“La fórmula enferma… Digo, perfecta”

Reseña de Christian Dárchez

Puede sonar un tanto tendencioso lo que voy a decir a continuación, mas a sabiendas que en esto de la música (o cualquier otro arte) en cuestión de gustos hay un abanico entero de posibilidades, pero la primera mitad de los infames años 90’ al menos para el Rock y Metal fue por demás auspiciosa. Si no me creen vayan a los archivos y verán que muchos discos claves y sumamente exitosos se editaron prácticamente desde 1990 hasta el 1995 mas o menos. Lo que vino después fueron mas bien hechos aislados que aprovecharon la decadencia de la moda imperante de aquel momento (como Korn barriendo a la onda alternativa por ejemplo) pero nada comparado a lo que fue la primera mitad de esa década.  Y el quinto disco de los americanos Ministry es un gran ejemplo de ello.

Primero hagamos un poco de historia, o aunque sea tratar de contar un poco de la complicada y enrevesada génesis de este disco: los comandados por el cubano/americano Al Jourgensen venían del éxito considerable de su cuarto disco “The mind is a terrible thing to taste” (1989) con el cual hizo su debut el guitarrista Mike Scascia (QEPD) en dicha gira que también fue un éxito. Tan así fue que su sello Sire (subsidiaria de Warner Bros.) le dio carta blanca a Jourgensen para el próximo disco junto con un adelanto de casi un millón de dólares. Grueso error, puesto que con Scascia el bueno de Jourgensen no solo había encontrado a su ladero ideal para sus retorcidas composiciones sino también un compañero de andanzas y se la pasaban totalmente drogados la mayor parte de día y grababan noches enteras sin dormir no solo material para Ministry sino también para lo que sería el segundo disco de las “Vergas revueltas” o mejor conocido como Revolting Cocks, el otro proyecto de Jourgensen. Los meses fueron pasando y Scascia que le había agarrado el gusto a la cosa dejó Rigor Mortis (su anterior banda) en 1991 y se convirtió en miembro oficial de Ministry, al mismo tiempo que los de Sire querían saber si la banda tenía algún material con el cual justificar el jugoso adelanto que les habían dado; y como se imaginarán gran parte de ese dinero fue a parar a las venas de Jourgensen y Scascia por lo que ellos le enviaron una versión casi demo de “Jesus built my hotrod” con Gibby Haynes de Butthole Surfers como voz invitada. No hace falta aclarar que al escucharla los de Sire por poco mas les agarra una úlcera y comenzaron a presionar a Jourgensen para que entregue algo mejor que “El pedazo de mierda” que este les envió. No se sabe como pero Jourgensen persuadió al sello para que le dieran un millón mas ¡y extrañamente estos terminaron aceptando! Ya con los bolsillos llenos nuevamente y con un par de ideas dando vuelta por su cabeza para las composiciones nuevas, Jourgensen y los suyos se trasladaron a Chicago con el fin de comenzar la grabación aunque no sin antes ir al Loolapalooza a ver a la banda de su amigo Trent Reznor Nine Inch Nails donde se dio la famosa anécdota de Jourgensen noqueando de una trompada a Henry Rollins tras una discusión en el backstage. Ya en Los Wax Trax Studios de Chicago (Propiedad de los Cheap Trick) surgió otro problema: durante una noche juerga en el estudio, una chica conoció a un dealer y se fue a su casa con el y ella murió de sobredosis de heroína; tanto la prensa como las autoridades culparon a la banda por el hecho, pero al no poder demostrar nada de lo que se les acusaba terminaron expulsándolos de la ciudad. Decididos a terminar las sesiones se trasladaron a los estudios Royal Recorders de Wisconsin y según como contó Jourgensen hace un par de años la idea salió del bajista Paul Barker con el objetivo de mantener sobrio a su lider con el tema de las adicciones, pero esto no sirvió de nada ya que tanto a Jourgensen como a Scascia no les importaba manejar varios kilómetros 2 veces por semana y arriesgarse a que la policía los detenga con tal de conseguir drogas. Así de complicada y alocada fue la gestación de este disco y a poco días de cumplirse 30 años de este lanzamiento es bueno hacer un repaso de uno de los discos claves de esa época.

“Psalm 69: The way to success and the way sucked eggs” o simplemente “Psalm 69”, quinto disco de Ministry editado el 14 de julio de 1992, fue el punto de quiebre para la carrera de los comandados por Al Jourgensen.  Es que es así: antes de que la pirotecnia, los penes de goma y la parafernalia sexual de los alemanes Rammstein se pusiera de moda; fue con este “La formula para triunfar y la formula para chupar huevos” que el metal industrial como estilo en sí que empezó a ser tomado mas en serio. Atrás (muy atrás) quedaron los días a lo Depeche Mode de “With sympathy” (1983) y “Twitch” (1986) puesto que con este disco Jourgensen y los suyos, ademas de adaptar muy bien su propuesta a los tiempos que corrían, que comenzaron ser una de las pesadillas vivientes de la siempre hipocrita sociedad yanqui. La entrada de Scascia (que venia del palo del Thrash y el Speed metal) fue determinante en este caso puesto que las numerosas capas de guitarras pesadísimas en lugar de volver todo mas repetitivo le dio aristas tanto a Jourgensen como al bajista Paul Barker (la mayor parte disco la compusieron ellos) para crear enfermedades sonoras como la pared sónicas que adorna la entrada con N.W.O donde además de las guitarras machacosas y rifferas, los samplers y las bases bailables pueblan el ambiente, eso por no hablar de los tonos oscuros de Jourgensen en la canción donde letrísticamente se lo veía mas comprometido con la realidad mundial tocando temas de política. Si, a estas alturas para Jourgensen no todo eran ironías y referencias sexuales; seguida de otro gran tema como lo es Just one fix y su ataque metalero a puras guitarras y algún que otro arreglo industrial sumado a la inclusión de unas lecturas del escritor y ensayista William S. Burroughs, o sea un drogón igual que Jourgensen y Scascia jejeje. Los aires a lo Death Metal primigenio y el Crossover en TV II se condensan con los gritos desaforados de Jourgensen y le dan pie al Thrash Metal veloz y pesado de Hero otro de los grandes puntos altos del disco. Luego vendría otra de las canciones mas locas del disco: Jesus built my hotrod esta vez arreglada para la ocasión y con capas y capas de riffs y machaques, bases velocísimas y la voz enferma de Gibby Haynes de Butthole Surfers que entre efectos distorsionados y las incoherencias que dice hacen de la canción un coctel bizarro e irresistible. La cosa se ponía mas oscura y densa con la extensa Scare crow cuyo único punto en contra es la de volverse un tanto repetitiva. La entrada sinfónica y apocalíptica (como robaron muchos de acá jejeje) de Psalm 69 le daban paso a un Thrash de paso firme y lento donde a nivel lírico se juega tanto con la obra de Aleyster Crowley “The book of lies” como con la posición sexual 69. Para el final llega la pared de samplers y guitarras enfermas de Corrosion y la desolada y lisérgica Grace a puro samplers cierran de manera perfecta los casi 45 minutos que dura esta estruendosa  enfermedad sonora.

 

“Psalm 69” al momento de su edición fue muy bien recibido tanto por el publico como por la prensa de aquel momento con muy buenas reseñas y a nivel ventas anduvo muy bien: en su país natal logró las certificaciones de oro y 3 años después llegaría a platino como también llegó al puesto 27 del Billboard americano a lo que le siguió una muy exitosa gira de presentación. Eso sin olvidar la nominación al grammy de “N.O.W” como mejor canción de metal en 1993. Claro que como conté antes la gestación del disco y todo lo que lo rodea fue complicada y la elaboración de la portada no fue la excepción: al principio la relación entre el fotógrafo Paul Elledge y Al Jourgensen no fue de las mejores, pero después de una noche de parranda tanto Jourgensen como Elledge terminaron llevándose muy bien. Algo que se tradujo en el poco tiempo que le llevó a Elledge diseñar la portada y a Jourgensen le gustó tanto que lo terminó eligiendo para dirigir el video de “Jesus built my hotrod”. Como podemos ver hoy con el diario del Lunes, el éxito de “Psalm 69” terminaría siendo la condena para Ministry puesto que para el próximo disco tenia una responsabilidad enorme de aunque sea igualar el suceso del anterior y cuando llegó el flojísimo “Filthy pig” (1996) Ministry comenzaría su etapa oscura de la que saldría unos años después tirándole con todo al grandísimo hijo de puta de George W. Bush. Ya lo dijo Jourgensen en esos tiempos: la formula para triunfar que es todo te chupe un huevo. Palabras mas que sabias!

 

 

 

Ministry 1992

Al Jourgensen: voz, guitarra y teclados

Mike Scascia: guitarra

Louis Svitek: guitarra

Paul Barker: bajo, coros y programaciones

Bill Rieflin: batería

 

Tracklist

1 N.W.O

2 Just one fix

3 TV II

4 Hero

5 Jesus built my hotrod

6 Scare crow

7 Psalm 69

8 Corrosion

9 Grace

 

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