“Oscurecido por el ego”
Reseña de Christian Dárchez
En más de una ocasión dejé asentada mi devoción hacia los genios londinenses Pink Floyd, uno de los grandes pioneros de la psicodelia y también baluartes del Rock Progresivo de la historia. No por nada desde que estoy en la página me di el lujo de reseñar alguna de sus obras, tanto discos de estudios como discos en vivo; pero hoy lamentablemente no estoy para tirar flores y va a ser una de esas reseñas en que alguno me tirará un “Si no te gusta no lo escuches y punto. Son sus canciones también”. “Ok, internauta genérico, si no te gusta mi reseña tenés otras páginas donde hasta te recomiendan el disco con 5 estrellas” sería mi respuesta más atinada. Antes de empezar con el contenido gore y splatter en este caso es importante hacer un poco de historia: Aunque a fines de 1972 Pink Floyd veía que sus discos “Atom heart mother” (1970) “Meddle” (1971) y “Obscured by clouds” (1972) habían cosechado sus buenas ventas y empezaban a acaparar el mercado americano, la crítica no trató muy bien a dichos discos o las reseñas eran más bien mixtas. Lejos de hacerles caso a las mismas el cantante y bajista Roger Waters, el guitarrista y cantante David Gilmour, el tecladista Richard Wright y el baterista Nick Mason tenían la idea clara: desarrollar el disco en base a la gira de presentación de “Obscured by clouds” e ir refinando las canciones que ya tenían redondeadas hasta terminar la gira. A principios de 1973 y ya con gran parte del material terminado se encerraron en el mítico Abbey Road studio para comenzar la grabación y producción a cargo de la misma banda donde también estuvo involucrada gente de la talla de Alan Parsons como ingeniero de sonido, su asistente Peter James, Chris Thomas tras las mezclas y el estudio de diseño gráfico de Hipgnosis junto con George Hardie para la portada y fotografías. Y cuando en marzo de 1973 se editó “The dark side of the moon”, octavos disco de Pink Floyd, ya nada fue igual para ellos: no solo la crítica quedó rendida ante el trabajo sino también los fans y el mismo explotó en ventas tanto en su Inglaterra natal que alcanzó el puesto 2 del chart y un rotundo puesto 1 en el billboard americano. A nivel musical y a diferencia de sus anteriores trabajos se trató de un disco mucho más lineal por así decirlo, con canciones más cortas y las únicas 3 canciones largas no pasaban de los 8 minutos, y también mucho más rítmico y lleno de arreglos de teclas y sintetizadores totalmente innovadores para la época. Temazos como “Time” (portadora de uno de los mejores solos de Gilmour de su carrera) “The great gig in the sky” y ese enorme solo vocal, la onda blusera de “Money”, la balada “Us & them” y el gran instrumental “Any colour you like” no me dejan mentir e hicieron que a “The dark side of the moon” y a su ya mítica portada se lo considere al día de hoy uno de los más grandes y exitosos discos de todos los tiempos, siendo también un gran patrimonio cultural de la humanidad. Claro que todo lo que acabo de mencionar no es ni la mitad de lo que “The dark side…” generó como disco pero creo que con lo que dije ya debe quedar asentado que su legado hoy a 50 años de su edición es enorme. Finalmente llegamos a 2023, año en el que su otrora alma mater viene acumulando una serie de derrapes y desvaríos por demás bochornosos que de alguna forma terminaron por darle la razón a Gilmour que en varias ocasiones se pronunció sobre el ego intratable y rabioso de Waters, como lo que aconteció hace muy poco en un show de Londres donde Roger no solo no tuvo mejor idea que ponerse a leer durante una hora (si, leyeron bien) un pasaje de su autobiografía sino también insultar a los asistentes que abandonaron el recinto con las pelotas llenas de escucharlo leer. Si su saga de derrapes hubiera terminado ahí no pasaría nada (encima en Noviembre viene a Argentina, lo cual no le aconsejaría que haga lo mismo que en Londres, mis compatriotas son de mecha corta) pero no, nos tenía reservada otra “Gran ideota del rock y metal” para otra de mis futuras entregas de dicho informe.
Seguramente se estarán preguntando (o tal vez ni les interesa, si es así hacen bien) que carajos es “The dark side of the moon redux” y sin ningún tipo de eufemismos es la prueba cabal de que Roger Waters odia su pasado en Pink Floyd y todo lo que representa. No existe excusa alguna, Por más que Nick Mason salga a asegurar que esto que hizo Roger es algo “absolutamente brillante”. Es que lisa y llanamente Roger primero se cagó en el legado, luego lo roció con gasolina, le prendió fuego para finalmente apagarlo con su propio meo. Es que llamar a esto “nueva versión” de por sí ya es cagarse en los límites de lo que regrabar material clásico ya de por si significa; tanto que ya ni ganas me dan de hacer otra de mis conocidas disertaciones del porque los discos son productos de su tiempo. Creo que ya todos saben esa parte y de sobra. Básicamente lo que hizo fue tomar las canciones de “The dark side of the moon” y las despojó de toda instrumentación, arreglos y estructuras para reemplazarlas por partes muy climáticas en las que apenas se distinguen algunas guitarras acústicas, teclados muy apesadumbrados donde Roger cambia las partes vocales tan sanguíneas de Gilmour por recitados en plan spoken word y el resultado es horrendo. La gran paradoja del asunto es que antes de la edición original del disco para una parte del público y la prensa que no conectaba con la propuesta de Waters y cia, Pink Floyd era el paradigma de la banda aburrida y pretenciosa, y “The dark side of the moon” llegó para justamente cambiar un poco ese prejuicio con canciones mucho más redondas y no tan voladas; en cambio acá las conversiones de Breathe, Time (Sin el solo de Gilmour no es “Time”) Great gig in the sky, Money y Us and them al quitarle todo lo bueno que tenían las originales no solo no funcionan sino que se volvieron completamente aburridas, además dada la modalidad pretenciosa a la hora de interpretarlas a nivel vocal hace que los 48 minutos de duración se hagan eternos. Si fuera un disco de material nuevo pasaría como un disco experimental más producto del ego de Waters, pero el problema es que se metió con un disco glorioso y más para quienes amamos a semejante obra maestra, pese a quien le pese.
Curiosamente la prensa especializada en uno de sus inéditos raptos de lucidez y dignidad (Esa misma que perdieron cuando empezaron a alabar a Greta Van Fleet) terminaron aniquilando a “The dark side of the moon redux” y al ego de Roger, y la verdad es que dichas críticas negativas tienen sentido; claro que no podían faltar algunas páginas que en su desesperación por ganar unas pocas visitas salieron a chuparle las medias a Roger de un modo ya pornográfico. Me juego las pelotas que no faltará quien me diga “Es que te aferras mucho al original” cuando no es tan asi: hace 20 años el grupo Easy Star All-Stars hizo “Dub side of the moon”, una versión en Reggae (Música que no es santa de mi devoción) del disco pero manteniendo la esencia del original y el resultado no solo fue creativo sino también muy entretenido. No se puede decir lo mismo de este “Redux” además de que no aporta nada es exageradamente depresivo y aburrido. Hace poco Roger (en otro de sus derrapes) declaró “Cuando hicimos Dark side of the moon tenía unos 29 años de edad, y hoy quise interpretarlo como alguien de 80 años…”. Y nada, Roger, si quieres hacer cosas de alguien de 80 años visita más seguido a tus nietos y juega con ellos o ve a darle de comer a las palomas en algún parque, pero por favor deja el legado de Pink Floyd en paz…
Canciones
«Speak to Me»
«Breathe»
«On the Run»
«Time»
«The Great Gig in the Sky»
«Money»
«Us and Them»
«Any Colour You Like»
«Brain Damage»
«Eclipse»