Reseña del último álbum de estudio de la banda israelí con un cambio de estilo principal.

Tres años después de su anterior álbum Orphaned Land nos trae un nuevo disco de estudio que hasta ahora ya ha recibido buenas críticas tanto de sus seguidores habituales, como de nuevos oyentes de todos los estilos del metal.

El principal artífice de la banda, el guitarrista Yossi Sassi ya nos sorprendió el pasado año con su primer álbum en solitario, el cual tenía muchas influencias de Joe Satriani y que sin duda merece mucho la pena. Tan solo un año después llega All Is One de su banda principal en el que sigue incluyendo los instrumentos típicos de la música folk de Oriente Medio.

La temática del disco se puede detectar con tan solo traducir el título del mismo, “Todo es uno”. Si observamos la portada podemos ver que están los tres símbolos religiosos que desde miles de años han estado enfrentados en múltiples guerras. El cristianismo, el judaísmo y el islam esta vez están juntos creando una situación de paz, hermandad y unidad entre los pueblos. Así lo expresa la banda en su sitio web:

Tenemos fans en todo Oriente Medio. Vivimos en un lugar en el que muchas personas enemigas aún tienen una cosa en común, que son fans de Orphaned Land. En estas tierras de huérfanos y sangrientas guerras santas, nuestra única arma es la música y la esperanza de crecer para comprender que “todo es una sola cosa”.

El trabajo en general está basado en la tregua de paz que se dieron Alemania y Gran Bretaña en 1914, en Navidad durante la Primera Guerra Mundial. El tema que más relata este hecho es “Let The Truce Be Known”.

El grupo ha sufrido cambios con respecto a los anteriores discos y lo que más se puede notar es la falta de los ritmos progresivos y de death metal que venían siendo habituales. Este disco es más folk que otra cosa pero con buen gusto. Está muy bien trabajado ya que han participado más de cuarenta personas entre violinistas, coro y arreglos de fondo.

Pero el cambio no ha sido de golpe ya que podemos escuchar temas como “Fail” con toques de death, “Freedom” con aspectos más progresivos o la joya final “Children” de carácter más rock setentero sinfónico.

Sin duda un buen disco que estará dentro de los grandes de su género y que gustará a más gente de la esperada. Quizá tenga la mala suerte de quedar detrás de su antecesor, en el cual la buena mano del inglés Steven Wilson dejó una joya en toda regla.

El disco lo forma:

  1. All Is One
  2. The Simple Man
  3. Brother
  4. Let The Truce Be Known
  5. Through Fire And Water
  6. Fail
  7. Freedom
  8. Shama’im (cantada en hebreo)
  9. Ya Benaye (cantada en árabe)
  10. Our Own Messiah
  11. Children

Formación:

       –  Kobi Fahri: voces, coros y narraciones.

       –  Uri Zelcha: bajo.

       –  Yossi Sassi: guitarras, oud, saz, bouzouki, chumbush y coros.

       –  Chen Balbus: guitarras, bouzouki, piano, xilófono y coros.

       –  Matan Shmuely: batería y percusión.

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