Calificación: 6,50/10 Género: documental

“Sangre, sudor y locura”

Reseña de Christian Dárchez

El caso de la ahora ex fisicoculturista Sally McNeil durante los 90’ fue uno de los casos mas sórdidos y mediáticos de la historia americana y uno de los segundos casos donde fisicoculturistas quedaban envueltos en hechos delictivos; justamente en 1995, mismo año que Sally McNeil asesinó de 2 disparos a su marido el también fisicoculturista Ray McNeil en un supuesto acto de autodefensa, la banda del “Sun Gym” encabezada por el fisicoculturista Daniel Lugo caía y era arrestada por  un secuestro y 2 asesinatos, los cuales les valieron Daniel Lugo y Adrian Doorbal la pena de muerte en 1998. Aunque en esa época dicho caso no fue tan mediático (aunque llevado al cine por Michael Bay en 2013 con la peli “Sangre, sudor y gloria”) el de Sally si tuvo bastante cobertura en los medios y muchos lo compararon con el de Lorena Bobbit (mencionado en este documental que hoy me ocupa) que cansada de los abusos físicos le cortó “el amigo” a su entonces esposo John Bobbit mientras dormía. Ahora que Netflix se cebó con el tema de los documentales y con la serie “Dahmer” (de la que me ocuparé pronto) y a principios de Noviembre se estrenó la miniserie de este caso noventero que dejó su huella profunda tanto en América como en la comunidad del fisicoculturismo; y aunque en mi opinión dista de ser del todo bueno, cumple con su objetivo de informar sobre los hechos ocurridos.

“Killer sally: la fisicculturista asesina” es una serie de apenas 3 capítulos que se va construyendo de a poco mediante el testimonio de la misma Sally, sus hijos, amigos, conocidos como también el abogado que la defendió en el juicio como también el fiscal que la condenó; un sujeto que dado su oficio se expresa fríamente en lo referido a Sally y a su caso. Estoy mas que seguro que dicho fiscal después de este documental no va a ser muy popular entre los grupos feministas de la actualidad jejeje. Dejando de lado la broma (que algo de verdad tiene) el documental a cargo de la directora Nanette Burstein presentan un muy buen trabajo desde los aspectos técnicos en lo que se refiere tanto a las entrevistas donde los involucrados se expresan libremente tanto en sus testimonios como en sus catarsis personales como también presenta un muy material de archivo y bien manejado, algo vital en este tipo de propuestas. En el primer capítulo no solo se cuentan los difíciles comienzos de Sally en su infancia y adolescencia sino también cuando fue miembro de los marines, se interesó por el fisicoculturismo y conoció a quien sería su esposo, el también fisicoculturista Ray McNeil, una bestia de casi 2 metros que tenia que entrar de costado por las puertas sino que de paso explora el mundo y la subcultura del fisicoculturismo en USA. Bueno acá no puedo opinar mucho porque nuestro jefe Crom seguramente entiende mucho mas del tema que yo jejeje. En este capítulo la pareja de fisicoculturistas es retratada como la pareja ideal que no solo se preparaban juntos para las competencias y se filmaban todo el tiempo y los hijos de Sally tildan a su padrastro como alguien muy carismático. En el segundo capitulo el registro cambia por completo cuando se retrata la personalidad narcisista y violenta de Ray que tras esa fachada de gigante bonachón puertas para adentro era la peor pesadilla de los suyos y acá tanto Sally y sus hijos dan constancia de eso en los duros relatos acerca de los episodios de violencia doméstica que dicen que fueron víctimas; pero que según Sally ella (como según una psiquiatra asegura en el documental) sufría del “sindrome de mujer maltratada” y por eso siempre lo perdonaba, ademas de que ella trabajaba duro para poder conseguir los esteroides que Ray consumía. Pero al llegar el tercer capitulo las cosas se ponen demasiado raras puesto que pasamos de un capitulo donde nos contaron que Ray era lo peor del mundo (que seguramente no era ningún santo) y de golpe y porrazo nos dicen que Sally también tenia lo suyo con el tema de la violencia (puesto que también consumia esteroides) que hasta su hijo lo admite y muy suelto de cuerpo y casi con sonrisa de oreja a oreja en su rostro narra la vez que su madre golpeó salvajemente al padre de un compañero suyo de la escuela, tambíen se muestra un informe de un apercibimiento que sus superiores le labraron debido a sus episodios de insubordinación y conductas violentas y que llegó a golpear a amenazar de muerte a la amante de su esposo. Por mi parte me pareció genial que la directora haya querido tambíen mostrar el lado oscuro de Sally pero el problema es que ese desbalance en el armado del documental deja a uno descolocado; y mas si no conocía bien este caso con anterioridad. El resto se enfoca en la cobertura mediatica que se le dio al caso y el posterior juicio que debió enfrentar donde se comprobó que el asesinato de Ray no fue a raiz de un episodio de violencia domestica como aseguró Sally sinó que las pruebas forenses arrojaron que se trató de un asesinato premeditado puesto que Ray quería abandonar a Sally para irse con su amante. El epilogo obviamente trata de la liberacion de ella tras pasar unos 25 años en la carcel donde la relación con su hija es bastante unida pero no con su hijo que asegura que su madre debió pensar mejor las cosas…¿En que quedamos? ¿Primero hablaste pestes de Ray y ahora sales con eso? Por ese tipo de cosas y en su estructura el documental flojea bastante.

Mas allá de las cosas que recalqué en el análisis, creo que “Killer Sally: la fisicoculturista asesina” frente al material de ficción que suele estrenar la plataforma de Netflix, es un documental que vale la pena ver y que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo por ahora no terminé de sacar la mía…

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