«Un disco lleno de contrastes y matices con una producción mejorable.»

Reseña de Sikanda

Cuando tuve conocimiento de la existencia de esta banda, Delalma, fue para mí una buena noticia. Y es que la desaparición musical de Ramón Lage me pareció una gran pérdida musical pues su trabajo con Avalanch fue más que notable. Además, esta nueva formación contaba en sus filas con gente más que solvente: Manuel Seoane, guitarrista y además compositor principal en este disco, Manuel Ramil como teclista y además encargándose de los arreglos y la producción. Para completar la banda se unieron el bajista Jesús Cámara y Dave Lande con la batería.

Se podría decir que para esta primera incursión musical nos ofrecen un disco conceptual.  Y es que este álbum nos llevar a conocer la convulsa vida de un hombre llamado Lázaro, hacinado en un sanatorio abandonado de una pequeña localidad llamada Cesuras durante más de 20 años, y que buscaría forjar finalmente el resurgir de su vida, una vida hundida por errores del pasado.

La portada es obra de Gustavo Sazes y muestra muy bien lo oscuro, inquietante y opresivo que resulta el disco. Una obra muy Edgar Allan Poe con los pájaros en primer plano. En cuanto a la producción, de la que, como dije antes, se ha encargado el propio Manuel Ramil en su estudio de Ares, en A Coruña, no es todo lo perfecta, clara o nítida que debiera. Es más, los primeros temas, como comentaré después, pierden un poco debido a su sonorización. Suenan extraños, como maqueteros, de grabación casera y la verdad todo eso desmerece el producto final.

La banda emplea para el título de su primera grabación el propio nombre del grupo: “Delalma” y nos ofrece doce temas de muy diversa factura, que pasan sobre todo por un metal melódico, con toques de hard rock, progresivos… todo con un aura oscura, melancólica y opresiva como la historia que quieren contar. Todo arranca con “Acto de Fe” que empieza con el teclado marcando unos sonidos extraños, asfixiantes al que luego se le unen el resto de instrumentos, pero un poco demasiado flojos, con ese ambiente de maqueta cutre que decía antes. Suenan lejanos, poco definidos. Y esto hace que un corte que podría ser fantástico resulte un tanto mediocre. Hasta la voz suena demasiado resaltada en comparación con la parte musical. Algo parecido sucede con “Renegar de ti”, muy melódico, con buenos arreglos, toques de heavy metal clásico… pero que no llega a ser lo que debiera por la producción, a la que achaco los mismos fallos que en el corte anterior.

Por suerte, esto parece arreglarse en “Mañana vuelve a oscurecer”, al menos parcialmente. Ramón exprime su voz y nos ofrece distintas tesituras, más dulces, más desagarradas… es el tema de más fuerza, ritmo y velocidad del disco. Las guitarras nos ofrecen unos riffs pesados, densos. Un tema más cercano al power, con gran presencia del teclado y que quizás en directo sea uno de los que más gane. “Ritual” cuenta con una base rítmica muy marcada y un marcado carácter melódico. Cantada en primera persona es todo un grito de esperanza, de deseo de cambiar. Y es que las letras están muy cuidadas, trabajadas. Un tema que me recuerda a Avalanch en cuanto al estilo. La guitarra suena más afilada, más limpia que en otros sencillos.

“Y aún siento estar allí” me ha gustado por la dulzura que desprende. Un tema con mucha atmósfera, ampuloso, con una guitarra que más parece una española que una eléctrica. La voz de Ramón suena más grave que en otros cortes sin que por ello pierda elegancia. Se puede apreciar un protagonismo para todos los instrumentos y unos arreglos que de nuevo recuerdan a la ex banda del cantante. “Pido a Dios” es un pequeño corte instrumental de piano y violín de mucha belleza que se ve interrumpida por los gritos del protagonista de esta historia. Y con esa especie de intro llega “La última noche”, la balada del disco. Muy, muy melodiosa con las seis cuerdas en acústico y la voz de Ramón un poco más aguda y cargada de sentimiento y fuerza. Algo que ya sabíamos que se le daba genial. Gran presencia del teclado que le da un toque especial.

“Luz ni tiempo” sobrepasa los 10 minutos de duración. Comienza cauteloso, oscuro, asfixiante para luego ir desgranando riffs pesados y muy duros. Al ser un tema tan largo, atraviesa diversos momentos: algunos cargados de fuerza y potencia, otros más tranquilos… hay una parte narrada por la voz de un niño (inevitable acordarse de la canción de ese mismo título de Avalanch) … es como una representación entre varios personajes y Ramón encarna a lo que parece el bien y al que simula al mal, poniendo una voz negra, oscura, de risa siniestra… Es como la dicotomía entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal. Se hubiera agradecido una producción más cuidada con un tema tan elaborado. ¿Y ahora qué?  Es de nuevo un medio tiempo intimista que comienza con el sonido de una lluvia fina. Sigue la línea de metal melódico, con muchas orquestaciones y ambientaciones, como viene siendo tónica habitual en este disco. Es casi una balada en el inicio. La guitarra aparece muy limpia, con un solo muy trabajado.

Otra canción que nos presentaron antes del lanzamiento del álbum fue “El mirlo”. Una figura que aparece en la letra de varios temas como un símbolo del protagonista. Unas voces infantiles en el comienzo dan paso a un corte melódico en el que, de nuevo, echo en falta una mejor producción para que los instrumentos no suenen tan embarullados y la voz tenga menos eco. Un corte potente, muy heavy en algunos momentos, con buenas baterías ensombrecido por su sonido.

“Cárcel de Cristal” fue el primer adelanto de este disco y causó mucha expectación y ganas de escuchar más. Es uno de los temas más elaborados, una buena presentación de la banda y que quizás generó más expectativas de las que luego ofrece este trabajo. Con una melodía que se acerca al hard rock, al Aor tiene mucha fuerza interior y Ramón Lage realiza un gran trabajo a las voces bien acompañado por el resto de instrumentos.  En otros momentos aparece como un gran tema del heavy metal clásico, marcado sobre todo por Manuel Seoane con la guitarra. Sin duda uno de los temas más reseñables de este Delalma .Para cerrar este trabajo llega “Quédate” con el piano de Manuel Ramil como protagonista en el inicio y las seis cuerdas de nuevo en acústico. De fondo, el retumbar del trueno. Un sencillo cargado de sentimientos, con unos bonitos coros y mucha fuerza en la parte central. Deja buen sabor de boca.

En resumen, este disco tiene muchas cosas buenas: letras cuidadas, un estilo propio y personal o la recuperada y bonita voz de Ramón Lage, pero también es cierto que es un trabajo que no entra a la primera escucha. No es fácil de asimilar, hay que ir descubriendo matices, buscando su belleza y su fuerza. Y la producción no resulta del todo fina que debería para una banda que es profesional al 100%.

 

DELALMA:

Ramón Lage: Voz

Manuel Seoane: Guitarra

Manuel Ramil: Teclado

Jesús Cámara: Bajo

Dave Lande: Batería

 

Temas:

Acto de Fe

Renegar de Ti

Mañana Vuelve a Oscurecer

Ritual

Y Aún Siento Estar Allí

Pido a Dios

La Última Noche

Luz ni Tiempo

¿Y Ahora Qué?

El Mirlo

Cárcel de Cristal

Quédate

 

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