«Riot Propaganda y Ministry ponen el Resu patas arriba desde el calentamiento»
Escrita por José Meh.
Pues ahí estuve. Cuarta vez consecutiva que me acerco a ese maravilloso municipio gallego llamado Viveiro que, tras 361 días de una tranquilidad asombrosa, vuelve a vivir cuatro de desenfreno con hordas de peludos vestidos de negro peregrinando su evento anual imprescindible, el Resurrection Fest. Ese festival que empezó con el empeño de unos fans de la vida que querían traer a Sick Of It All a su pueblo y que la semana pasada celebró su decimotercera edición encabezada por dos leyendas inconfundibles de nuestro rollo como Scorpions y Kiss junto al mayor valor en alza del rock actual, Ghost. Junto a ellos, 97 bandas más repartidas en cuatro escenarios dentro de un recinto que ya es, según palabras de alguna banda, la meca del Metal nacional. Esta vez, por primera en mi corta carrera, acudía con la pulsera de prensa para cubrir el festival para Dioses del Metal, todo un honor y, a su vez, un reto apasionante para un servidor. Ahora procedo a contaros qué tal estuvo la jornada del miércoles, esa warm-up party encabezada por unas leyendas de culto del Industrial Metal como Ministry y que dio muchísimo de sí.
Tras un eterno viaje desde Santiago, el siempre complicado ejercicio de ingeniería que supone montar la tienda de campaña en el Resucamp (batimos nuestro record de rapidez, creo que solo tardamos cuatro horas y treinta y cinco minutos) y asentarnos en Viveiro (es decir, ir a comer como gorrinos) nos adentramos en la Warm-up, que esta vez cambiaba de escenario. Hasta ahora había sido en la carpa, pasando este año al Ritual Stage patrocinado por cierto licor de los más traicioneros que la humanidad ha sido capaz de crear. Este año, vete a saber por qué, cambiaron de nombre el Ritual y el Chaos Stage «para evitar confusiones» y creo que fue contraproducente, pero en fin, les seguimos llamando «el mediano» y «la carpa». ¿Por dónde iba? Ah, sí, llegamos al ahora conocido como Ritual stage cuando los gallegos Golpe Radikal estaban cerrando su bolo. Pude escuchar sus últimos temas, practicantes de un Hardcore/Punk muy de la escuela de unos Habeas Corpus, SA o Madball, zapatilla clara que ya tenía moviéndose al público presente. Lamento no explayarme más con esta banda, vi poquísimo rato como para valorarlos bien, pero me dejaron muy buenas sensaciones y ganas de verlos mejor a la próxima.
A los que ya sí vi enteros fue a los asturianos Teksuo, de los que había escuchado un par de temas en la playlist oficial del festival y me parecían interesantísimos. Practican un Metalcore muy contundente, bien groovero con dejes de Deathcore y empezaron a soltar tema tras tema, no tenían mucho tiempo para tocar y había que ir a zapatilla. El sonido les fue de menos a más, al igual que la entrega del público, que armó un tímido circle pit ya al primer tema y fue aumentando la locura a medida que iban cayendo temas. Abrieron con el tema One Of A Kind, de su EP Nure Onna y siguieron con Father Of Lies, mientras tanto podíamos valorar la capacidad vocal de Diego, jugando bien con sus diferentes registros y quedamos prendados del buen gusto por la melodía de sus dos guitarristas, bien dotados de técnica. Mientras seguían cayendo temas de su discografía como The Swarm, perteneciente a su último EP Diamonds editado este mismo año y que venían presentando, la veloz Negative Breed o Born In Blood, la banda iba ganándose al público con un derroche de actitud y garra. Cerraron su notable concierto con los temas Holes, en la que Diego bajó a cantar sobre el público, y Buried, dejando el nivel altísimo con un bolo memorable. Me pareció una de esas bandas que transmiten una enorme pasión por lo que hacen, es algo que todas tienen (si no, se dedicarían a una música que les permitiera ganar pasta, no?) pero que no todo el mundo es capaz de transmitir con la fuerza y la claridad que lo hacen, por ejemplo, Teksuo. Salí muy contento de su show y, ahora que me los he puesto con calma en casa, me los quedo como uno de los descubrimientos del Resu. Muy bien. Pero ojo a lo que vino después, eso si que no me lo esperaba, el electro-core (?) de los británicos The Qemists puso patas arriba todo el recinto del festival, presentando su último trabajo, Warrior Sound, hicieron saltar hasta a las señoras que paseaban el perro por el puerto de Celeiro. Con solo un DJ, batería y dos frontman a cada cual más frenético, dieron un show muy contundente. Con ritmos claros y machacones, Bruno Balanta se erigió como la estrella del show, repartió presencia y carisma, demostrando ser de esos tipos que lo llevan en la genética, acabando incluso haciendo crowdsurfing mientras interpretaba uno de los últimos temas. El fulano manejó los tiempos del concierto con una maestría brutal y, con todo, The Qemists hicieron que hasta yo, que soy alérgico a la electrónica, saltase como un hijo de perra. Fue un conciertazo, aunque creo que habría sido ideal para cerrar la jornada cuando ya lleváramos varios litros de alcohol en vena, pero estuvieron enormes.
Tiempo para ir a por una cerveza mientras entraban en escena Riot Propaganda, en su gira de despedida. La formación, creada por una aleación de Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus, dieron un concierto muy bueno, la verdad. Mira que no caso absolutamente nada con su estilo y lo cierto es que, al poco rato, me acaba gastando, pero lo mismo le pasó a mi colega con Ministry después, estamos hablando de gustos y ahí cada uno tiene el suyo y cree que solo el de los demás apesta, como ocurre con el culo. Lo cierto es que Riot Propaganda sonaron muy bien y sus letras reivindicativas y de protesta llenaron el recinto ante muchísima gente muy entregada a su mensaje. Temas como Bienvenido Al Paraíso, que canté hasta yo, La Huelga, El Miedo Va A Cambiar de Bando o su tema homónimo, con el que cerraron, hicieron saltar, poguear y armar circle pits y walls of death desatando la locura con su mezcla de Rap y Metal durante los cincuenta minutos de su enérgica actuación. Al poco rato tocaba bailotear con el punk de una leyenda, Jello Biafra (ex-Dead Kennedys) se acercaba a Viveiro con su Guantánamo School Of Medicine a repartir un poco de punk de vieja escuela. En un show más sencillo que el de los anteriores, no acabó de cuajar entre el público salvo cuando cayeron los temas de su banda madre, Nazi Punks Fuck Off, Holiday in Cambodia, California Uber Alles… ya sabéis, esos que conoce cualquier Punk que se precie. El concierto no estuvo mal del todo, pero sí bastante por debajo del nivel visto ese día. Por su parte, Biafra sigue haciendo gala de una actitud y un estado de forma encomiable a sus sesenta años, sin parar de moverse, hablando en castellano cuando podía y con una energía que ya quisiera yo a mis veinticinco. En fin, un concierto correcto, aunque me supo a poco, eclipsado por el alto nivel visto en la jornada. Disfruté mucho más su concierto en Palma de hace tres años, desde luego.
Y nada, quedaba cerrar, para un servidor, la warm-up con la banda que me obligó a dormir un día más en el camping, los impepinables Ministry del alcohólico anti-Trump Al Jourgensen. Con un pato hinchable con la cara del actual presidente de EEUU presidiendo el escenario, los americanos venían presentando AmeriKKKant (valga la semi-redundancia), su último trabajo de estudio que ha flipado a algunos y repugnado a otros (la crítica del siempre certero compañero Chris lo deja claro) pero lo cierto es que a Al se la suda si os ha gustado o no, pues Ministry abrieron como abre el disco, con I Know Words, Twillight Zone y Victims Of A Clown, que atronaron de lo lindo con un gran sonido y una puesta en escena digna de la banda, con un proyector tirando videos al fondo del escenario (muy mal calibrado, por cierto, imagen minúscula para una pantalla bastante grande) y la imponente presencia de toda la banda. Mientras la lluvia amenazaba con aparecer, siguieron con tres trallazos que contrastan con lo largo y machacón de los primeros temas, Punch In The Face, LiesLiesLies y We’re Tired Of It metieron cera de la buena mientras el tito Al acababa con las reservas de Estrella Galicia de toda la comunidad gallega (vino a hablar el redactor que se acabó todo el calimocho del festival). Más temas de AmeriKKKant, que protagonizó el setlist, como Wargasm o la infumable Antifa (esa sí que te compro que no la aguanta ni Dios) dejaron paso a los temas clásicos del repertorio de la banda, N.W.O., Just One Fix o una estratosférica Thieves, que se escuchaba hasta en Ourense. So What cerraba el show de Ministry por todo lo alto, un concierto memorable en el que el setlist basado en su último disco funcionó mejor de lo que esperaba y atronó que dio gusto. Fue un placer disfrutar de la enorme presencia sobre las tablas que tienen tanto Al Jourgensen como toda su banda en un auténtico conciertazo con el que cerré la jornada.
Me apetecía ver a Powerflo, pero el madrugón tras dormir una mierda, el trayecto del viaje y el pensamiento de que quedaban tres días de festival me hicieron enfilar la cama. De todas formas la jornada del miércoles fue muy satisfactoria, vimos una buena ronda de conciertos memorables, me llevé a casa el descubrimiento de Teksuo y The Qemists, taché de mi lista de pendientes a Ministry y salté como un corzo con Riot Propaganda, nada que objetar ni que añadir. Ahora tocaba descansar entre las juergas montadas en el Resucamp para afrontar tres jornadas maratonianas de conciertos que es contaré en las próximas entregas. Por cierto, al final se juntaron 12.000 almas en un nuevo récord para la jornada del miércoles del Resurrection Fest, menos mal que esta fue en el «escenario mediano» y no en «la carpa».