz de su último disco, Deryaz, y que ya no solamente ofrecen buena música en directo, sino que también incluyen un espectáculo visual, dinámico y cargado de sorpresas tales como bailes, coreografías y un sonido muy potente, incluso distintivo en el panorama musical de este país.
A lo largo del concierto pudimos comprobar que su última incorporación, Nael Martín, ha sido todo un acierto, puesto que es evidente la manera en que se compenetra con sus compañeros y cómo enriquece con su destreza al bajo el estilo de la banda.
Abrieron con “Más allá” y, sin pausa, descargaron un soberbio “Innombrable”, uno de los temas más rápidos y potentes que se han hecho en este país en los últimos tiempos, con el que pusieron al público a dar botes. Con “Yo soy la Ley” y “Heavy Metal” invitaron a todos los presentes a corear los estribillos, haciéndonos partícipes de su pasión por la música. Sorprendió muy agradablemente que ofrecieran una versión de AC/DC (“Thunderstruck”), bien cantada por Glory, y el resultón “Dinero, dinero” que se marcó Salva. La interpretación de canciones propias como “En la brecha” o “Como hermanos” no hizo sino refrendar el magnífico estado de forma que atraviesa la banda gaditana.
Se despidieron con “El regreso”, tema que, a modo de epílogo, terminó de cuajar una actuación soberbia que a muchos nos insufló energía positiva a raudales, además de la convicción de haber asistido a una descarga cuyo recuerdo perdurará algún tiempo en nuestra memoria. ¡Grandes Guadaña, y cómo se aprecia su esfuerzo a la hora de ofrecer algo diferente y hecho con buen gusto!
Oker fueron los encargados de cerrar el concierto y lo hicieron a conciencia, asegurándose de que los asistentes se fuesen a casa satisfechos. Rompieron la madrugada con el tema que da título a su última obra, “Culpable”, y ya no bajaron la intensidad. Se sucedieron entre aplausos favoritos del público como “La hora de actuar”, “El traidor” o “Burlando a la Muerte”, en los que observamos muy integrado en el grupo a su nuevo guitarra solista, Alberto Marcos. Cabría señalar la gratificante respuesta que recibió la canción “Último adiós”, seguida por los comentarios cómplices de Carmen “Xina” durante la presentación de una canción tan explícitamente incorrecta como “Dale caña”. El grupo se mostró muy motivado y agresivo al interpretar “Prejuicios” y, muy especialmente, “Heavy Metal”, que merecieron una respuesta eufórica del respetable. Todos los componentes del grupo se mostraban felices, especialmente su bajista, Luisito, cuyas carreras arriba y abajo del escenario contagiaban ilusión y ganas de darlo todo. El himno “Oker” sonó vehemente y acelerado, aunque la gran sorpresa de la noche sería la inclusión de “Vuelvo a resurgir” en el tramo final de su actuación, una acertadísima elección que levantó literalmente al público. Para la despedida reservaban “Rebeldes de acero”, que sonó concisa e hiriente. Se nota y de qué manera la madurez que ha adquirido Oker sobre las tablas en los últimos años, la cual aguardamos que logre reflejar su próximo trabajo.
Como balance objetivo, las actuaciones ofrecidas por las tres bandas justificaban sobradamente el desplazamiento de los asistentes, encantados de poder escuchar y ver a tres grupos que han dejado de ser apuestas en la miríada de promesas del panorama metalero español para consolidarse como tres excelentes opciones para disfrutar de la música que ofrecen, cada una con su estilo particular. Auguramos que sus próximos conciertos, con entradas a precios populares, serán todo un éxito como lo fue el de Murcia, donde quedó patente su actitud y la consistencia de su sonido, unidas a una muy cuidada puesta en escena.
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