«Reedición prohibida”

Reseña de Christian Dárchez

Finalmente llegamos al ultimo recorrido del partido homenaje a la era de Tony Martin en Black Sabbath y que Tony Iommi quiso rememorar como también tratar de hacer justicia a una era que en su momento no contó con una amplia aceptación tanto por la prensa como de los fans, dado que la misma tuvo momentos destacables como el oscuro “Headless cross” (1989) y el descomunal “Tyr” (1990) y otros no tanto, como el disco que hoy nos ocupa. Primero para entender un poco lo que sucedió con “Forbidden” hagamos un poco de historia: Terminada la gira del correcto “Cross purposes” (1994) los de IRS Records le informaron (o mejor dicho, sugirieron) a Tony Iommi que el próximo disco debía adecuarse a los tiempos que corrían con el fin de “modernizar” el sonido de Sabbath. El primer gran desacierto fue la pésima idea de contratar los servicios de Ernie C (Body Count) como productor de semejante institución metalera como lo eran los ingleses, sumado al poco tiempo de trabajo (diciembre de 1994 y marzo del 1995) que tuvo Black Sabbath para componer e invitar a Ice-T en una de las canciones no auguraban precisamente algo bueno. Motivo por el cual el bajista Geezer Butler y el baterista Bobby Rondinelli abandonaron la banda, lo que obligó a Iommi a repatriar a Neil Murray y Cozy Powell para cubrir los puestos vacantes. El mismo Tony Martin (como lo contaría años más tarde) ni siquiera sabía ya si seguía estando en la banda hasta que lo llamaron a grabar las voces y no se sintió muy cómodo de incursionar en el Rap. Y esa fue la génesis del peor disco de Black Sabbath desde “Never say die!” (1978) y a 29 años de semejante horror, Iommi le da otra oportunidad al disco remezclándolo con el fin de revertir el pobre resultado del disco. ¿Logra cambiar algo la remezcla? La verdad es que no, pero bueno…Bienvenido sea!

Antes de empezar a hablar del apartado musical de “Forbidden”, décimo octavo disco de la gloria inglesa del metal Black Sabbath editado el 8 de junio de 1995, hay que mencionar el desastroso trabajo de Ernie C como productor que nunca le encontró la vuelta al sonido, tratando de establecer un nexo entre el modernismo y el estilo rotundo de Black Sabbath pero lo cierto es que ni siquiera tenía una remota idea de cómo hacerlo. Razón por la cual Iommi declaró nunca haberse sentido conforme con el sonido de las guitarras en el disco y creyó que con la remezcla podía llegar a cambiar algo. A ver, para que se me entienda bien hay que decir que la idea de darle a Black Sabbath un enfoque acorde a los tiempos que corrían no era mala y si salía bien bienvenido sea, sin embargo el inconveniente principal del disco es que la gran mayoría de las canciones son de lo menos inspiradas del catalogo de la Bruja Negra debido al poco tiempo de trabajo que tuvieron a la hora de componer y la pésima idea de trabajar con gente relacionada al rap para darle al disco “aires renovados”. O sea peor enfoque para actualizar a Black Sabbath no se les pudo haber ocurrido. Lo que dio lugar a que la labor de Powell y Martin (especialmente) sean de lo mas desganadas; y así por más regrabado y remezclado haya sido el disco para sonar bien la cosa está lejos de arreglarse. Claro que hay excepciones como en “Restless heart” (1997) de Whitesnake que tuvo una pésima producción y mezcla  pero las canciones eran buenas y su remezcla en 2021 logró redimir al disco, pero no es el caso de este “Forbidden” que desde movida arranca mal con la lenta y arrastrada The illusion of power con Martin cantando sin ganas algunos versos casi rapeados pero lo peor llega con Ice T rapeando algunas partes en calidad de invitado…Como demonios llegó a tener un momento así un disco de Black Sabbath es algo incomprensible, el medio tiempo Get a grip levanta un poco mas pero no porque sea una joya sino porque es al lado de “The illussion of power” es un tema para nominar al Grammy. Can’t get close enough es un medio tiempo intrascendente donde Powell seguramente habrá hecho esfuerzos denodados para no aburrirse puesto que su labor estuvo muy limitada. Shaking off the chains parece querer recuperar la puntería de antaño pero se queda en un “quiero pero no puedo” por más partes rápidas que se le ponga. Cuando la cosa parece no empeorar mas llega I Won’t cry for you una balada insulsa y carente de emotividad que traía ese mal recuerdo de discos como “Seventh star” (1986) o lo más pedorro del aceptable “The eternal idol” (1987). Guilty as hell y su riff fraseado y sus machaques tiene muy buenas ideas pero es terriblemente arruinado por partes casi poperas y mas melódicas, ¡yo en su momento hubiera pagado para ver la cara de Martin grabando este tema! El único momento de lucimiento que tuvo una bestia de los parches como lo fue Powell fue en la intro de batería de la blusera y aceptable Sick and tired que es de las pocas canciones donde Martin parece estar vivo pese a que después de grabar este disco habrá quedado como el título en castellano del tema: “enfermo y cansado”. Rusty angels es un rockanrollito con un algún que otro toque popero que le puede llegar a funcionar mas a Blue Oyster Cult (como lo demostraron en “The revolution by night” de 1983) que a los propios Sabbath. El tema homónimo del disco es un medio tiempo de riffs y bases amuralladas a lo “Headless cross” con ideas recicladas de “The shinning” del citado “The eternal idol” que logra zafar y para el final tenemos al andar lento y arrastrado Kiss of death que hubiera servido mejor como apertura que la horrible “The illusion of power” puesto que acá mas del sonido Sabbath, sobre todo en sus partes mas movidas y el bonus track Loser gets it all que aunque su riff fraseado tiene las mejores intenciones no pasa mas de ser un tema de puro relleno, terminando así un disco insulso, aburrido y con pocos temas a destacar; donde ni la remezcla pudo hacer milagros y redimirlas.

“Forbidden” al momento de su edición chocó de lleno con la crítica feroz de la época que se hicieron eco del pobre nivel de las canciones tirándoles con armas de destrucción masiva en sus reseñas. Y la verdad es que dichas reseñas a 29 años de su edición siguen teniendo sentido. Si bien en el chart ingles llegó aunque sea al puesto 71, justamente al país donde mas apuntaban con el enfoque del disco y me refiero a USA ni siquiera entro en el Billboard. Fue claramente un signo de los tiempos: los jovencitos metaleros de la época esperaban muy ansiosos discos de gente como Fear Factory, Machine Head, Stuck Mojo o los mismos Body Count y no iban a aceptar ni identificarse con unos “dinosaurios” como Black Sabbath (y a otros tantos más que cometieron el mismo error por esa época) por mas modernos que quisieran sonar, aunque la excepción a la regla fue el mismo Ozzy Osbourne que en contraposición dio el batacazo con el más que correcto “Ozzmosis” en octubre de 1995 el cual aunque tuvo criticas mixtas fue todo un éxito de ventas. Pese al fracaso de críticas y ventas, Black Sabbath hizo algunos shows de presentación por USA, Asia y Oceanía con Motorhead como teloneros donde la principal baja fue Cozzy Powell, siendo reemplazado nuevamente por Bobby Rondinelli para terminar dicha gira. Cuando finalizó la gira en 1996, Iommi cesó las actividades con Black Sabbath para trabajar ponerse a trabajar en su disco solista junto a Glenn Hughes (que no saldría hasta 2004) pero debido a las presiones tanto de la discográfica como de Sharon Osbourne, la formación original de Black Sabbath se reuniría para girar otra vez. Lo que puso fin a la era de Tony Martin en la banda, una era que fue bastante cuestionada en su tiempo y si bien tuvo muy buenos momentos como lo fueron “Headless cross” y “Tyr” quizás su mayor pecado es no haber tenido un rumbo definido, donde un disco como “The eternal idol” fue más bien como un salvavidas redentor del caótico y glammy “Seventh star” y “Cross purposes” como apenas una escueta continuación del portentoso “Dehumanizer” (1992). Hoy esta etapa es muy aceptada por los seguidores del grupo y está muy bien que sea, pero a la hora de hacer una reseña es menester situarse en el contexto histórico para entender el fracaso de este disco y lo mucho que dañó la carrera de Black Sabbath en aquel entonces. No es casual que hace poco apareció un video de Tony Martin y Tony Iommi en el cual se la pasaron haciendo mea culpa que en contar anécdotas del disco. Menos mal que 18 años después llegaría “13” (2013) y cerraría la historia de Black Sabbath por la puerta grande. Como siempre digo: hay público para todo: incluso para discos como este, ¡ahí te va a recomendación!

Black Sabbath 1995

Tony Martin: voz

Tony Iommi: guitarra

Neil Murray: bajo

Cozy Powell: batería

 

Canciones

The Illusion of Power

Get a Grip

Can’t Get Close Enough

Shaking Off the Chains

I Won’t Cry for You

Guilty As Hell

Sick and Tired

Rusty Angels

Forbidden

Kiss of Death

Loser gets it all (Bonus track)

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